Cuando el río suena…

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090213 Ciudad y Región Marcha de protesta por la muerte de Miguel Angel López Rocha por la contaminación del río Santiago en el centro de la ciudad. Mamá del niño miguel angel, Carmen Rocha. Foto: Tonatiuh Figueroa

El río, signo de vitalidad, comenzó a enfermar a los habitantes de sus márgenes y cuando ya ni una gota de agua pura llegaba a la ciudad, alguien decidió hacer algo.
“Fue cuando la sociedad civil despertó, comenzó movilizarse para reclamar su derecho al ambiente saludable y a la calidad de vida. Los medios se dieron cuenta del gran número de personas afectadas y le abrieron un espacio al tema”, recuerda el periodista Agustín del Castillo, del diario Público. Es así que comienza a gestarse en la sociedad civil el conocimiento del problema ambiental de la cuenca del Lerma-Chapala-Santiago.
Guillermo Gómez, reportero de Ocho Columnas, se remonta a 1988, cuando Chapala enfrentaba un momento crítico, por el descenso en su nivel.
“En el diario El Occidental era muy común encontrar al detalle la situación del lago. Lo cual obligó a todos los medios a voltear a Chapala. Porque eso es lo que a veces pasa, está en crisis y todos vamos al lago, ya que se normaliza nos olvidamos un poco de él.”
El interés de los medios de comunicación refleja la importancia que tienen en el balance político las poblaciones con relación a la capital del estado.
“Los medios de comunicación deben de ver el problema del Santiago como un asunto integral. No el puro tramo que corresponde a El Salto y Juanacatlán. Por ejemplo, hay un lugar que se llama Atotonilquillo, donde los habitantes tienen problemas con la contaminación. Tienen —al igual que en El Salto— problemas con los niños, de ámpulas en la piel, infecciones en los ojos, de las vías respiratorias. Pero están en un punto chiquito que no pinta mucho. El Salto ha hecho ruido porque está cerca de la zona metropolitana, porque impacta. Y también porque pensando en la imagen, la cascada y la suciedad te impresionan. Y a veces como medio necesitamos de la imagen, para transmitirle al televidente o al lector lo que sucede”, señala Gómez.
En un país con una baja tasa de lectores, la radio y la televisión llegan a más personas. Sin embargo la cobertura de la prensa escrita ha sido más sostenida; y es que a pesar de que los mayores impactos mediáticos han sido para los medios electrónicos, las evidencias importantes han sido publicadas primero en los diarios. Convirtiendo así al tema de la contaminación en la cuenca del Santiago en alta prioridad en la agenda pública.
“Hay que ser más críticos como medios de comunicación, ya que se cae en la tentación de convertirse en parte de la noticia. Analizar el papel en la cobertura de los temas, entenderse como intermediarios entre todos los grupos sociales y ser un puente informativo para aquellos que no tienen acceso a la opinión pública. Debe ser una cobertura llena de matices” indica Del Castillo.
En contraste, Enrique Cervantes del grupo radiofónico Notisistema defiende la cobertura mediática.
“Creo que los medios han hecho su trabajo. Han concientizado del problema, le han puesto atención permanente. Tristemente no ha habido una respuesta oficial satisfactoria. Y todo lo que se ha hecho por aminorar la contaminación del río Santiago y la cuenca del Ahogado han sido como aspirinas que nada más sirven para tranquilizar a la opinión pública, pero que en nada han contribuido para reducir el índice de contaminación de esas aguas.”
Los medios pueden criticar, dar luces a un problema, y ser menos parciales, aportar elementos y dejar que la sociedad tome sus propios juicios. En definitiva, analizar con responsabilidad el problema.
Para Agustín Del Castillo “la censura existe, hay medios que responden al viejo esquema político de control, donde la información es poder y lo que se publique afecta a ciertos grupos”. Sin embargo, para Cervantes, en Jalisco “el periodista trabaja con buenos márgenes de libertad. Y más allá de la censura, quizá lo que pueda modificar su criterio es la autocensura, que a veces es peor que la censura misma.”
Para presentar en toda la diversidad de opiniones es necesaria una amplia documentación. Tal como señala Guillermo Gómez periodista de Ocho Columnas, “hay que documentarse. En la época en que yo empecé a recorrer la cuenca hace 20 años no había otra manera de hacerlo. Hoy en día tienes una herramienta tan importante como internet, una gran herramienta de los periodistas investigadores”.
Ante la gravedad de la crisis ambiental que vive la cuenca del Santiago, los reporteros no se pueden dar el lujo de improvisar. Tienen que capacitarse en el tema.
“El medio debe buscar la formación de ese profesional en su fuente. Pues todavía la noticia ambiental pierde primacía ante la nota política y económica”, remarca Agustín del Castillo.
“Quizá el tema político es más redituable porque genera anuncios. Por eso el tema ambiental a veces sale de la agenda noticiosa teniendo aún detalles sin resolver. Se convierte en un asunto olvidado y una materia pendiente a resolver. Pierde el sentido de relevancia a pesar de que afecta a toda la sociedad de manera directa.” Asienta Sergio Hernández.
El dicho popular reza “cuando el río suena, agua lleva”. Por la reverberación que tiene la contaminación que sufre la cuenca del Santiago en los medios de comunicación, la sociedad tapatía puede encontrar un reflejo de sus aciertos y errores al lidiar con sus retos.

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