Ciudad oscura

2315
080711 Ciudad y Regi—n Inundaciones en el fraccionamiento la azucena en el Salto, Jalisco, a causa de las lluvias. Foto: Tonatiuh Figueroa

Para un desarrollador inmobiliario, un área no construida es un área desperdiciada. Esta filosofía pone en declive la seguridad y calidad de vida de los habitantes de la metrópoli. Así van las ideas del profesor investigador y doctor en ciencias biológicas de la Universidad de Guadalajara, Arturo Curiel Ballestero.
Pero ha sido ese pensamiento el que se ha impuesto en el desarrollo de la zona metropolitana de Guadalajara. Caminar por las calles de esta urbe evidencia la escasez de árboles; apenas se distinguen sobre los camellones y otros pocos en las banquetas, incluso en los parques son escasos. Cuadras repletas de ladrillo y cemento. Esa es una rápida descripción del paisaje urbano de Guadalajara.
Comenta al respecto la doctora Ana Isabel Ramírez Quintana-Carr, del Departamento de ciencias ambientales, que para que una sociedad se desarrolle armoniosamente, es necesario el contacto de sus habitantes con las áreas verdes… Guadalajara tiene un déficit en estos espacios naturales.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) señala que en una ciudad deben existir —como mínimo— 10 metros cuadrados de áreas verdes por habitante, pero en Guadalajara, según la doctora Ramírez, hay un promedio de cuatro, aunque por la mala distribución de estos espacios, hay regiones como la colonia Tetlán, en la que existe menos de un metro cuadrado de áreas verdes por habitante.
Pero, todo se tiene que construir; es la mentalidad de quienes participan en las decisiones para intervenir la ciudad. Cuando ya no hay espacio dentro del perímetro urbano, se hace en las orillas, sin importar sobre qué cauces acuíferos se construya, las situaciones del terreno o la diversidad biológica que se arruine.
Las organizaciones vecinales así como algunos investigadores expertos en el tema, atribuyen la “pésima planeación” de Guadalajara a la poca disponibilidad de los gobernantes para preservar los espacios verdes, y al modelo arcaico de urbanización que aún se aplica.
El arquitecto Daniel González Romero, presidente de la Sociedad Mexicana de Estudios de la Ciudad, del territorio y de la sustentabilidad, comenta: “Tenemos un modelo de desarrollo de la década de los años 70, que fue funcional mientras el país crecía… ahora toda la estructura nacional está en crisis”.
El doctor Curiel Ballesteros calificó como desfavorable la situación por la que atraviesa la ciudad porque “atenta contra la calidad de vida de los habitantes por las escasas áreas verdes que tiene”.
Y en representación de la ciudadanía, el presidente del Parlamento de colonias, Ludguer Kellner Skiba, comentó sobre la negativa de las autoridades a tomar en cuenta a los ciudadanos en las decisiones relacionadas con la urbanización, “las autoridades ignoran las demandas de la sociedad… la autoridad en general ahora es más autoritaria que antes”.
El resultado: una ciudad gris, devorada en sus bosques por la macha urbana. Dos de los espacios más significativos para proveer de oxigeno a la población son amenazados con convertirse en desarrollos habitacionales. Es el caso del bosque Los Colomos y el de La Primavera.

Bosque carcomido
Algunos lo llaman pulmón de Guadalajara, y es verdad, es uno de los espacios verdes que más provee de oxígeno a la ciudad; es por eso que algunos ambientalistas pugnaron para que el año pasado fuera declarado por el Congreso como írea Natural Protegida.
Parecía un bosque normal. De un día a otro llegó la maquinaria a iniciar la masacre ecológica. Comentan algunos vecinos que las ardillas corrieron a las calles después de ser despojadas de su hábitat, al igual que el resto de la fauna. Los daños provocados son irreversibles.
Expresa Virginia Acosta García, de la asociación Ciudadanos por Colomos, que “fueron removidas miles de toneladas de tierra y arrojadas a los mantos acuíferos. La capa vegetal que se llevó el emparejamiento y nivelación del terreno tardará 30 años en recuperarse, se cortaron árboles y arbustos”.
Asegura además que quienes dicen poseer el terreno, no tienen escrituras confiables, y señala al gobierno de no hacer nada al respecto, todo ocurrió “por acciones y omisiones de diferentes autoridades, aunadas al desinterés de verificar y delimitar la propiedad pública”.
De llegar a edificarse el lugar, será una construcción altamente riesgosa, pues “en opinión de los expertos es muy peligroso construir edificios en el poniente de la ciudad debido a que es el único lugar de Guadalajara donde se presenta un sistema de barrancas, las cuales se originan porque los materiales están poco consolidados”, dijo Acosta García.

Cuestión de dignidad
La Primavera es otro bosque que poco a poco es desgastado. Si se observa desde el oriente, se identifica cómo una vez más la voraz mancha urbana acaba con él. Es ahora la región de Santa Ana Tepetitlán la que está en peligro de ser masacrada, para volverse ciudad.
Fueron 552 hectáreas las que perdió el bosque de La Primavera después de haber sido reclamadas por el comisariado ejidal de Santa Ana Tepetitlán, a quienes les fueron cedidas después de interponer un amparo ante el decreto federal de írea Nacional Protegida, con el argumento de solicitar que se compruebe que La Primavera cumplía con servicios ecosistémicos de interés público. Las autoridades federales, al ser pasivas, provocaron que la comunidad ejidal ganara el juicio.
Ante la reacción de las asociaciones ambientalistas, el ayuntamiento de Zapopan, con el apoyo de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales, acordó con los ejidatarios respetar el uso de suelo y proteger al bosque de la invasión de posibles constructoras que pretendan arribar con su maquinaria. Para el doctor Curiel Ballesteros, es necesario recuperar las hectáreas perdidas, de lo contrario “el bosque quedará sujeto a la buena voluntad de los propietarios… recuperar las hectáreas perdidas va a ser recuperar la dignidad de los tapatíos, porque no es posible que con estrategias truculentas, pasen a ser de interés de un puñado de personas”.

El código urbano
Ante el desordenado crecimiento de la mancha urbana, el Congreso del estado de Jalisco optó por crear un código urbano, la iniciativa fue del diputado panista y presidente de la Comisión de desarrollo urbano, Iván Argí¼elles, con la intención de establecer parámetros en las construcciones y regular el sector inmobiliario. Sin embargo, investigadores, ingenieros, arquitectos, y ciudadanía en general protestaron contra su propuesta, pues nunca pidió la participación ciudadana ni académica.
Comenta el arquitecto González Romero: “No fue tomada en cuenta la opinión de manera abierta, pública. El código carece profundamente de una idea clara de qué tiene que ver lo ambiental con el tema del desarrollo de las ciudades. La movilidad, la seguridad pública… el uso de recursos naturales, el agua, la energía y la participación ciudadana a fondo”.
A pesar de las observaciones, la iniciativa se aprobó, dejando a la ciudad cada vez más lejos de tener un orden en su crecimiento.
La calidad de vida de sus habitantes también se pospuso indefinidamente.

Crecimiento caótico

una consecuencia más del crecimiento desordenado de la urbanización son las construcciones dentro de cauces o cuencas acuíferas, y con ello, las inundaciones. La temporada de lluvias que ha azotado a Guadalajara en los últimos días ha puesto al descubierto las construcciones realizadas sin estudio de impacto previo.
La colonia La Azucena, del municipio de El Salto, es un claro ejemplo: el lodo, las infecciones y el enojo colectivo es lo que predominan en el lugar, pues del resto no quedó nada. El Capomo es otra colonia que también sufrió los estragos del mal tiempo por haberse asentado en un lugar inconveniente, aunque estas casas aún no se terminan de construir. Escasos 3 metros de frente por aproximadamente 10 de fondo es lo que contemplan las viviendas de interés social, que sin permiso se construyeron en Tlajomulco, un municipio sobrepoblado y con escasa infraestructura de vivienda.
El crecimiento de la ciudad hacia las orillas, y último límite natural, amenaza los cerros y bosques que circundan la urbe. Es por ello que Guadalajara se encuentra en la disyuntiva: ¿crecimiento vertical u horizontal?
El arquitecto González Romero hace un análisis al respecto, y concluye en que debe de haber un equilibrio, pues en la ciudad no hay infraestructura para crecer verticalmente, ya que tendría problemas de movilidad y de los servicios básicos, pero tampoco hacía las orillas, pues el ecosistema terminaría por desaparecer. “La ciudad está diseñada dentro de un modelo capitalista, por lo que tiene que ser desigual… pero no hay un diagnóstico de la problemática de la ciudad que tenemos, antes de empezar a construir debe de existir un panorama con esa problemática”.
Las construcciones que se realizan en avenida Patria, dentro del fraccionamiento Puerta de Hierro, es una evidencia de la falta de planeación urbana. Son un total de 36 condominios distribuidos en 12 niveles, además del centro comercial Andares, pero la infraestructura vial es la misma.
Las adaptaciones que se hicieron en avenida Patria resultaron deficientes después de los escurrimientos de agua que se descubrieron en el túnel que conectará con el centro comercial Pabellón, antes de ser inaugurado. Aún así, asegura la revista Expansión, el 70 por ciento de los departamentos ya están vendidos.
Otra construcción que de realizarse también provocará conflictos en la vialidad es el que se planea en el cruce de las avenidas Patria y Moctezuma, el Proyecto Ciudadela, que consta de cinco torres con un total de 500 departamentos y un centro comercial, que en consecuencia aumentaría el parque vehicular considerablemente. Aunque además tiene el inconveniente de ser un terreno contaminado, pero los permisos, una vez más, fueron otorgados sin tomar nada de eso en cuenta.

Artículo anteriorCecilia Jaime
Artículo siguienteDictamen de admitidos a bachillerato calendario 2008 B