Arte desde la máquina

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Una noche entré a un bar donde había un espectáculo de arte multimedia. El cartel anunciaba al grupo tapatío Pneumus. El escenario se oscureció, luego aparecieron varios músicos cargando el contrabajo, el acordeón e instrumentos de aire; cuando comenzaron a tocar se iluminaron las paredes blancas con la proyección de locomotoras, paisajes con montañas y personas en blanco y negro.
Los sonidos eran el paso de un tren en medio de la lluvia, un ventarrón, la locomotora, los engranes de una fábrica, todos efectos producidos desde la máquina. Se escuchó una bomba de aire, silbatos, una araña de hule, una manguera, una charola de metal. Sus temas recuerdan escenas del cine mudo y aderezan con intensas piezas de filmes contemporáneos.
Según el guión en que se basa este soundtrack, el tren en que viajan los músicos se ha sumergido en las aguas del océano, abandonando el viejo continente y viaja rumbo a las costas del Golfo de México. Su arte se distribuye a través de una página en internet y sus seguidores los felicitan a través de correos electrónicos.
El arte en la historia de la humanidad es como un gran péndulo, en ocasiones se inclina hacia lo clásico y en otras se instala en lo contemporáneo. En Guadalajara han aparecido más espacios para el arte elaborado con tecnologías digitales.
En el último mes se organizó en nuestra ciudad el primer Festival de Tecnologías Digitales en el ex Convento del Carmen y el European Media Art Festival en el Museo de las Artes de Zapopan.
La creación, producción, distribución de las obras de arte han cambiado. Los años 60 señalan el inicio de una nueva etapa en la historia cultural por la producción de arte multimedia, marcada por la acumulación de información analógica y por una sociedad industrial.
Las tecnologías digitales han trasformado la forma de comunicarnos, de entretenernos, de educarnos. Se han creado nuevos productos audiovisuales con las instalaciones, pasajes sonoros y el arte digital interactivo.
Alemania es una de los países más adelantados en utilizar estas herramientas para la creación, comentó Gustavo Domínguez, quien durante años se ha dedicado a la producción de video y quien elabora programas en la Coordinación de Producción Audiovisual (CPA), lo que era la DIPA de la Universidad de Guadalajara.
En México, los creadores de arte digital han logrado consolidarse en el extranjero y han logrado premios en Japón y Suiza. Sin embargo, las obras no se conocen a través de los museos, porque no hay espacios adaptados para estas nuevas formas de arte, dijo Margarita Zavala, directora del ex Convento del Carmen.
De acuerdo, a Israel Martínez, un joven artista de diseño sonoro nacido en nuestra ciudad, las artes, su producción, los lenguajes y la apreciación de las obras seguirán cambiando a pesar de nosotros.
Las ventajas de la tecnología es que alcanzan más público, ya que internet toca a un mayor número de personas de diferentes latitudes. Además, los creadores de arte sonoro pueden lograr una mayor transformación del sonido a través de las computadoras: “es impresionante, lo que en otros tiempos se realizaba en un mes ahora lo puedes hacer en tres minutos”, indicó Martínez.
“Sin embargo, no puedes rendirte a las tecnologías y ser una persona que se la pasa explorando procesos digitales como si fueras un comprador compulsivo de las marcas. Hay que generar una estética, un tema o un punto de reflexión”.
Para Domínguez, las artes mediales deben apostar a los temas expresivos de contenidos fuertes, profundos y comunicativos. Trabajar con las máquinas genera una diversidad de lenguajes para realizar la obra.
La expansión del arte digital ha sido muy rápida, de tal suerte que hay momentos en que sobrepasa a los creativos y caen en la banalidad, en la pirotecnia, en lo espectacular, en la máquina por la máquina y olvidan la profundidad.
Ismael Martínez manifestó que lo más difícil para un artista de la nueva era es la inversión en la tecnología y en el propio artista. “Las instituciones en Guadalajara apoyan la producción, pero tú te las arreglas cómo vivir. Algunos compañeros trabajan haciendo publicidad, otros andan de pinchadiscos en los bares. Falta que se valore la obra en términos económicos para que el artista pueda tener un espacio dedicado totalmente al arte y no existan pretextos de no hacerlo de manera profesional”.
El arte de la nueva era resulta asombroso cuando tiene contenido, podemos estar en escenarios imaginarios recreados a partir de efectos sonoros y visuales. Pero el valor del arte clásico o digital tiene que recaer en la idea, el concepto y el fundamento que lo humanizan y logran su trascendencia.

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