Correr en cuatro

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El teatro es, antes que un espectáculo, una experiencia vital. El asistente se abre a las sensaciones y si lo que ocurre frente a él es poderoso, acepta la convención de dar crédito a lo que pasa en el escenario para involucrarse de diferentes formas. Iker Vicente es un artista escénico y plástico que no teme a rebasar las fronteras disciplinares para crear su propio universo.  Con motivo de la octava edición del Festín de los Muñecos, Vicente llega al Foro Periplo (Prisciliano Sánchez 790, Centro) para presentar sus Correrías sin prisa. Las nuevas aventuras de Lazlo Lozla y la banda sin fin, un trabajo que ya fue presentado en el museo del Chopo en la Ciudad de México. Se trata una exposición que exhibe un grupo de personajes articulados hechos de madera, alambre, tela y pequeños huesos de aves, que recorren cuatro circuitos gracias al impulso de un sistema de poleas, bandas y manivelas que los propios visitantes pueden operar. Se trata de una instalación que revela secretos del teatro de títeres al construir una bella metáfora de una de las acciones más cotidianas y fundamentales de nuestra humanidad: caminar.

La liga Teatro Elástico es un colectivo artístico cuyo corazón se encuentra en la experimentación.  Iker Vicente junto a la bailarina, actriz y directora Jaqueline Serafín, encabezan este grupo de diseñadores y artistas que viven el teatro a partir de experimentar con la multiplicidad de relaciones —elásticas— que éste establece con otras disciplinas, fundamentalmente plásticas. La Liga, juega con distintas estrategias experimentales y constructivas que le permitieron la realización de estos objetos animados. En principio hay una recuperación de piezas simples, cotidianas, e incluso de desecho a las que les añaden elementos orgánicos que favorecen de algún modo la humanización de los muñecos. Al diseño de cada personaje se  añadieron tecnologías mecánicas tan antiguas como básicas para conseguir el movimiento, que es el alma de esta instalación. El sistema que genera los desplazamientos queda absolutamente expuesto, transparentando “la magia” del artista, sin embargo al desnudar el artefacto también se impulsa la imaginación de los visitantes.

Correrías sin prisa… es una extraordinaria oportunidad de cambiar el punto de vista del espectador, así como de activarlo. Para quienes asistimos, el montaje de estos circuitos de madera y sus corredores es una invitación a reproducir lo mismo que ellos hacen, es decir, caminar. En la circulación está el encanto que será revelado gracias a nuestra propia energía. Más que en cualquier pieza escénica, la vida de los personajes depende claramente de la disposición y la fuerza de los asistentes. La instalación de las piezas no tiene un solo frente ni telón alguno.  Las correrías de los personajes se dan sobre una serie de pistas en las que pesadas hormas de zapato, avanzan delante y detrás de personajes humanos y animales cuya anatomía está sugerida por líneas de alambre, madera, pelotas y contrapesos.

Uno de los mejores signos de crecimiento de un festival cultural, en lo que a programación se refiere, es la integración de actividades que dentro del ámbito disciplinar, trascienden la tradición y sus límites. El Festín de los Muñecos entrega cuentas positivas luego de siete días de presentaciones, de intercambio y de ofrecer experiencias en las que el público dejó el asiento para disfrutar su propio caminar.

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