COVID-19 cambia las costumbres funerarias

Las restricciones en los velorios para evitar los contagios durante la pandemia han introducido modificaciones que en muchos casos podrían quedarse: habrá que ver si en el futuro prevalecerá la observancia de las tradiciones o los beneficios económicos que comporta un ritual reducido

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Foto: Adriana González

Los cambios en los ritos funerarios durante la pandemia por COVID-19 podrían ser permanentes, y es que hay dos posibilidades: que en el futuro se acorten los ritos funerarios o que la gente vuelva a sus costumbres anteriores, afirmó la académica del Departamento de Ciencias de la Salud Poblacional, del Centro de Tonalá (CUTonalá), Imelda Orozco Mares, al hablar sobre la investigación “Duelo y rituales funerarios en tiempos de pandemia”.

De acuerdo a testimonios de personal que trabaja en funerarias, hubo gente que modificó sus costumbres al no poder hacer una velación prolongada, ya que así lo exigen las medidas de prevención para reducir riesgos de contraer COVID-19, pero a la vez se dieron cuenta que es más barato, señaló la investigadora.

La académica indicó que habrá que esperar para verificar si la modificación permanece o si se retomará la costumbre vigente antes de la pandemia de velar a los muertos.

Foto: Adriana González

Antes del COVID-19 la mayoría de las personas iban a velorios en los que había mucha gente y se podía permanecer parte de la tarde, toda la noche, parte del día siguiente, y a partir del año pasado, en muchos casos, esto no sucedió, y hubo quienes se dieron cuenta que es más barato rentar por un rato un ataúd y cremar el cuerpo del ser querido.

Algunos empleados que trabajan en funerarias señalan que podría ser una tendencia el que les llamen para recibir el cuerpo, hacer el tratamiento y cremación, y les entreguen las cenizas.

Esta opción, aunque más económica, podría representar un cambio cultural en el ritual, dijo la investigadora y añadió que durante el año pasado era frecuente la velación del cuerpo de un ser querido por alrededor de cuatro horas. Algunos cuantos familiares cuyo ser querido no murió por COVID-19 sí podían estar toda la noche.

Es muy importante para muchas personas estar con su familiar, despedirse, escuchar sus últimas palabras y cumplir sus últimos deseos. Todo esto no se pudo dar en muchos casos  en este año y medio en el cual se ha vivido con la pandemia, dijo.

Detalló que la velación al cuerpo de un ser querido por unas cuantas horas puede ser uno de los factores que favorezca la depresión, ansiedad e incertidumbre. Pues de repente les asaltan dudas sobre si era el cuerpo o no de su pariente fallecido, en caso de que no lo hubieran visto.

Foto: Adriana González

Indicó que no necesariamente implicaría generar un sentimiento de depresión si en un futuro la costumbre fuera velar el cuerpo de un ser querido unas cuantas horas. “Para que algo así sea aceptado debió antes normalizarse, entonces ya se vería como lo normal”.

Aclaró que antes del COVID-19 un rito de velación podía durar veinticuatro horas. “Entregaban el cuerpo, la familia iba a la funeraria, y al menos una noche se velaba el cuerpo, se rezaba y lo demás que se hace en un velorio. Al día siguiente había misa, después el entierro o cremación, y se continuaba con el novenario, eran momentos en los que la familia que había sufrido la pérdida se sentía acompañada y reconfortada”.

Aclaró que en pláticas sobre el tema con algunos alumnos que provienen de pueblos, éstos señalan que en su lugar de origen los ritos funerarios siguen siendo como antes de la pandemia. Por lo que podría ser un fenómeno de la ciudad.

Explicó que los ritos funerarios tienen una historia cultural y religiosa. Estos ritos de despedida son una necesidad humana, y hay rastros de ritos de despedida en diferentes culturas, a lo largo de la historia.

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