PROGRAMA DE
ESTÍMULOS
ECONÓMICOS
A ESTUDIANTES

Con el objetivo de incentivar el desarrollo académico de los estudiantes con discapacidad o pertenecientes a alguna comunidad indígena, la Universidad de Guadalajara cuenta con un programa de estímulos económicos que les otorga un apoyo de 6 mil pesos semestrales, a través de una convocatoria que se pública dos veces por año

El Jefe de la Unidad de Apoyo a Comunidades Indígenas, José Claudio Carrillo Navarro explicó que a estos estímulos pueden acceder estudiantes de nivel medio superior y superior a través de una convocatoria y el próximo lunes serán publicados los dictámenes con los nuevos beneficiados.

“La cifra de alumnos indígenas apoyados es variable, en el calendario anterior hubo una participación de 436 estudiantes, donde solamente fueron beneficiados 275, ese es el comportamiento promedio cada semestre.”

Dijo que este tipo de apoyos es fundamental, pensando en que los estudiantes tienen que emigrar a las ciudades desde el interior del estado y en ocasiones desde otras entidades  del país.

Informó que actualmente en toda la Red Universitaria hay 2 mil 937 estudiantes indígenas, por lo que los desafíos son contar con un mayor presupuesto para los apoyos y una propuesta sería que además cada centro universitario o preparatoria contará con un programa que beneficie a este sector estudiantil. 

“Si no es con recursos económicos generar mejores condiciones, particularmente para los estudiantes indígenas que tienen una realidad distinta a los que viven en zona metropolitana, que pudiera haber un programa de carácter universal para toda la Red Universitaria, donde pudiéramos favorecer con acciones de apoyo académico que puedan garantizar y mejorar el trayecto de los alumnos dentro de los espacios universitarios”.

“El recurso es fundamental porque tienen que pagar renta, alimentos, transporte y eso exige que cuenten con una pequeña base para que su desarrollo académico no se vea mermado”.

Por su parte, el Jefe de la Unidad de Inclusión, Noé Albino González Gallegos, explicó que en el caso de los estudiantes con discapacidad estos apoyos tienen la finalidad de igualar condiciones, así como evitar la deserción escolar, ya algunos de los estudiantes van a requerir equipo tecnológico, ayuda para su transporte y esto es un esfuerzo que intenta mantener a los estudiantes motivados en la universidad.

“Este programa tiene desde el 2016 y se apoya semestralmente a alrededor de 200 estudiantes. Consideramos que habido grandes avances desde la publicación de la política de inclusión de la Universidad en 2018 y desde que se creó el programa de Universidad Incluyente en 2015”.

Dijo que un dato importante es que en 2017 no había estudiantes del nivel licenciatura con discapacidad auditiva y actualmente cursan sus estudios 12, con las condiciones que requieren, como la presencia de un intérprete en lengua de señas y en el caso de estudiantes con otras discapacidades reciben apoyo en equipo tecnológico, capacitación y acompañamiento, dependiendo de las necesidades.

“El reto es la permanencia de los estudiantes para que concluyan su trayectoria académica. La universidad tiene 3 mil 900 estudiantes con discapacidad, de los cuales mil 700 pertenecen al nivel medio superior, poco menos de 2 mil al superior y poco más de 70 al Sistema de Universidad Virtual”.

En el caso de bachillerato la principal discapacidad es la motriz, seguida de la hipoacusia, que es la discapacidad auditiva y en tercer lugar la discapacidad visual.

“En el nivel superior tenemos en primer lugar baja visión, que puede ser baja visión central, periférica, en segundo lugar discapacidad motriz, en tercero ceguera y en cuarto lugar hipoacusia y sordera”.

Destacó que la inclusión es un proceso de acercamiento gradual a mejores condiciones para todos y en ese sentido los profesores han recibido por parte de esta unidad y de sus centros capacitaciones que comienzan con la sensibilización.

 

“Hay que combatir la ignorancia con respecto a las discapacidades, las culturas que forman las personas con discapacidad y los profesores se dan cuenta que el reto no es tan grande como lo creían, hemos dado cursos de lengua de señas, ambientes diversificados de aprendizaje, para atención del autismo y en eso hemos avanzado”.

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