Comunidad contaminada

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Los plaguicidas, utilizados para eliminar a los insectos que causan daños a los cultivos de tabaco (especialmente en los países tropicales), son los causantes de que los fumadores padezcan cáncer, enfermedades neurológicas, abortos, daño genético y otras enfermedades, debido a que inhalan estos residuos gasificados.
El proyecto “Huicholes y Plaguicidas”, que coordina la doctora Patricia Díaz Romo, desde los noventas, ha documentado que los plaguicidas contaminan los mantos acuíferos, arroyos, ríos, mares, la biodiversidad y la salud de las personas. También han provocado resistencia y mutación en insectos, hierbas y hongos. De todos los plaguicidas utilizados en los campos agrícolas de México, casi un centenar son cancerígenos, otros son mutagénicos y muchos dañan al sistema nervioso y al reproductivo.

Mano de obra indígenaÂ
Nayarit es el principal productor de tabaco en México. El cultivo se concentra en la zona Norte de la entidad, en el municipio de Santiago Ixcuin-tla. Durante la cosecha, que generalmente ocurre entre enero y marzo, los propietarios de la tierra o ejidatarios contratan trabajadores temporales, llamados jornaleros, para que realicen las labores de corte y ensarte de las hojas de tabaco. Se trata de campesinos indígenas, de los pueblos wixárika (huichol), nayari (cora) y o’dam ñi’ok (tepehuano), que habitan en las montañas del Norte de Jalisco, oriente de Nayarit, sur de Zacatecas y Durango.
Durante su estancia en los campos tabacaleros de la planicie costera, los jornaleros indígenas viven y trabajan al aire libre en las plantaciones, cocinan sus alimentos al ras del piso y con frecuencia beben agua que proviene de canales de riego, arroyos y pozos, con lo que la exposición ambiental a los plaguicidas aumenta, indica el proyecto, realizado en coordinación con el doctor Samuel Salinas ílvarez.
Explotación de niños indígenas
El documento estima que unos 600 mil niños son explotados en el campo por grandes productores y empresas trasnacionales, que les pagan salarios menores al mínimo y no cubren su ingreso a la seguridad social, aun cuando muchos terminan enfermos debido a que los cultivos son fumigados con pesticidas.
A pesar de las leyes y normas mexicanas, así como de los convenios y tratados internacionales firmados y ratificados por México (convenio 169 OIT), la gran mayoría de los niños jornaleros migrantes indígenas que trabajan en los campos agroindustriales del tabaco en Nayarit sufren las consecuencias de la explotación infantil, de la intoxicación, enfermedad y muerte causados por el alto uso de plaguicidas sintéticos o agrotóxicos de los que se abusa en estos cultivos agroindustriales, indagó Díaz Romo.

Migración indígena y abandono
En entrevista para La gaceta, Patricia Díaz Romo menciona que “el problema es mayor entre los wixaritari que emigran a la costa de Nayarit, por el uso excedente y la exposición a substancias tóxicas, plaguicidas o agroquímicos en los campos agroindustriales, que lo que usan ellos mismos en sus propias comunidades (donde también se usan, sobre todo herbicidas) y los daños son de diferentes niveles, desde problemas en la piel, intoxicaciones agudas, dolores de cabeza, náuseas, vómito, calambres, movimientos involuntarios, hasta convulsiones”.
Agregó que el desconocimiento de cómo tratar las intoxicaciones agrava el problema. “Las intoxicaciones son exageradamente frecuentes en los campos agroindustriales y a pesar de eso la Secretaría de Salud o las mismas clínicas que deben de llevar los registros de estas personas que se van intoxicando, muchas veces ni siquiera tienen una idea de que los padecimientos provengan de estas afectaciones, por lo cual no son registradas y los números oficiales que se ofrecen son demasiado bajos comparados con la realidad”.
El jefe de la Unidad de Apoyo a las Comunidades Indígenas de la Universidad de Guadalajara (UACI), Juan Manuel César Díaz Galván, refiere que “el abandono de los sistemas productivos de las comunidades indígenas obliga a que salgan de ellas a trabajar en otros lugares, es decir: si tuvieran formas de empleo digno y apoyo en sus formas de producción tradicional no tendrían necesidad de emigrar”.
Una de las causas principales de la emigración de los indígenas es la falta empleos dignos en sus comunidades. “Si fueran apoyados en su empleo y medios de producción dentro de sus comunidades, no habría necesidad de que estos se trasladaran a otros campos como los de tabaco en Nayarit para obtener un salario suficiente para vivir”.Â
Por su parte, la doctora Maite Cortés, directora del Colectivo Ecologista Jalisco advierte que los tóxicos en las comunidades huicholas son una complicación progresiva y latente “mientras las personas no sufren un daño inmediato no los consideran como un problema, no creen que esas substancias sean dañinas. Este problema de percepción hace que la gente se exponga de manera cotidiana a los venenos, de ahí la necesidad de que las personas estén al tanto de las consecuencias de estas substancias”.
Pero el proceso de concientización no es tan fácil. “La gente no ve los problemas como algo que les aqueje en su vivencia personal, aunque a la larga efectivamente les dañe crónicamente”.

¿Qué hace el gobierno frente a esta problemática?
La Secretaría de Desarrollo Social (SEDESOL) implementó el Programa de Atención a Jornaleros Agrícolas, el cual construyó albergues para niños jornaleros indígenas en los campos tabacaleros de Nayarit, llamados Centros Florece.
Sin embargo, este programa ha demostrado ser insuficiente ante la gran cantidad de familias que se ven obligadas, dados los bajos salarios, a incluir a sus hijos como fuerza laboral. Además, no está tomando en consideración las características culturales de la población que atiende, ya que no ha involucrado a las autoridades indígenas para definir las estrategias de funcionamiento de los centros y tampoco ha contratado personal bilingí¼e, a pesar de que en la zona viven hablantes de lengua wixárika (huichol) y castellano que podrían funcionar como asesores lingí¼ísticos, indica el documento “El cultivo del tabaco se va… Jornaleros y Plaguicidas… se quedan”, realizado por Patricia Dí¬az Romo y Samuel Salinas.
¿Qué impide dejar de usar los plaguicidas? La doctora Patricia Díaz responde: “El problema es económico, ya que hay unas enormes ganancias en la venta de estos productos por parte de seis compañías farmacoquímicas y petroquímicas que generan estos venenos: Aventis, Dupont, Bayer, Syngenta y BASF, estas compañías no quieren dejar de tener esas ganancias y hacen lo que sea posible con tal de seguir comerciando con estos productos a nivel mundial”.
“En países como Suiza, Alemania o Japón ni siquiera es posible producir estos tóxicos debido a la gran contaminación existente en esos lugares, por lo cual se van a otros países a generar los venenos y contaminar los demás sitios del planeta”, Añadió Díaz Romo.
En opinión del jefe de la UACI, la solución radica en primer lugar en que el gobierno tiene que hacer valer el convenio 169 de la OIT sobre pueblos indígenas y tribales en cuanto a las condiciones de trabajo que se ven sometidos los indígenas. Aunque la principal responsabilidad recae en el gobierno federal por otorgar permisos para que estas empresas realicen de forma discrecional su labor económica.
Por su parte, la doctora Díaz Romo enfatiza en que la forma ideal de evitar estas afectaciones a la salud, es dejando de usar los agroquímicos, “hacer un cambio radical en las políticas públicas y recurrir a los cultivos orgánicos. Se ha demostrado que es totalmente posible, factible y recomendable el dejar de usar todos estos químicos tóxicos, tanto por la contaminación que se evita en su uso, como por la calidad de los productos que se generan”.
Añadió que el reto es vivir sin plaguicidas, y no solamente en los campos agrícolas. Por ello es necesario tomar acciones para evitar que este daño se siga agravando. “De esta manera, los consumidores debemos exigir a los productores que nos ofrezcan calidad y no nos envenenen como lo han hecho hasta ahora”.

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