Bicentenario del nacimiento de Charles R. Darwin

899

Al cumplirse 200 años del nacimiento del científico inglés Charles R. Darwin (1809-1882), se le recuerda por la comunidad científica como el autor intelectual de la teoría de la evolución de las especies por medio del mecanismo de la selección natural. Han transcurrido 150 años a partir de que este científico naturalista publicara sus investigaciones sobre la influencia que ejerce el medio ambiente en la diversificación y origen de las especies, estudios en los que propuso la teoría que produciría un cambio en la idea de la concepción del hombre, cuando se creía que el origen de las especies, incluyendo a la humana, había sido dada por creación.
Las aportaciones de Darwin sobre cómo opera el mecanismo de la selección natural en las especies, contribuyó a entender que los organismos vivos se encuentran sometidos a influjos del medio ambiente y que la adaptación de las plantas y animales a estos continuos cambios en las condiciones ambientales, a largo plazo, se llama evolución, propiedad típica de los sistemas vivos y origen de la variabilidad y diversidad en las especies.
Con su teoría de la selección natural se perfeccionó el concepto de evolución propuesto hasta entonces, al grado de considerarlo en la actualidad, como una verdadera aportación intelectual, como el concepto más significativo que se ha desarrollado para el estudio del mundo vivo y como una explicación basada en principios científicos del origen, unidad y diversidad existente entre ellos.
¿Cómo explicarnos la existencia aproximada de dos millones de especies diferentes, además de muchos millones de especies aún sin describir, más las que se han extinguido? ¿Cómo explicarnos el origen que en común tienen todos los organismos vivos? y ¿cómo explicarnos la unidad en sus características básicas? Aunque estas propiedades –origen, unidad y diversidad– parecieran ser campos de estudio distintos, se concilian y explican a través del proceso evolutivo.
El estudio de la evolución, no solamente, ocupa una posición central en el campo de estudio de la biología, que explica porqué el origen, unidad y diversidad son características comunes en todos los sistemas vivos, sino que trasciende del estudio de la biología, al ideológico-religioso. Si bien es cierto que la teoría de la evolución de las especies por medio de la selección natural es una explicación científica, no menos cierta es la antítesis a la idea de las verdades únicas e inmutables que se opuso al pensamiento dogmático de la Edad Media, de las verdades absolutas provenientes de los textos bíblicos.
Constantino I el Grande dio paz a la institución de la iglesia católica en el año 313, cuando este tiene su conversión al catolicismo. A partir de este momento y durante toda la Edad Media, el pensamiento dogmático explicaba la verdad de la realidad de acuerdo con los textos bíblicos, al mismo tiempo que se justificaba la existencia de los estados teocráticos. Era obligación de todo cristiano creer que el origen del mundo, del hombre y de las demás especies había sido efecto de una creación. Por lo tanto, la realidad era única e inmutable. Toda explicación de la realidad debía girar en torno a su inmutabilidad, de lo contrario se consideraba una herejía y, a través de la Inquisición, los científicos eran sometidos a denigrantes torturas, a la destrucción de los libros que contradecían las verdades teológicas y en no pocas ocasiones a la perdida del bien más preciado que posee el ser humano: la vida.
El pensamiento dogmático acalló la libertad de expresión. Los científicos del momento mantenían ocultas las verdades científicas e involucionado el desarrollo del pensamiento científico, por el miedo a ser enjuiciados por herejes y encarar las penas impuestas por el alto tribunal eclesiástico del Santo Oficio. No en vano se conoce a este periodo histórico, que duro 1400 años, como la era del oscurantismo.
Durante el transcurso de los siglos XV y XVI, aparece en la escena de la historia el humanismo, corriente filosófica que vino a reivindicar la dignidad del hombre, a revalorar y reposicionar su condición humana. Fue y sigue siéndolo el movimiento literario y cultural que subraya el valor y la importancia que tiene el hombre como ser humano, que a la postre emanciparía su conciencia y le permitiría ejercer otras libertades, como la de expresión, liberándolo de las creencias dogmáticas que lo ataban a las verdades únicas, absolutas e inmutables.
Un resultado de esta libertad de expresión fue la publicación del libro El origen de las especies por medio de la selección natural, que conjuntamente con otras teorías humanistas, científicas y progresistas, ayudó al desarrollo del pleno ejercicio de las libertades como derechos naturales y por tanto, fundamentales del hombre. La sobreposición de la idea del origen de las especies por evolución respecto de creencias, doctrinas y credos religiosos, emancipó la libertad de pensamiento, de conciencia y creencia, que hicieron del hombre un librepensador y constituyeron en su esencia la pérdida de credibilidad de las verdades absolutas e inmutables y el nacimiento y desarrollo del pensamiento científico, la debacle de la educación monástica y escolástica y el advenimiento de la educación pública, científica y laica.

*Investigador del Centro Universitario de Ciencias Biológicas y Agropecuarias.
** Profesor de la Escuela Preparatoria 11.

Artículo anteriorConvocatorias CUNorte / Concurso definitividad
Artículo siguiente¿Y el diálogo?