Comprometerse con el planeta

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Aunque todo indica que en la próxima Conferencia sobre el Clima París 2015 por fin terminen las diferencias entre los países y pueda darse paso a un documento que sustituya al Protocolo de Kyoto, el daño que ha sufrido el planeta es irreversible, pues actualmente se sufren las consecuencias de las emisiones de gases efecto invernadero de hace 70 u 80 años y durante este siglo se manifestarán los que actualmente se emiten.

Ante un escenario de sequía y hambruna derivadas de este fenómeno, expertos resaltan la necesidad de que todos los Estados-nación —desarrollados o no desarrollados— asuman su compromiso con el planeta y muestren una voluntad política para sacar adelante ese gran acuerdo, y no suceda como con anteriores instrumentos que quedaron sólo en el papel.

“Este es un reto que no puede resolverse sin toda la participación de la comunidad internacional. No sólo tiene que ver con voluntad política, sino con los esquemas de desarrollo de las naciones”, señaló la embajadora Socorro Flores Liera, directora general para Organismos y Mecanismos Regionales Americanos de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) durante una ponencia en el Taller de Derecho Internacional realizado recientemente en la Universidad de Guadalajara (UdeG).

Por eso, la cumbre de París es la cita definitiva para concretar ese anhelado gran pacto entre 196 países que presentarán sus planes nacionales de cambio climático. La ambiciosa meta será firmar un acuerdo universal, con el que la temperatura global pueda reducirse de dos grados centígrados y disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero en un 40 por ciento para el año 2030 y un 60 por ciento para 2040 con respecto al nivel de 1990, que es el año tomado como parteaguas para las mediciones. La idea es que el acuerdo sea obligatorio para que los firmantes emprendan estrategias efectivas de mitigación, adaptación y transformación tecnológica a energías renovables.

“Luego de que en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el cambio climático en Copenhague, de 2009, se concluyó con muchos desacuerdos, México tuvo que ejercer su liderazgo y en la próxima conferencia con sede en Cancún, en 2010, a nuestro país le tocó reanimar un proceso moribundo y buscar consensos. Lo logró y esta conferencia terminó con el aplauso generalizado”, recordó  Flores Liera al analizar el papel de México en el tema de cambio climático.

La catedrática de la UdeG, Raquel Gutiérrez Nájera, cuya línea de investigación es precisamente el cambio climático, coincide en que para la próxima conferencia que se realizará en París se vislumbra la expectativa de concretar un acuerdo ambicioso en la materia.

“Todo apunta a que la energía concentrada en esto sí va a permitir que haya un documento que vincule a todos los países internacionalmente, firmen o no el Protocolo. Porque hay muchos países que no han firmado, como efectivamente Estados Unidos o Canadá. Pero que esto no quita que estos países estén haciendo actividades en materia de mitigación y adaptación al cambio climático”.

Afectación irreversible
La atmósfera está deteriorada por los seis gases de efecto invernadero que provocan el calentamiento global: dióxido de carbono (CO2), gas metano (CH4), óxido nitroso (N2O), y tres gases industriales fluorados: hidrofluorocarburos (HFC),  hexafluoruro de azufre (SF6) y perfluorocarbono (PFC).

Las actividades que más han menoscabado el entorno ambiental son la minería, la deforestación, la industria y el manejo inadecuado de residuos. “Tenemos que aceptar que el cambio climático es una realidad y que, aun cuando el aporte de México sea insignificante, de alguna manera contribuye en el ámbito de nuestro desarrollo a mitigar o aumentar las capacidades adaptativas de nuestro país al cambio climático”, señaló Gutiérrez Najera.

Los países desarrollados son los mayores responsables de la emisión los gases de efecto invernadero. Estados Unidos y China aportan el 45 por ciento de esos contaminantes y a pesar de ello no forman parte el Procolo de Kyoto. Otras naciones que aportan bastantes  gases nocivos son Rusia, Japón y Reino Unido.

El gobierno de Barack Obama no lo ratificó porque el instrumento obliga sólo a los países desarrollados a cumplir metas cuantitativas de reducción y no a países que también cuentan con competidores directos de empresas norteamericanas, a los que no se les aplicarían controles de emisión.

Otros países reacios al protocolo son Canadá, Brasil e India. México, como el más contaminante de Lationoamérica, será el primer país emergente en presentar un plan nacional en esta materia. En contraste, los 15 países europeos que firmaron el Protocolo han cumplido la meta de aminorar un 8 por ciento la emisión de los gases con respecto a 1990.

Flores Liera explicó que este deterioro ambiental forzosamente se traducirá en impactos sociales, como la migración y la reubicación de personas de las islas del Pacífico, que en un futuro quedarían sumergidas, o de países en desarrollo que sufren los efectos de los gases.

La solución, dijo, pasa por que todos los países aporten soluciones con un  principio de responsabilidades comunes, pues aunque efectivamente no todas las naciones tienen la misma responsabilidad,  lo que sÍ tienen todos es el deber de tomar medidas según su capacidad.

“Las cartas están en la mesa, es tiempo que los Estados-nación no eludan su responsabilidad en este tema que requiere de la cooperación internacional para evitar la desaparición de la humanidad”, finalizó.

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