El incremento de automotores, la intensa carga vehicular, la falta de un eficiente transporte público y de planeación urbana, traen consigo no sólo efectos ambientales y en la salud de la población, sino también costos económicos.
Parte del problema es que en la ZMG no hay una vinculación directa entre la planeación del transporte y la urbana, aseguró la jefa del Departamento de Proyectos Urbanísticos, del CUAAD, Dolores del Río. Explicó: cada vez son creados mayores polos de generación (viviendas en Tlajomulco o El Salto) y polos de atracción (centros de servicios o comerciales), por lo que todos viajan a Guadalajara u otras ciudades, desplazándose con una sola opción. “Entonces, si no coordinamos los polos de atracción y de generación hacia donde se está yendo la gente y no tenemos alternativas de desplazamiento más que el modo de transporte privado, entonces vemos incrementado los problemas que tenemos”.
“A partir de que no existen nuevas alternativas de desplazamiento vamos a seguir con el aumento de los vehículos particulares, de la contaminación, las distancias y el tiempo de traslado”.
Por su parte, la investigadora del Departamento de Química, del CUCEI, Olivia Peña Ortiz, señaló que cada vez que un vehículo arranca o frena son emitidos diversos contaminantes. Por cada litro de gasolina empleada, son emitidos alrededor de dos y medio kilogramos de contaminantes al ambiente. Cada que hay combustión, los automotores liberan gases como dióxido de carbono y agua, pero cuando es incompleta, arroja óxidos de nitrógeno, monóxido de carbono, óxidos de azufre e hidrocarburos que no se queman.
El problema es que no se miden ni están normados los compuestos orgánicos volátiles. “Dentro de los hidrocarburos, hay compuestos que tienen más átomos de carbono y otros que tienen menos. Todos esos compuestos se engloban en los compuestos orgánicos volátiles y que hay más de 200 tipos”, y que también tienen efectos en la salud humana.
