Cuando la serpiente se hizo dragón

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Bandera de tres colores
yo te doy mi corazón
te saludo mi bandera
con respeto y con amor.
Es el saludo de un niño
que siempre ha de ver en ti
algo grande y respetado
bandera de mi país.
POESíA POPULAR

Millones de mexicanos crecieron cantando esta canción. Los lunes, en la escuela preescolar, después de hacer honores a la bandera, entonaban estas estrofas, mientras observaban impresionados el enorme trozo de tela ondeando.
Para los mexicanos, la bandera representa el orgullo nacional, la identidad, algo grande y respetado, motivo por el cual durante septiembre, mes en que se conmemora la lucha de independencia, las calles se visten de verde, blanco y rojo, con todo tipo de objetos: trompetas, sombreros, sarapes y banderas.
Estos productos no escapan de contar con la etiqueta made in China. Los mismos irrumpen y violentan el mercado nacional, al tiempo que atentan contra el modus vivendi de miles de familias mexicanas que por tradición se dedican (o dedicaban) a la fabricación de artículos de la temporada.
Don Gilberto, un vendedor ambulante de banderitas, proveniente de Toluca, señala que las banderas piratas se distinguen, entre otras cosas, por la calidad de la tela. “En las chinas es más delgada y están mal hechas. Por eso son más baratas, pero mucha gente las compra, porque es para lo que les ajusta”.
Los chinos las fabrican, las envían en contenedores que llegan a todos los puertos del país y se ponen a la venta a precios bajos. Para ellos, manufacturarlas representa 70 por ciento menos de lo que le cuesta a un productor mexicano, según la Unión Nacional de Productores Artesanales, que estima que el 90 por ciento de estos ejemplares son elaborados en China.
Esta misma organización reconoce que carece de cifras reales acerca del número de artesanos que las producen, pero se habla de entre seis y ocho millones, aunque algunos productores de estos artículos afirman que no rebasan los tres millones. Aseguran que cada vez son más los talleres que se ven obligados a cerrar.

Una tradición que se extingue
En Jalisco quedan menos de cinco familias fabricantes de banderas, las que realizan trabajos de calidad. Son personas que todavía elaboran sus productos con sentimiento, amor y con el buen sentido de la estética que requiere esta artesanía, señala con nostalgia don Gabriel Hernández, quien por más de 56 años las ha elaborado.
Su negocio ya no es tan grande. Los mejores años quedaron atrás, pero el gusto por trabajar y hacerlo bien se mantiene intacto.
Don Gabriel se reconoce exigente, y orgulloso menciona que su bandera no es comercial, como la que venden en carritos en las esquinas de cualquier calle. “Si las producen por miles, es como echarle agua a la leche”.
Sentado frente a un viejo escritorio que luce una bandera china y otra estadunidense, toma un estandarte mexicano de su producción. Mide 2.10 por 1.50 y muestra sin modestia su manufactura. La toca y habla del material: “esta calidad no se ve en cualquier parte. Por este tejido puede entrar el aire y ondea maravillosa”.
Enseguida se queja de que los textileros ahora están vendiendo telas chinas de mala calidad y siguen ofreciéndolas al precio de México. En ese sentido, critica la falta de ética.
Don Gabriel retoma su bandera y muestra los colores: “este verde olivo es el original, esta blancura y el rojo vivo. No sé porqué ahora lo cambian todo”.
Recuerda que hasta hace unos 15 años, la Secretaría de Gobernación se daba a la tarea de enviarle un folleto que especificaba los lineamientos y las prohibiciones: “creo que ya no están al pendiente. Los colores que ponen ahora en las banderas son de chile y jitomate. En las americanas el águila parece zopilote remojado y las chinas son unas porquerías”.
Don Gabriel, quien distribuye a consulados y a los mejores hoteles de la república, se reconoce triste porque el comerciante se niega a pagar la calidad pedida. “A los grandes industriales no les interesa la mano de obra humana de excelencia. No se fijan en los detalles. Por eso se ven tantas cochinadas, pero uno tiene la culpa: queremos producir poco y vender caro”.
“El contrabando y la tecnología de punta son factores para que los negocios donde fabrican banderas tengan un futuro gris. Antes todo se hacía a mano. Hoy los chinos y sus computadoras sustituyen costureras y bordadoras. Esas máquinas que no entienden de sentimiento, son las que elaboran el orgullo nacional. ¡Y qué más da si el verde es limón y el águila mira para el lado rojo.”

Sin políticas públicas que protejan
La doble moral de algunas instancias gubernamentales permite que objetos manufacturados en países asiáticos se ofrezcan en nuestro país a precios más bajos y con la leyenda made in China, como ocurre con las banderas mexicanas que venden en las calles del país con total impunidad y en perjuicio de los compatriotas que las fabrican.
“La invasión de estos productos está correlacionada con las aduanas, con las normas de comercio exterior y con las políticas públicas que se deben imponer para proteger a la industria mexicana que paga impuestos,”, aseveró el investigador de la Universidad de Guadalajara, Carlos Orozco Santillán.
Su apreciación es que la actuación de instancias gubernamentales es tibia y con una doble moral: “por un lado hablan de proteger a la empresa mexicana que genera empleo y por el otro sabemos que entran miles de contenedores con productos que ponen en desventaja a los mexicanos. Lo peor es que son comprados por comerciantes voraces y la potencial utilidad es para ellos”.
Orozco Santillán, quien es profesor de cultura y desarrollo tecnológico, del Centro Universitario de Arte, Arquitectura y Diseño, enfatizó que el gobierno debería proteger a la empresa mexicana con el registro de derechos, como lo establece la misma norma de comercialización, no solo cuidando la calidad y rentabilidad de los productos”.
En su carácter de presidente de la comisión del trabajo, en el Congreso local, dijo conocer empresas tapatías que han cerrado sus puertas ante la falta de demanda. “Hay casos como el de una microempresa legalmente constituida que fabricaba la bandera nacional y ahora sólo se dedica a producir banderines de futbol”.
Admitió que si bien carecen de estadísticas oficiales, presume que muchas imprentas y negocios de banderas se fueron a la quiebra. “Bastaría con acercarse a la decimoquinta zona militar. Allá se hacía todo este tipo de material para las fiestas patrias. Ahora vamos a encontrar que ya casi no se fabrican, porque llegan en contenedores y en paquetería desde los puertos más importantes del país”.
Advirtió que si no regulan y dan prioridad al productor nacional, “un día todos los mexicanos vamos a terminar siendo vendedores ambulantes y ofreciendo productos de cualquier industria del mercado asiático”.

Banderas chinas protegidas
El artículo 34 de la ley que rige el escudo, la bandera y el himno nacional, señala que los ejemplares de la bandera nacional destinados al comercio, deberán satisfacer las características de diseño y proporcionalidad establecidas en el artículo tercero.
El único requisito para su reproducción y venta, se refiere al material, colores, matices, el escudo y el manejo que se le dé, comentó el profesor Armando Salvador Orozco Santillán, quien imparte la clase de derechos de autor, en el Departamento de Artes Plásticas, de la UdeG.
Recordó que en el caso de México, las autorías se pierden después de 70 años de muerto el autor y quedan a disposición de quien desee reproducirlas.
La única limitante es que ofendan el orgullo del país.

Testimonios

Juan José Murillo
La verdad yo no he visto las banderitas hechas en China, pero sabía que las están vendiendo aquí. Eso me parece muy mal. El gobierno debería poner más aranceles para no perjudicar a la economía nacional. No las compraría, aunque fueran más baratas. Hay que apoyar la economía de México.

Leslie (turista americana)
Completamente de acuerdo que se vendan. Lo que sea más barato y se pueda comprar más barato es mejor para la gente.

Deborah (turista americana)
Absolutamente en desacuerdo. Es la bandera mexicana y tiene que ser hecha en México.

José Luis Sandoval (turista de Culiacán)
Definitivamente se tiene que combatir ese comercio chino. ¿Dónde queda el trabajo de los mexicanos? Nosotros mismos tenemos que apoyar la economía de nuestro país. Es ilógico que compremos productos chinos en estos días de orgullo patriótico. Es una vergí¼enza que los mexicanos compremos esas banderas nada más porque son más baratas.

Lourdes Acosta
El año pasado mi jefe mandó comprar banderas para ponerlas en la oficina y nuestra sorpresa fue descubrir que decían made in China. Al principio nos dio risa, pero después nos enojamos mucho, porque no puede ser que los chinos hagan negocio hasta con nuestros propios símbolos patrios. Es una burla. Ni porque sean más baratas las tenemos que comprar. ¿Dónde queda nuestra dignidad y el amor por nuestra tierra?

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