Carlos Gay

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México carece de directrices claras de prevención y mitigación de las consecuencias del cambio climático. La estrategia nacional sobre este tema parece un mero trámite diplomático.
En entrevista, Carlos Gay, líder de los investigadores mexicanos que forman parte del Panel intergubernamental de cambio climático (IPCC), advierte que las proyecciones de este organismo se equivocaron y que las consecuencias del deterioro ambiental y el calentamiento global están más cerca de lo que creemos.

¿Cuáles serían las consecuencias que tendría nuestro país, en todas sus regiones, por el cambio climático?
Sabemos poco todavía acerca de los impactos del cambio climático en México, porque estos incidirían sobre diferentes sectores o actividades. Hemos hecho algunos estudios en el Centro de Ciencias de la Atmósfera, de la UNAM, sobre la producción de maíz de temporal (…) y de café, en Veracruz, pero la verdad es que no sabemos nada a detalle. México produce hortalizas, exporta ajo, brócoli. Hay otras regiones con productores de flores, como el Estado de México y muchas otras cosas, pero ignoramos cómo les va a pegar a estos productos del campo mexicano.
El cambio climático complica la situación actual de estos cultivos. Tenemos amenazas de carácter económico, como la apertura de los mercados, que, junto con las del cambio climático, pueden hacer que estas actividades dejen de ser productivas.
Por estudios sobre la agricultura, en especial la de temporal, que se alimenta de lluvia, sabemos que grandes regiones del país serían afectadas por los cambios de precipitación pluvial, o hay regiones que sufrirían con temperaturas mayores. Para otros tipos de cultivos no sabemos .
Se ha determinado por diferentes estudios, que la demanda de agua dentro de unos 30 años, y peor para finales del siglo XXI, superará con mucho a la posible oferta. Esto pondrá a las cuencas hidrológicas en riesgo. No podrán dar agua para uso doméstico, urbano, industrial, para la agricultura o la producción de energía. Muchas están en problemas y no satisfacen la demanda.

¿Cuáles son esas cuencas?
Las que están en mayor riesgo, son las del noroeste: Chihuahua, Sonora, Baja California, pero todo el país de una forma u otra está amenazado. Otra cuenca amenazada es la que alimenta al valle de México y en particular a la ciudad de México. También la de Chapala, por lo que se verá amenazada el área de Guadalajara.
Hay que partir de estos estudios, y en los estados, las regiones tendrán que estudiar cuáles son las actividades y los sectores de su economía que serán más fuertemente impactados por los escenarios climáticos.

¿Qué tienen que hacer? Establecer prioridades.
El cambio climático afectará a casi todas las actividades humanas, hasta a la salud. Los cambios en los regímenes de precipitación y temperatura vienen acompañados, por ejemplo, de lugares donde algunos vectores o mosquitos pueden sobrevivir o presentarse con mayor frecuencia problemas gastrointestinales. Otra vez estamos hablando de suposiciones, pero de cualquier forma tenemos que hacer estudios de costo-beneficio, estrategias de enfrentamiento a estos problemas.
(…) Si vamos a vivir con tantos grados de temperatura, tanta precipitación menos y sequedad de suelo de tantos grados, tenemos que estudiar qué vamos a hacer al respecto, cómo nos iremos adaptando a esto y cada una de las actividades o sectores que serán afectados.

¿De cuánto tiempo hablamos para sentir los efectos más severos?
¿Cuándo ocurrirá esto? Pronto. Los escenarios que construimos fueron para la mitad del siglo XXI, pero se están dando desde ahora. Está en el cuarto reporte de evaluación del IPCC: estos cambios que esperábamos en temperatura, precipitación, humedad del suelo, cantidad de humedad del aire, presencia o no de glaciares y los cambios en los sistemas naturales o humanos, ya se están dando. El problema es que lo que estamos observando puede empeorar. Tuvimos el problema de los huracanes Wilma, Stan, inundaciones en Europa, incendios forestales en México y las inundaciones en Tabasco. Todo esto es síntoma de que las cosas están cambiando.
¿Por qué las proyecciones se están adelantando? ¿Por falta de estrategias de mitigación o fue error en el cálculo del IPCC?
En la ciencia hay cosas que no entendemos muy bien, que suponemos que van a ocurrir según la tasa que tenemos medida. Hacemos esas proyecciones, pero nunca podemos asegurar que estamos convencidos de las fechas perentorias en que estos procesos se darán. Éstos los presenta la naturaleza. Por ejemplo, en lo global la tasa de deshielo de Groenlandia y de la placa del occidente de la Antártida, se ha acelerado más rápido de lo que veníamos considerando en el pasado. Eso no quiere decir que la ciencia esté mal, sino que la naturaleza se adelanta a esas visiones que nosotros construimos. Para tomar acciones en el contexto del cambio climático no tenemos que esperar a la exactitud de la ciencia, porque podríamos esperarnos toda la vida y la naturaleza no va a esperar.

Parece que eso no lo han entendido muchos países. La reunión de Bali concluyó sin buenos resultados…
En realidad fue un poco desilusionante, porque, ante la avalancha de acontecimientos que se han venido presentando y que uno lee y ve en la tele y en todos lados, en Bali no han podido acordar reducciones drásticas de las emisiones de gases de efecto invernadero. Es una pena, porque para el 2009 se espera que lleguemos con una propuesta más concreta, capaz de convertirse en otro tratado vinculante (como el de Kyoto). Pero la situación se puede ir agravando.Además se acumulan los daños.

Reducir los gases de efecto invernadero conllevaría a un cambio drástico en las formas de producción en el mundo, que está centrado en los recursos fósiles. ¿Cómo convencer a potencias como Estados Unidos o China, que tienen que cambiar estas maneras de producir?
Hay tantos intereses creados alrededor del consumo y la quema de combustibles fósiles y la producción de riqueza a través de la misma, que es muy difícil convencer a la gente de que tiene que cambiar sus caminos. Existen países que se manifiestan renuentes a esto, pero que tienen cuadros de investigación y desarrollo tecnológico y tratan de encontrar las salidas a esta tecnología a la que estamos atados.
Estos patrones se volverán obsoletos para la producción de riqueza en no mucho tiempo. Ese es el problema y si no hacemos algo: la naturaleza nos obligará a hacer algo.
En muchos países las alternativas a las formas de producción actuales ya son una realidad. Lo que ocurre es que todavía económicamente no resultan viables, pero el cambio climático, la temperatura y la precipitación se encargarán de igualar costos y precios. Cuando esto ocurra, las alternativas energéticas entrarán al quite. Si se establece un protocolo que continúe el de Kyoto para después de 2012 y hay una drástica reducción de emisiones, puede haber un decremento en la demanda de combustibles fósiles y por lo tanto, países exportadores tendrán que recurrir a otros sistemas para producir energía. Entonces el petróleo quedará guardado en los depósitos –que es lo que yo esperaría–, y podrá ser utilizado en petroquímica y otras actividades industriales, que le dan más valor agregado que el simple hecho de quemarlo. En el momento en el que la economía indique que es tan caro consumir energía eólica como quemar petróleo, esto conllevará a la reducción de su utilización.
¿Cómo vamos a lograr que los chinos y los americanos bajen sus emisiones? Cuando el cambio climático les pegue en serio. Ya les dio el huracán Katrina. En California tenían incendios forestales: no nos vamos a salvar nadie. La cosa es que ellos tienen más recursos y tecnología para sobreponerse a los retos que les imponga el cambio climático. Por eso me preocupa México.

¿Nos alcanzará el tiempo para implantar estrategias antes de sentir más fuerte los cambios?
Mientras más rápido arranquemos, menos gente será afectada por el cambio climático. A medida que vayamos aplazando la toma de decisiones y los desarrollos a los que me he referido, más y más gente será afectada. A los países en vías de desarrollo les va a pegar más y vamos a empezar desde ífrica. A ellos les va a ir muy mal si no hacen algo. Seguiremos nosotros y luego Asia. Altas latitudes de ahora al 2020 serán beneficiadas: Alaska, Europa del Norte, Canadá, Siberia, estarán más calientitos que ahora. ¡Hasta cultivos van a tener! Pero los que estamos cercanos al trópico tendremos problemas con la sequía, la administración del agua.

Al ser México un país altamente vulnerable, ¿qué hacen sus autoridades en la práctica para evitar estos daños? En muchas zonas del país están devastando incluso áreas protegidas.
Yo quisiera que se hiciera más. El punto es que hay una Estrategia nacional de acción climática, pero no tiene pesos ni centavos detrás y no han considerado qué que tendríamos que estar haciendo de ahora al 2030, 2050 o 2100, ni cómo deberíamos gastar el dinero, ni dónde está. Si México tuviera un sistema de alerta temprana contra eventos hidrometeorológicos, diría que llevamos un “chorro” adelantado. Pero todavía se nos desgajan cerros, hay tala clandestina…
Necesitamos planear de largo plazo, pensar México en el 2030. Lo que tendríamos que hacer hoy para ese país con decenas de millones de habitantes más que ahora. ¿Cómo les vamos a dar de comer?, ¿de dónde obtendremos agua?, ¿cómo le haremos para el transporte?, ¿qué energías vamos a obtener? Todo esto no lo han aterrizado. Hay muchos planes de asistencia social, de apoyo al campo, a la pequeña industria rural. Están bien, pero no quiere decir que es lo que necesitamos para funcionar bien en 2030.

Entonces la estrategia nacional está completamente desarticulada…
Digamos que mientras no tenga dinero y calendarios, continúa siendo algo así como el anteproyecto. Porque una estrategia es la que nos dice: “si algo pasa aquí, podemos hacer esto”, pero para realizarlo necesitamos dinero. Requerimos un plan de acción, una ruta. Para eso el gobierno tiene que invertir. Está bien que lo haga en carreteras e infraestructura, pero parte de esa infraestructura nacional es tener cuadros buenos de científicos y tecnólogos. Parte del futuro del país está en sus cuadros de ciencia.

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