Camino a la virtualidad

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La celebración, en los días recientes, de la XVI edición del Encuentro Internacional Virtual EDUCA en Guadalajara, donde la Universidad de Guadalajara formó parte del Comité Académico y participó con 585 ponentes y asistentes, colocó nuevamente sobre la mesa de discusión el papel que la educación virtual está desempeñando en la formación a distintos niveles de las sociedades modernas.

Existen en un contexto global importantes referentes para la educación a distancia, sin embargo, como apunta Manuel Moreno Castañeda, rector del Sistema de Universidad Virtual (SUV): “En este asunto no encuentras dos modelos iguales en el mundo, pues son muy flexibles, así que es necesario apropiarlos a las circunstancias, pues cada uno se va adecuando a las condiciones de vida de cada sector”.

Algunos modelos, como el de la Universidad de Guadalajara, compaginan las ventajas que ofrecen las modalidades presenciales, semipresenciales y virtuales en un proceso de configuración de acuerdo a retos a los que los sistemas educativos se enfrentan en las últimas décadas con mayor frecuencia, como horarios cambiantes por situaciones laborales diversas, migración, lejanía geográfica y la búsqueda de un enfoque centrado en las necesidades individuales del estudiante antes que en las exigencias escolares estandarizadas.

En este contexto, a nivel medio superior y superior, el SUV ha respondido en los últimos años a una finalidad central, que consiste en “dar cabida a miles de personas que de otra manera no tendrían acceso a la universidad. Nosotros además de atender estudiantes de todo Jalisco y de las zonas más alejadas de la entidad, tenemos alumnos de todos los estados y muchos mexicanos que trabajan, que son mayores de edad y que viven en zonas lejanas; personas que por diferentes motivos habían estado marginadas de la educación superior”, destaca Moreno Castañeda a propósito de la función social, concebida como el elemento primordial del que han derivado otros objetivos educativos.

Entre éstos destaca la innovación, producto de la flexibilidad que define los ambientes educativos a distancia. Logros que no sólo se refieren a la cantidad de estudiantes que la universidad tiene la posibilidad de atender, sino a las cualidades de los programas construidos. En contraste con los sistemas tradicionales áulicos donde es muy difícil la integración de tecnologías, los sistemas virtuales permiten incorporar nuevos programas académicos con enfoques en los que el estudiante se apropia y responsabiliza de su proceso de formación de acuerdo a sus tiempos y espacios. “Un modelo realmente centrado en la autogestión del estudiante donde el profesor adquiere una función diferente, como alguien que apoya y asesora, pero no como un docente expositivo. Toda una innovación pedagógica que nosotros hemos asumido”, asegura.

En el ámbito local, las Casas Universitarias —instalaciones colocadas a lo largo del estado para que las personas tengan acceso a los sistemas de información y comunicación—, han contribuido a zanjar la brecha tecnológica que podría representar el principal obstáculo para esta modalidad. Una vez que es posible garantizar la conectividad, la búsqueda de otros objetivos —más académicos que tecnológicos— cobra importancia. Así es como la construcción de los posgrados ha representado una innovación pedagógica en tanto que “están hechos de manera colaborativa con las mismas instancias que se ven beneficiadas; como sucedió en la Maestría en Transparencia y Protección de Datos en la que desde el diseño curricular participó con nosotros el ITEI, y ahora a nivel nacional participará también el IFAI.

Cuando implementamos la Maestría en Valuación, el Instituto Nacional de Bienes Patrimoniales participó en el diseño de contenidos. Lo mismo en el Doctorado en Sistemas y Ambientes Educativos, en el que tanto sus líneas de investigación como su plantilla docente han sido constituidas por cinco universidades: la UNAM, el Politécnico, la BUAP, la Universidad Veracruzana y la UdeG”, explica Moreno Castañeda, estrategias que permiten además una constante renovación académica surgida de la comunicación permanente que el sistema virtual propicia.

Universidad de Guadalajara, pionera
Desde 1992, cuando surgieron los primeros programas universitarios de educación virtual en esta Casa de Estudio, aun antes de la conformación del SUV (aprobado por el Consejo General Universitario en 2004), “la Universidad de Guadalajara, entre las universidades públicas del país, ha sido pionera”, asegura Moreno, pues los logros no se limitan a un enfoque cuantitativo sino a la innovación cualitativa.

En 1993 fueron diseñadas las modalidades virtuales de las licenciaturas en Enfermería, Trabajo Social, Inglés, Francés, la modalidad semiescolarizada de Derecho y el bachillerato en línea; así como los programas de la Maestría en Educación Ambiental del CUCBA —hoy incluida en Programa Nacional de Posgrados de Calidad del CONACYT— y de la Maestría en Tecnologías para el Aprendizaje de CUCEA.

Fue la primera universidad en poner a disposición de evaluación sus carreras ante los Comités Interinstitucionales de Evaluación de la Educación Superior (CIEES) con lo que “del cien por ciento de nuestras carreras evaluables (es decir, aquellas en las que ya tenemos egresados, pues existen algunas que apenas van empezando) en todas estamos en nivel 1. Una universidad que lo hizo después fue el Tec de Monterrey”. Fue también la primera dependencia universitaria totalmente en línea reconocida por la Secretaría de Educación Pública (SEP), así como la primera en tener una revista científica dedicada al campo de las tecnologías para el aprendizaje y la educación a distancia (Apertura, existente desde 1992) reconocida desde hace dos años por CONACYT; revista que es, además, una de las pocas de la universidad que están en el Open Journal System —de acceso libre— con versiones en inglés, en HTML, en PDF, en e-pub, en versión impresa y próximamente en MP3, “con lo que además estamos innovando editorialmente” asegura.

A nivel medio, este año los bachilleratos en línea han conseguido el reconocimiento como planteles digitales que ofrece la SEP mediante el proceso de Certificación de Competencias Docentes para la Educación Media Superior (CERTIDEMS) y el Encuentro Internacional de Educación a Distancia que organiza, este año celebra su edición 23: “El único evento con esa permanencia y consolidación en el país. A nivel internacional pocos son los referentes que tengan esa constancia, tal es el caso del Congreso Internacional de Tecnología y Educación a Distancia que organiza la Universidad a Distancia de Costa Rica, las reuniones de la Asociación Iberoamericana de Educación Superior a Distancia (AIESAD) organizadas desde España aunque se realizan en América Latina, y Virtual EDUCA, a nivel iberoamericano”; si bien, reconoce, se trata de eventos diferentes, aquéllos con objetivos mucho más multitudinarios mientras que el celebrado en la UdeG es “con una participación de alrededor de 500 personas, centrado en lo académico, es decir, en compartir estudios y líneas de investigación”.

Ahora, en un contexto global en el que la presencialidad ha dejado de ser la única manera de acceso a la formación universitaria y la estandarización educativa se ha flexibilizado, los proyectos a corto y mediano plazo responden también a esta evolución.

El proyecto de Movilidad Virtual, mediante el cual los estudiantes de cualquiera de los centros que conforman la red universitaria tienen la oportunidad de cursar materias en modalidad a distancia y que, sólo el semestre pasado, benefició a 700 estudiantes, ahora se extiende a otras universidades de Colombia y Perú. Pasos hacia la internacionalización y la comunicación continua, hacia la ampliación de la educación a distancia, pues “hacia allá va el mundo”.

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