Árboles: filtros vivientes contra la contaminación

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A través de estudios realizados en la Zona Metropolitana de Guadalajara, investigadores y alumnos del Centro Universitario de Ciencias Biológicas y Agropecuarias (CUCBA) detectaron la presencia de plomo en algunas especies de árboles cercanas a las vialidades con más transporte público y privado.

El propósito de la investigación era determinar cuáles son las que fijan más ciertos contaminantes ambientales y disminuyen así el riesgo de que sean respirados por los seres humanos.

Los resultados muestran que en hojas de guamúchiles y guayabos hay cantidades cercanas a los 50 miligramos de plomo por cada kilo de árbol. Esto representa una acumulación considerable si se toma en cuenta toda la capacidad del árbol y de la población vegetal existente.

Sobre la fijación entre especies, detectaron más plomo en las hojas del guamúchil que en las de guayabo, y en los frutos se encontraron cantidades similares entre sí.

Dicho metal pesado daña, principalmente, el sistema nervioso central y puede causar patologías crónicas y agudas dependiendo la concentración y exposición, explicó la estudiante del doctorado en Ciencias en Biosistemática, Ecología y Manejo de Recursos Naturales y Agrícolas (BEMARENA) del CUCBA, Paulina Beatriz Gutiérrez Martínez.

Observaron que la acumulación de este contaminante en sitios como el Bosque Los Colomos es menor en un 50 por ciento comparado con las vialidades más transitadas de la urbe.

El plomo es generado por fuentes naturales y antropogénicas; éstas últimas de la industria metalúrgica y de la pintura, así como el parque vehicular.

Pese a que las gasolineras muestran leyendas de libre de plomo en uno de los combustibles, especialistas del Centro México de Rice University mencionaron, a medios de comunicación en 2016, que el combustible que importa el país es de menor calidad y sólo está reducido en plomo.

Gutiérrez Martínez y la coordinadora de Investigación del CUCBA, Ramírez Hernández, añadieron que algunos estudios establecen que estos contaminantes son emitidos por automotores, sobre todo antiguos.

A pesar del riesgo que representan, el sistema de monitoreo de la calidad del aire de la Secretaría de Medio Ambiente y Desarrollo Territorial no los registra. Aunque analiza las partículas menores a 10 y 2.5 micras, no determinan las concentraciones o contaminantes que lo integran, dijo el coordinador de sustentabilidad del CUCBA, Javier García de Alba Verduzco.

Ramírez Hernández, una de las asesoras del estudio, destacó que con este trabajo avanzan en el conocimiento local sobre las plantas biomonitoras y filtros de contaminación.

Sobre el consumo de frutos, los especialistas explicaron  que en una prospección, si una persona de 70 kilos y sana consume 100 gramos de guayaba a la semana (es decir, tres guayabas aproximadamente) de un árbol muy contaminado, entonces podría tener problemas de salud, por lo que recomendó no comerlos de forma cotidiana y lavarlos previamente.

García de Alba Verduzco, destacó que los árboles son “filtros vivientes”, un aspecto innovador en zonas urbanas para reducir contaminantes dañinos.

En México, durante 2016 —comentó— se registraron alrededor de 20 mil muertes asociadas a mala calidad del aire.

El Instituto Mexicano del Seguro Social reportó 300 mil enfermos menores a cinco años. La cifra es relevante ya que las patologías no se pueden atribuir a otros factores o hábitos no saludables, como fumar.

“Estamos consumiendo mucha energía y produciendo contaminantes que no los medimos en su totalidad. Sabemos por algunas estaciones cómo se comportan algunos”.

Es necesario monitorearlos, instalar más estaciones y realizar más estudios para determinar otras especies con potencial como filtro, reducir el uso de automotores y afinarlos, entre otros.

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