Bosque de La Primavera se debilita el pulmón de la ciudad

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De no tomarse medidas terminantes esta generación cargará la responsabilidad histórica de haber destruido uno de los patrimonios ambientales más importantes del país: el Bosque de La Primavera, el cual ha sufrido agresiones en los últimos 30 años, consideran especialistas de la Universidad de Guadalajara (UdeG).

“El Bosque de La Primavera tiene 140 mil años de existencia y pasamos a ser la generación que le arrebata la sustentabilidad a este bosque, en contra de los ideales de los tapatíos del siglo pasado que la identificaban como patrimonio. Estamos perdiendo ese valor por la forma en cómo lo estamos tratando como ecosistema”, afirma el investigador del Centro Universitario de Ciencias Biológico Agropecuarias (CUCBA), Arturo Curiel Ballesteros.

El doctor en ciencias biológicas por la Universidad Autónoma de Madrid recuerda que desde 1997 comenzaron a registrarse los grandes incendios en el Bosque de La Primavera. Antes de ello, los incidentes afectaban pocas hectáreas, y no era común que se rebasaran las mil hectáreas dañadas. Luego, todo cambió.

“Particularmente en este siglo ha sido anómalo, por la superficie que se impacta. En este siglo se han vuelto frecuentes los incendios arriba de mil hectáreas. El más fuerte en 2005, con más de 11 mil hectáreas. Recordemos que el área protegida es de 30 mil hectáreas. En 2012, se quemaron más de 8 mil hectáreas y ahora en 2019 estamos en la misma condición. Es interesante identificar los lapsos de tiempo, porque la distancia entre 2005 y 2012 es la misma que hay entre 2012 y 2019. Hay una dinámica que no es natural, pero que se ha vuelto costumbre en el tema de los grandes incendios”, señala el especialista.

Cifras demoledoras
De acuerdo con datos de la Secretaría de Medio Ambiente y Desarrollo Territorial de Jalisco (SEMADET), en lo que va de 2019 se han registrado 50 incendios dentro del área protegida del Bosque de La Primavera, con una superficie afectada de mil 493 hectáreas.

Además, se suscitaron 67 incendios fuera del área protegida, por un total de 117 incidentes. Sumando la zona protegida y las áreas no protegidas, la afectación total es de 2 mil 677 hectáreas. Según el Organismo Público Descentralizado Bosque de la Primavera, esto significa 30 por ciento más que el año pasado.

Tan sólo la semana pasada, se presentaron dos incendios en el bosque: el domingo 12 de mayo y el martes 14 de mayo.

Pero todos los bosques de Jalisco, no únicamente el de La Primavera, están amenazados. También en Zapotlán el Grande, en el sur del estado, un incendio que duró 13 días afectó 12 mil 177 hectáreas, de acuerdo con datos de la SEMADET.

La misma Secretaría reporta que la afectación por incendios forestales en todo el estado de Jalisco en los últimos tres años es de 142 mil hectáreas, derivado de 1 mil 111 sucesos. El peor año fue 2017, con 479 incendios, le sigue 2018, con 376 y, aunque 2019 apenas registra 256, en lo que va de este año son 13 mil 211 las hectáreas  afectadas.

Voracidad inmobiliaria
Alrededor de los incendios en el Bosque de La Primavera ronda la suspicacia de los intereses inmobiliarios.

Para Arturo Curiel Ballesteros existe un debilitamiento del interés colectivo y se asoma el interés particular por el beneficio económico de los cambios de uso de suelo.

“Existe un interés de cambio de uso de suelo. En 2012, después del incendio, que fue parte del área que se quemó la semana pasada, comenzaron a delimitar terrenos con alambre. Es claro que existe un interés o algunos individuos que dentro de una lógica de barbarie están identificando que el cambio de uso de suelo en estas áreas puede ser mejor que mantener el bosque. Es un pensamiento de barbarie, porque estamos hablando de áreas protegidas. Estamos quemando algo que no nos pertenece, porque es algo que debemos conservar para las siguientes generaciones”, añade Arturo Curiel Ballesteros.

Por su parte, el coordinador de la carrera de Geografía del Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades, Luis Valdivia Ornelas, explica que si bien el área natural protegida está cada vez más “apretujada” por fraccionamientos, el cambio de uso de suelo no sería el principal factor que alienta incendios, porque la Ley General de Equilibrio Ecológico y Protección al Ambiente protege las hectáreas dañadas con una veda de 20 años. Pero enfatiza que no se está teniendo el debido cuidado para proteger el bosque.

“No hay control de los visitantes. Nosotros contabilizamos alrededor de siete entradas en La Primavera y sólo dos tienen control, que son la de Mariano Otero y Río Caliente. Las demás no están controladas, y puede entrar cualquier cantidad de visitantes y llevar lo que sea. Por ejemplo, en la zona de Santa Anita hay acceso a un fraccionamiento y a las áreas de conservación. Hay demasiadas entradas y poco personal por parte del Bosque de La Primavera”.

¿Qué hacer para frenar el ecocidio?
Luis Valdivia Ornelas señala que debería emprenderse una política de expropiación para ampliar el área de amortiguamiento, lo que sin embargo sería inviable, pues existe una gran cantidad de asentamientos humanos, de fraccionamientos y miles de personas involucradas.

“Es imposible expropiar en algunos sectores como Arenales Tapatíos, El Cielo, Bugambilias, Palomar, Santa Anita, Pinar de la Venta, Agua Caliente. Más bien debemos pensar, si se quiere proteger el bosque, en una política de compra a los dueños privados de los terrenos que tienen adentro. Porque adentro hay una telaraña de intereses: ejidos particulares, familias y actividades ilegales”, añade Valdivia Ornelas.

Para Curiel Ballesteros tanto una expropiación como una zona de amortiguamiento no serán suficientes mientras los jaliscienses no rescaten el aprecio colectivo hacía estas áreas naturales y, por ende, los esfuerzos gubernamentales deben ir enfocados a fortalecer ese renglón.

“En el siglo XIX tenían aprecio importante para esta área, para el lado poniente, las aguas calientes, los bosques. Las toponimias eran nombradas en pos de la diversidad que había. Esos lazos culturales con este ecosistema se han ido perdiendo. Rescatar este aprecio es la única garantía de que esto va continuar”, concluye.

Daños a la salud
Las consultas relativas a padecimientos respiratorios se disparan hasta un 30 por ciento en la Zona Metropolitana de Guadalajara cuando se suscitan contingencias ambientales derivadas de incendios forestales, explica Gerardo Rojas Sánchez, coordinador de la carrera de Terapia Respiratoria del Centro Universitario de Ciencias de la Salud.

“En el Hospital Civil de Guadalajara, donde y también laboro, hay más pacientes hospitalizados, porque son asmáticos o tienen enfermedad pulmonar. Son pacientes que ocurren a salas de urgencia y requieren de tratamientos de inhaloterapia”.

Detalla que cuando hay combustión la producción de pequeñas partículas de entre 2.5 y 4 micras viajan por toda la ciudad y, si los vientos no favorecen, pueden quedarse hasta siete días en el medio ambiente y afectan las vías respiratorias, la garganta, las anginas o los bronquios.

“Hay personas que se están quejando de dolor de cabeza, otros más de sueño. Eso tiene relación a que están respirando con mayor frecuencia estos contaminantes que se producen de algún incendio”, apunta Rojas Sánchez.

El especialista dice que entre las afectaciones a la salud por estos incendios forestales están la hiperreactividad bronquial, rinitis alérgica y conjuntivitis. Además, los pacientes con asma y enfermedad pulmonar obstructiva crónica empeoran su condición.

“Se recomienda cuidar a los niños y adultos mayores. Cuando haya contingencia evitar salir a la calle, a la escuela. Algo importante será que pacientes usen cubrebocas, no salir al ejercicio en las mañanas, mejor que lo hagan en lugares cerrados”.

Por su parte, Ana Anaya Velasco, académica del Departamento de Promoción, Preservación y Desarrollo de la Salud, del CUSur, pone el dedo en el renglón de las condiciones de quienes combatieron los incendios, que se exponen a daños a su salud, “como quemaduras, cortes, caídas y exposición a efectos ambientales extremos, como calor, partículas, humos, la carga y la demanda física”.

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