Casas con olor a pez

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Todos somos muchas cosas, algunas las reconocemos en nosotros y otras las ven los demás. Antes de pensar en nuestra alma y demás virtudes intangibles, nos identificamos con un cuerpo que puede tener muchas formas y tamaños. Ralph y Tomás son dos personajes con características contrastantes, el primero es gordo y además gigante, mientras que el otro es un niño, digamos…, no muy pequeño.

Juntos se aventuran para encontrar una casa, tarea compleja cuando se trata de complacer a un gigantón malhumorado como Ralph. Ellos son los protagonistas de Las casas con olor a pez dan asco, una obra del joven dramaturgo mexicano Luis Eduardo Yee, que estrenó este sábado pasado en el Teatro Experimental de Jalisco.

La actriz —y ahora directora— Paloma Domínguez es quien encabeza este proyecto acompañada del Colectivo Transeúnte, su cómplice principal. Domínguez tuvo un primer acercamiento al teatro para niños con la obra Hierbas malas, de la autora quebequense Jasmine Dubé, posteriormente también participó como actriz bajo la dirección de la experimentada Susana Romo, en Niñas de la guerra, de Berta Hiriart, un proyecto que tuvo mucha vida gracias al apoyo del programa federal Alas y Raíces, así como a la Coordinación de Artes Escénicas de la Secretaría de Cultura del Estado que permitieron que la obra se presentara también en diversos municipios de Jalisco.

Ahora Domínguez toma la batuta en este montaje que resultó beneficiado por PROYECTA. Respecto a su búsqueda como creadora escénica, Domínguez apunta que “el teatro para niños me permite continuar una ruta de exploración que me ha fascinado pues maneja un lenguaje escénico con el que me siento identificada. Este teatro me reta en el ámbito de la actuación y ahora también como directora. Creo que el teatro puede aportar al público joven como los niños, habilidades fundamentales para su desarrollo tanto individual como social”.

Este montaje en particular, busca un contacto y diálogo más estrecho con los niños, quienes tienen la oportunidad de convivir con la ficción que se está construyendo en el escenario al lado de los actores Alejandro León, Joosy Méndez y la propia Paloma, quien en la dramaturgia es un personaje en cursivas y en la escena se convierte en la mediadora entre el universo de los dos aventureros que viajan montados en un tanque y el público. El resto del cuerpo creativo lo forman Miguel Ángel Gutiérrez (quien diseñó la iluminación), Judith Portocarrero (en el vestuario) y la cantante y compositora Leiden (quien creó la música para este espectáculo).

La creación escénica tiene múltiples observatorios desde los que se construye cada aspecto que la conforma.  Domínguez en esta puesta en escena ha decidido correr el riesgo de mover su mirador, también su centro de gravedad de la actuación a la dirección, y confiesa que “si bien siempre había tenido mucho interés por dirigir, hasta ahora encontré un texto y proyecto teatral que me atrajo como imán. El aprendizaje en ambas áreas me da la posibilidad de crear mi propio discurso. La perspectiva desde la dirección es mucho más compleja, y para mí ha sido un difícil y enriquecedor proceso”.

¿Cómo reconocer nuestra casa?, ¿qué espacio es el mejor para hacer de él tu hogar?, ¿en qué te conviertes cuando estás con un amigo?, ¿cómo un gigante gordo puede ser ligero como una pelusa?, son algunas de las preguntas que nos hacemos mientras Ralph y Tomás recorren una extraordinaria ruta a la velocidad de la amistad.

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