Crisis y migración en el Norte de Jalisco

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La profunda crisis económica en la que está entrando el mundo globalizado a raíz de la debacle financiera iniciada en los Estados Unidos, tiene implicaciones particularmente importantes para las regiones con gran tradición migratoria como es el caso del Norte de Jalisco. De acuerdo al índice de intensidad migratoria que elabora el Consejo Nacional de Población (CONAPO), siete de los diez municipios de la zona tienen una intensidad migratoria “alta” o “muy alta”. Cabe aclarar que este indicador se refiere únicamente a la migración internacional, es decir, prácticamente muestra la migración hacia los Estados Unidos; en el caso de la Zona Norte del estado, los tres municipios que son considerados de intensidad migratoria baja o media, reflejan también flujos migratorios elevados pero que no se dirigen hacia los Estados Unidos. De tal manera que en su conjunto el Norte de Jalisco es una región de altos volúmenes de emigrantes.
Un análisis riguroso de los datos demográficos nos ha permitido estimar que, de 1990 a 2005, emigraron de esta región más de 43 mil personas, lo que representa el 58 por ciento de la población promedio regional de ese mismo periodo. Para que tener una idea de lo que esto significa, cabe mencionar que en esta región sólo habita el 1 por ciento de la población total de Jalisco y, sin embargo, de aquí sale el 3 por ciento de los emigrantes del estado. Esta es la causa principal del proceso de despoblamiento regional que vive el Norte de Jalisco desde hace 30 años.

Efectos de la crisis para el entorno regional. Posibles escenarios
Una gran parte de los habitantes de esta zona mantiene fuertes vínculos con parientes emigrados a Estados Unidos. De acuerdo a las cifras de la CONAPO, entre el 20 y el 31 por cientos de los hogares recibe remesas en los municipios de mayor intensidad migratoria como Huejúcar, Totatiche, Santa María de los íngeles, Villa Guerrero, Colotlán y Huejuquilla el Alto. Estas remesas representan en la mayoría de los casos la principal fuente de ingresos familiares y este rubro es el que ha recibido las primeras afectaciones desde el último trimestre del año pasado como consecuencia de la crisis. La reducción en las remesas que eran enviadas a México, y que habían mostrado una tendencia a la alza en años anteriores, representa el principal efecto negativo de la crisis que se percibirá directamente por la población regional.
En cuanto a los flujos migratorios regionales el impacto de la crisis puede ser muy distinto al que podría pensarse. Resulta muy tentador plantear que ante un escenario de estancamiento o decrecimiento económico se incrementarán los flujos de emigrantes, puesto que la población saldría a buscar mejores oportunidades. Sin embargo, si revisamos lo ocurrido en lo relativo a los flujos migratorios regionales durante el más reciente periodo de crisis que se vivió de 1995 a 2000, podemos afirmar que el volumen de emigrantes fue un 26 por ciento menor al que se presentó entre 1990 y 1995, y un 45 por ciento menor a la emigración ocurrida entre 2000 y 2005. No obstante, esta reducción en los flujos migratorios podría empezar a manifestarse con mayor claridad a partir de 2010, cuando los efectos de la crisis comiencen a sentirse en el ámbito regional.
Por lo anterior, el retorno masivo de migrantes originarios del Norte de Jalisco no resulta un escenario muy probable tomando en consideración que la mayor parte de la emigración hacia Estados Unidos se orienta hacia la residencia permanente y aunque un número importante de migrantes pierdan su empleo durante este periodo seguramente preferirán quedarse básicamente por dos razones. Con todo y crisis las oportunidades de empleo son mayores allá, que las que pueden encontrar actualmente en sus lugares de origen. Además otro aspecto que reduce las posibilidades de un retorno importante de migrantes en esta región es el ambiente de inseguridad que se que se percibe desde hace varios meses entre la población de esta zona a raíz de una serie de acontecimientos delictivos y operativos del ejército que se han presentado en diversos poblaciones y municipios de Zacatecas y del Norte de Jalisco.
Un aspecto interesante para tomarse en cuenta es que una coyuntura de crisis económica puede representar una oportunidad para el desarrollo endógeno de la región, si se buscan áreas estratégicas que permitan aprovechar las potencialidades que hasta ahora han sido poco atendidas. En este sentido, el papel de los centros universitarios regionales —como es el caso de CUNorte— será de suma importancia para enfrentar de la mejor manera posible el periodo de adversidad económica que estamos próximos a experimentar.

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