Clínica contra el humo

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Acudir al Hospital Civil de Guadalajara “Fray Antonio Alcalde” para dejar de fumar es una buena opción para cumplir al pie de la letra la Ley General para el Control del Tabaco, que fue publicada en el Diario Oficial de la Federación el 30 de mayo de 2008, y que entrará en vigor el 26 de noviembre. El nosocomio alberga una clínica enfocada para tal propósito a cargo del doctor Octavio Campollo Rivas.
La clínica presta varios servicios, desde atención a los fumadores para que dejen el cigarrillo, hasta cursos de capacitación para los consejeros de clínicas enfocadas a ese objetivo. “Tenemos un programa intensivo de 10 semanas para las personas que desean abandonar el cigarrillo. Aquellos que todavía no están convencidos de las bondades que ello les puede acarrear, pueden acudir a recibir orientación y preparación para que en un futuro puedan tomar un tratamiento y dejen el hábito”.
Para quienes fuman sólo un poco y su problema no es tan grave, ofrecen material para promoción, de manera que los interesados puedan motivar a otras personas a que ya no caigan en el vicio.
No es fácil dejar de fumar. Son muchas las motivaciones que orillan a la gente a consumir cigarrillos. Es por ello que es necesario un programa cognitivo conductual, elaborado por especialistas del Hospital Civil. Éste tiene como objetivo que los pacientes cambien su manera de pensar en torno al cigarrillo y por ende sus conductas adictivas. No es tan fácil ayudar a una persona dejar de fumar.
El programa incluye consulta con los psicólogos, mínimo dos; consulta con el neumólogo (por lo general dos); y otra con el nutriólogo. En caso necesario, se incluye consulta con un psiquiatra. En promedio cuesta alrededor de 450 pesos, aunque se ajusta de acuerdo al estudio socioeconómico realizado por Trabajo Social. Vale la pena porque entre 15 y 17 consultas salen a menos de 50 pesos cada una, mucho más barato que comprar cigarrillos.

La marca de la diferencia
Lo que hace diferente a la clínica del antiguo Hospital Civil en comparación a otras es que el mencionado nosocomio es de alta especialidad. De modo que si los fumadores necesitan algún servicio de apoyo, existen los mecanismos para agilizar su tratamiento.
Al llegar una persona, lo primero que hacen los especialistas en tratar el problema adictivo es determinar qué grado de adicción a la nicotina tiene. No es lo mismo fumar uno o dos cigarros al día que una cajetilla diaria.
“Después ubicamos los objetivos que tiene la persona al acudir con nosotros. No es lo mismo trabajar con una persona que no quiere dejar de fumar que con una convencida de las bondades de abandonar el cigarrillo. En el primer caso, lo que podemos hacer es indicar al familiar que lo trajo cómo motivarlo para que deje este hábito. En el segundo caso le proporcionamos ayuda de acuerdo con sus necesidades, el tiempo que disponga y en la etapa que se encuentre dentro de los intentos por dejar de fumar. Hay personas que sufren recaídas, por ejemplo, pero que ya están dentro de la acción de dejar de fumar”.
El fumar es un hábito adictivo que trae consecuencias negativas para la salud. Está relacionado con la aparición de enfisema y cáncer pulmonar e incrementa los riesgos de sufrir un infarto. La nicotina daña al corazón, ya que puede incrementar el número de latidos por minuto. También causa un incremento de la adrenalina que tiene un efecto en el músculo cardiaco y causa taquicardia, asimismo aumenta la presión arterial. Los riesgos a la salud disminuyen en el momento que la persona deja el cigarrillo.
Una vez que la persona dejó de fumar puede incorporarse al club Vida Nueva, donde podrá encontrar a otros que tuvieron el mismo hábito adictivo. Es un grupo de autoayuda donde todos se apoyan mutuamente.

No basta la ley para controlar a fumadores
No basta una ley para que las personas dejen de consumir cigarrillos en lugares públicos. Es necesario que se haga cumplir para que sea efectiva, afirmó Octavio Campollo Rivas, responsable de la clínica para dejar de fumar, que alberga el Hospital Civil “Fray Antonio Alcalde”, al externar su opinión sobre la Ley General para el Control de Tabaco.
“¿Por qué en Estados Unidos, por ejemplo, el mexicano no tira basura, ni se pasa los altos? La actitud no tiene que ver con las sanciones porque éstas no servirían de nada si la ley no se hace cumplir. Ahí está la respuesta, pero muchas veces no lo queremos ver”.
Dicha ley fue publicada en el Diario Oficial el 30 de mayo de 2008. Por el momento hay un periodo de espera para que los restaurantes, cafés y demás establecimientos hagan adecuaciones y puedan cumplirse los reglamentos. El plazo vence en noviembre.
Entre las finalidades que contiene esta disposición se encuentran: proteger a la población de los efectos nocivos del tabaco; proteger los derechos de los no fumadores a vivir y convivir en espacios ciento por ciento libres del uso del tabaco; y establecer las bases para la protección contra el humo del tabaco. Contempla una serie de requisitos para los lugares con acceso al público, como la exigencia de que deben existir zonas exclusivamente para fumar. Éstas deberán aislarse y disponer de mecanismos que eviten el traslado de partículas hacia los espacios libres de humo de tabaco.
El incumplimiento de la ley será sancionado administrativamente por las autoridades sanitarias. Las penas van desde amonestaciones con apercibimiento, multa, clausura temporal o definitiva de un negocio y arresto hasta por 36 horas.

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