Asfixia, película dirigida por la cineasta Kenya Márquez, llegó a la pantalla grande de la Cineteca del Festival Internacional de Cine en Guadalajara (FICG) y salas comerciales de la ciudad.
El hecho de que la gente pueda ver la película es todo un logro, ya que es difícil que los cineastas locales consigan espacios ideales para tal cometido. Las opciones de exhibición ocasionan que los espectadores mexicanos tengan poca oportunidad de ver cine nacional, expresó la directora.
Ella quien también es guionista del filme junto con Alfonso Suárez, expresó que hay poca solidaridad con el cine nacional por parte de los mismos exhibidores, y señaló que las películas mexicanas con una mejor posibilidad de exhibición y programación sí serían apreciadas por el público, porque son historias cercanas a todos.
Comentó que en el cine nacional no sólo se hace comedias, sino también thriller, humor negro, dramas, películas de terror, entre otros. Entonces tendría que haber un proyecto de educación para que en todas las primarias hubiera una materia de apreciación cinematográfica, como en el caso de Francia y España.
En esos países los niños tienen la educación para no sólo ver cine norteamericano. En sus escuelas les ensañan a apreciar otros tipos de filmes, de narrativas e historias, para que busquen diversidad, y no las historias que nos da el cine comercial de Estados Unidos.
Reconoció que en el vecino país del norte hay cine de calidad, pero “son las mismas fórmulas y narrativas las que vemos”.
La filmografía de la cineasta tapatía comprende el cortometraje Cruz (2001) ganador de la mejor ópera prima en el Festival de Cortometrajes de la Ciudad de México, y La mesa servida, acreedor al premio a mejor cotrometraje en el Festival Internacional de Nueva York.
Su primer largometraje es Fecha de caducidad (2012), cuyo guión fue premiado en el Festival Internacional de Gotemburgo. Asfixia (2018) es su segunda película.
¿Por qué elegir como protagonistas de Asfixia a una niña y a una mujer adulta que tienen albinismo?
Mi premisa principal es el tema de la discriminación. No lo podemos dejar de lado. Está presente en México. Uno de los países en donde hay más discriminación, y eso debe parar. Hacer menos a alguien por su color de piel, por su profesión, o por otras características es muy indignante. Me pareció que el problema podría ser más palpable si como personaje principal incluía a una mujer albina que sale de prisión, y que enfrenta grandes dificultades para reinsertarse a la sociedad. La historia es también de amor, de un amor distinto al de otras historias, ya que es entre dos soledades: la de la mujer albina y un personaje hipocondriaco. No se trata de un melodrama, sino de una película amable y esperanzadora en la que uso recursos como los tintes de humor negro.
Hay una escena en la que ella está dormida en su habitación y empieza a caer agua, como si lloviera. Ella se levanta, moja sus pies, y el agua sube hasta llegarle al cuello, ¿qué significado tiene?
Fue una decisión de guión. Para mí era muy importante plasmar en imágenes los sentimientos del personaje, y que el espectador a través de las imágenes y el diseño sonoro pudiera tener esta misma sensación metafórica. La escena es crucial porque sentía que ese momento en la vida del personaje, esa inundación de la habitación, eran las lágrimas de Alma, después de que su expareja le diera la noticia de la muerte de su hija, y fue como si todas sus lágrimas inundaran todo su ser. Y era el retrato del dolor que una madre puede tener por la pérdida de su hijo. En el caso de Clemente, en la escena en que siente que se le va el aire, fue una forma de interpretar el dolor y la angustia para un padre al no poder rescatar a su hijo cuando ve que se está ahogando.
Tu película tiene una ausencia de diálogos al principio. Da la impresión que siempre va a ser así y que el argumento lo constituye la sucesión de imágenes, ¿Por qué recurriste a este recurso?
Quería simular el estado de ánimo de mi personaje central. Esta sensación de sordidez, de poca amabilidad, de soledad cuando ella sale de prisión. Tuve la oportunidad de ir al reclusorio femenil varias veces y al platicar con algunas presas, y después con algunas ex presidiarias, ellas me contaban que al salir de la cárcel hay una sensación muy extraña porque sentían que ya no pertenecían al mundo, ni al lugar donde nacieron. Ellas me decían que sentían como una gran soledad, que no tenían una identificación de los espacios, y que se pierde la costumbre hasta de voltear a ver un semáforo. Ellas me contaban que se sentían señaladas, y que les costaba mucho trabajo ver a la cara a la gente porque sentían que todos sabían que habían estado en prisión, y se creían juzgadas de una u otra forma, y normalmente caminan bajando la mirada y que se extraían de los sonidos, ya que son distintos los que están en una calle y los que hay en la cárcel.
¿Cómo defines este filme?
Asfixia es una película muy amable, emotiva, que toca temas complejos y cercanos a lo que pasa en México. Tiene grandes personajes que están bien construidos, delineados y que hacen al expectador estar ahí para ver lo que sucede. Es una película con gran manufactura, fotografía, diseño sonoro y música, y muy amable para todo tipo de espectador.
