Arreola por siempre

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Tuve, entonces, que correr para llegar puntual a la cita.
A diferencia de otros —quienes lo tuvieron siempre cerca— yo lo busqué por infinitos días hasta lograr sostener un breve diálogo por teléfono, donde me indicó la hora y fecha en la cual me esperaba en su casa.
Presuroso salí de mi trabajo unos minutos antes. Ya en la avenida tomé un taxi y, luego, por equivocación, descendí a unas cuadras del lugar correcto. Ante la puerta de su casa enjugué mi sudor y recuperé el aliento…

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Aparecen este año tres libros que nos recuerdan la fundamental importancia del fabulador de Zapotlán, que serán presentados en el marco de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, donde se destaca la correspondencia que Arreola mantuvo con su mujer Sara; en este epistolario se subraya una tradición que la familia Arreola mantiene como uno de sus atributos destacados. Juan José Arreola había conocido a la que sería su mujer en 1942, y en definitiva se convirtió no solamente en una confidente, si no en la musa a quien enviaría, al comienzo de su vida como autor (quizás posterior a la aparición de su libro Varia invención, que editara el Fondo de Cultura en su colección Tezontle en 1949), las siguientes líneas:

Sara, estoy muy contento, porque pocos libros han sido recibidos como el mío. Todas las gentes creen que llegaré a ser un escritor, pero de los de veras buenos. A mí me da un gran miedo quedarme sin hacer lo que de mí se espera. Ojalá, Sara, y lo realice. Tendrás entonces un Juan José más digno de ti.

El cuaderno se abre por primera vez a los ojos del lector, con letras hasta hace poco inéditas, bajo el nombre de Cartas a Sara.
Se destaca, además, la presentación de La feria, traducida por el ensayista y editor austriaco Georg Oswald, quien trabajó afanosamente y durante varios años en verter al alemán la única novela de Arreola y, para sorpresa de todos, la Secretaría de Educación de Jalisco ofrece Juan José Arreola para jóvenes. Infancia y adolescencia, preparado por el también jalisciense Felipe Garrido, con un tiraje de cuarenta y cinco mil ejemplares y que, al parecer, se obsequiará a las nuevas generaciones de lectores que posiblemente no tengan una noticia exacta de la vida y obra del narrador.
Arreola retorna a la mirada este 3 de diciembre, justo a diez años de su desaparición física, que nos sorprendió, y por ese motivo también se le hará un homenaje en los espacios de la FIL.

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Entonces alguien abrió la puerta. Eran las tres de la tarde del 3 de mayo, día de la Santa Cruz, de 1998. Recorrí el camino de un breve pasillo. A Juan José Arreola lo había visto por vez primera hacía más de veinte años, cuando fuimos vecinos y yo acababa de leer La feria. Recordé en ese breve lapso las infinitas veces que lo había visto después, en espacios públicos, en la televisión, en la Casa de la Cultura leyendo en voz alta para mostrarnos la enorme calidad de algunos poemas mexicanos, cuando fui su alumno, en su casa de Zapotlán, donde conversé con él para luego colocar sus palabras en mi libro Arreola, un taller continuo, publicado en 1995. Esta vez le había solicitado una entrevista a petición de Juan Domingo Argí¼elles, quien preparaba un número especial de la revista Tierra Adentro, en ocasión de los 80 años de Arreola, quien me esperaba sentado en un sillón de la sala de su casa.
Me sonrío. Y comenzamos la deliciosa conversación.
Luego recordó a mi abuelo, de quien fue amigo y sus días en Zapotlán. Al final le entregué un libro mío. De La medida leyó un poema —elegido al azar— alzando su voz, que escuché con emoción. Se incorporó y caminamos juntos por el pasillo. Durante el trayecto caía infinito su blanco cabello sobre el piso. Fue la última vez que lo vi con vida. Durante tres años estuvo postrado por la enfermedad. Esperé, luego, su féretro a las puertas del Paraninfo de la Universidad de Guadalajara, donde lo despidieron con honores.
A su paso me acerqué para despedirme: robé, entonces, una rosa blanca del arreglo luctuoso, que aún conservo con extremado celo. Hoy —que escribo estas líneas— voy al relicario para traerla y volverlo a ver.

Homenaje a Juan José Arreola
Sábado 3 de diciembre, 19:00 horas
Auditorio Juan Rulfo, planta baja, Expo Guadalajara

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