Ana Luisa Rébora: Una artista en solitario

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Ana Luisa Rébora desmiente rumores y noticias que se han difundido sobre su persona. “Ojalá hubiera podido viajar, como dicen. También han dicho que tengo los ojos azules y el diente chiquito. Nada de eso es cierto. Las apariencias engañan.Más que viajar por varias partes del mundo, como se ha dicho, he sido una mujer muy encerrada en mi estudio. A veces la prensa exagera. Ha dicho cosas que no me han pasado. ¡Que he ido a 20 mil partes! Ojalá pudiera pasear por tantos lugares. Soy una persona muy de mi tierra.
También se ha dicho que obtuve una beca para estudiar en Italia. El que la consiguió fue Roberto, mi hermano. Desgraciadamente ser pintor en la familia hace que se confundan muchas cosas. Roberto hace muchos años tuvo la oportunidad de estar en ese país y estuvo becado. Él aprendió la técnica del grabado allá. No fui yo. Entonces yo estaba en Zapopan, tan tranquila”.
Ana Luisa Rébora, a partir del 26 de enero hasta el 8 de febrero, expuso “México oculto”, una serie de 17 monotipias de fuerte contrastación cromática y ya se encuentra preparando el catálogo de su próxima exposición. Entrevistada en el museo de sitio del Congreso del Estado, habla de su obra, su labor como pintora, así como de sus próximas exposiciones.
La artista nació el 31 de enero de 1962, en Guadalajara, Jalisco. En 2005 recibió por parte de Noruega su certificación como artista, denominada Kondelureskogen, por la cual quedó integrada al grupo de artistas noruegos. Ha hecho exposiciones individuales en Alemania, Estados Unidos y Dinamarca, entre otros países.

Para usted, ¿que conforma el México oculto?
El México oculto en mi pintura, más que nada, es el México que me ha dolido, como nos ha dolido a muchos mexicanos. Esta inseguridad que hemos estado viviendo. Parte de ésta se debe a que desgraciadamente no se han puesto de acuerdo nuestras grandes cabezas. Creo que si hubiera más educación y menos hambre, habría menos inseguridad.

¿Qué la llevó a pintar México oculto?
La demasiada información sobre mi país.

¿Cómo se habla de México en el extranjero?
Desgraciadamente en este momento tenemos una publicidad bastante mala. Todo mundo tiene mucho miedo de venir a México. Todo mundo, de una u otra manera, habla mal del país. Eso me da mucho coraje, porque es una tierra muy bella. Creo que a veces exageran. No creo que mi país esté como quisiéramos todos, pero tenemos un ángel.

¿Qué pasará con esta exposición de México oculto?
La exposición se queda en el país, porque trasladarla al extranjero sale carísimo. El plan es que sea expuesta en Oaxaca. Luego tengo otra en Guadalajara, la que ya estoy preparando.
¿Qué significa para usted ser pintora?
Es una profesión como cualquier otra. Es un oficio, un trabajo. Hay que dedicarle ocho horas todos los días. No hay nada diferente a ser dentista o doctor. Implica jugar con el alma, jugar a expresarte, a defender lo que te gusta hacer, es además, una pasión. Me acuerdo que una vez Benito Zamora me dijo: “Ana, cuando empiece a pintar la vida, es un compromiso y no hay para dónde, es exponerte”.

¿Cuándo fue el momento que dijo: “yo quiero ser pintora”?
Es una pregunta difícil, porque en la escuela tengo entendido que no puse mucha atención. Sé que gané un premio infantil en una escuela que se llamaba Cidela. Me acuerdo que iba a la escuela y pues no era de las muy aplicadas. Hablaba como perico y no era muy bien portada, pero sí tuve un regalo: siempre supe que quería pintar, desde muy chica. Vengo de una familia en la que todos somos pintores. Salíamos a vender cuadritos en vez de fruta o dulces. Mi mamá nos sentaba a mis hermanos y a mí a dibujar e iluminar en las tardes. Desde entonces me decidí a pintar.
¿En cuáles otras escuelas estudió?
Tuve la oportunidad de estar en el Colegio Americano, pero hace tantos años, que ya no recuerdo fechas. Estudié en la Preparatoria 5. Recuerdo que no me gustaban las matemáticas, ni la biología, ni la química. Desgraciadamente la física y la química las tuve que entender al momento de trabajar con la cerámica. Ahí me di cuenta que no sabía nada de química y no podía mezclar los óxidos. Finalmente en la pintura es necesaria la química y física para hacer temples y revolver colores. También estudié en la Escuela de Artes Plásticas, pero no terminé la carrera.

¿Qué implicaciones tuvo en Ana Luisa Rébora estar en un colegio particular y después en escuelas públicas?
Me fui, porque ya era mi tiempo. Nada más estuve en la primaria en un colegio de paga y el resto fue en escuelas de gobierno. Eso era lo que me tocaba. Yo acabé primaria y ahora qué, pues reina, te vas a la escuela como cualquiera, como muchos otros mexicanos. No todos tenemos la oportunidad de ir a una escuela privada y cara. Realmente no es por ahí. Se ha confundido mucho el ser gí¼erita con el tener. Esta es una cosa equivocada.

¿Qué pintaba Ana Luisa Rébora cuando fue niña?
Paisajes. Mi pintura es más o menos lo mismo, pero evolucionada. Es un poco como la edad, lo mismo, pero nomás con canas. No creo que haya variado tanto.

¿Cuáles son las principales temáticas de su pintura?
Mujeres solitarias, mujeres que caminan interrogándose, mujeres que se cuestionan, muchos paisajes desolados, entre el misterio y el sueño, donde se confronta más bien el silencio. Yo vivo muy aislada. Eso hace que uno sea más hacia adentro.

Usted también ha pintado ángeles, ¿por qué?
Empecé a pintar ángeles en el momento en que perdí mis embarazos hace 10 años. Como cualquier mujer, me hubiera encantado ser madre. No se me dio serlo. Creo que en el momento en que perdí a los bebés, me tomé de la mano del ángel. Fue algo inconsciente. No me di cuenta a qué hora llegaron los ángeles, a qué horas los he pintado.

¿Ya no los pinta?
No te puedo decir que no, porque en esta exposición “México oculto”hay ángeles. Son un símbolo que he utilizado como personaje, como las puertas, como elementos que casi todos los pintores independientemente tomamos. Cada pintor tiene sus elementos, sus símbolos, sus composiciones, sus rasgos. En mí quizá,como mujer y como persona solitaria, el ángel es como al que todavía le digo: “íngel, cuídame, cuídanos.

¿Por qué salió de México?
Nunca hubiera dejado a México..Mis miras son regresar a este país. Lo dejé por cuestiones sentimentales [se casó con Freddy Ruud].

¿En qué año se fue a vivir a Noruega?
Ay, ¡híjole!, hasta perdí la cuenta. Hace catorce años.

¿Cómo ha influido Noruega en su manera de pintar?
Los paisajes se han vuelto más fríos, los colores son más azules, más plata. Yo alguna vez lo dije en una entrevista: México para mí es color oro y Noruega solo plateado. La luz es totalmente distinta.

A su modo de ver, ¿dónde tienen más apoyo los artistas?
Yo he oído a mucha gente en Guadalajara y en mi ciudad, que tienen premios, becas, que Conaculta ayuda. Veo pintores muy jóvenes que se la pasan, siempre lo he dicho, demasiado tiempo en los cafés. Creo que lo que falta es que trabajen más.

¿Cuántas horas del día dedica a la pintura?
Todo lo que se puede. De hecho, ya no me bajan los dedos por los cartílagos rotos. No tengo otra cosa que hacer más que pintar. Hay noches que paso en vela pintando. Soy nocturna. Soy murciélago: me gusta pintar de noche. En Noruega lo hago más bien de día, porque no tengo luz. En Noruega la luz se me va a la dos de la tarde: entonces todo es gris.

Además de pintora escribió Papel de luna, publicado en 1984: ¿hay alguna relación entre la poesía y la pintura?
Creo que sí. Ese libro se publicó hace mucho tiempo, ya ni me acuerdo. Entonces a las muchachas enamoradas nos daba por escribir poesías románticas. Hice pininos escribiendo. Es algo que nunca he soltado, muy íntimo. Escribo en mis silencios. No soy poetisa. Quisiera pintar poesía en mis cuadros, que es distinto, pero sí me gusta escribir, aunque a veces me cuesta trabajo dar los nombres a los cuadros. Más que nada ha sido cosa de que cuando uno no puede expresarse con el papel, pues agarra uno la pluma.

¿Cada cuánto viene a Guadalajara?
Cada vez que mi economía me lo permite. Viajar a Noruega es bastante caro. Entonces ahorro, ahorro y ahorro. Trato de ir y regresar. A veces no se puede. Actualmente estoy trabajando aquí, en Santa Tere, en mi taller.

¿Cuánto tiempo permanecerá aquí?
No sé. Vengo ahorita. Quiero estar en México. Si regreso a mi segunda tierra, espero que sea en el deshielo. Yo ahorita, como los pájaros, vengo a calentarme. Yo escapo del invierno. No tengo ni horario, ni hora de partida.

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