Candil de la calle oscuridad de su casa

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A partir de las últimas décadas, las mujeres trabajan en todos los sectores, desde el empresarial, el privado y el público, hasta el doméstico, siendo este último un trabajo que no es reconocido ni remunerado, pero que sí aporta a la economía nacional. Retribuir económicamente las numerosas actividades domésticas que se realizan en el hogar no es el fin en sí mismo; valorar la importancia de este trabajo y pensar en la mujer como individuo con derechos no sólo sociales sino también económicos, es el objetivo.
Para Candelaria Ochoa ívalos, directora del Centro de Estudios de Género de la Universidad de Guadalajara, el trabajo doméstico y el trabajo denominado de política del cuidado son labores que deben ser reconocidas socialmente y remuneradas por el Estado. “Siempre se piensa en la mano de obra femenina como si no tuviera responsabilidades en la vida privada y sólo en el ámbito doméstico. Las actividades domésticas, además de que no se pagan, no se reparten”, refiere la especialista en temas de género y políticas públicas.
Las últimas tres décadas han sido fundamentales para el desarrollo de las mujeres en la vida laboral. Mientras que en 1970, las mujeres representaban el 7.3 por ciento de la población económicamente activa, actualmente representan hasta el 38 por ciento. Las únicas actividades en las que las mujeres tienen poca presencia son la pesca y la minería. Además, según datos del INEGI, más del 90 por ciento de las mujeres trabajadoras también realizan el trabajo doméstico.
En el marco del Foro internacional de las mujeres en el mundo globalizado: los derechos económicos y sociales, el cual fue organizado por la Cámara de Diputados y el Congreso del Estado de Jalisco en coordinación con la UdeG, Candelaria Ochoa comentó que “del Producto Interno Bruto total si se contabilizara el trabajo doméstico sería muy alto, aproximadamente el 20 por ciento, porque es trabajo que no se paga: lavar, planchar, cocinar, cuidar. El problema es que no se ha cuantificado lo que vale el trabajo doméstico”.
La académica añadió que las encargadas de cuidar a los enfermos, niños o a quienes sufren alguna discapacidad son las mujeres, otro importante aporte a la sociedad que no es reconocido en México, un país en donde el 35 por ciento de los hogares son encabezados por mujeres. En cambio, países de Latinoamérica como Brasil, Cuba y Chile tienen mejor panorama en este tema. Canadá es un ejemplo en el pago doméstico, ya que el gobierno de este país otorga una pensión por tal actividad.
El Foro se efectuó el pasado viernes en el Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades (CUCSH). En él, especialistas como Gina Zabludowsky, investigadora de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), representantes de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) en México y diputados de la Comisión de equidad y género de la Cámara de Diputados federal, discutieron las alternativas para el ejercicio de los derechos de las mujeres en el ámbito económico de un mundo globalizado.
En la actualidad y durante el mes en que se celebra el 55 aniversario del voto femenino, la discriminación y marginación hacia las mujeres y la dificultad para incorporarse de manera plena a un trabajo aún existe, por lo que la estudiosa destacó la necesidad de que los hombres reconozcan el trabajo que realizan las mujeres y que no es asalariado: “Falta pensar en las mujeres como sujetos plenos de derechos económicos, sociales y políticos”.

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