Alternativas empresariales

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(FILES) In this photograph taken on May 24, 2012 Indian women work at the electrical wiring section of the OREVA E Bike manufacturing facility near Samakhiali of Kutch district, some 240 kms from Ahmedabad. India's industrial output grew just 0.1 percent in April year-on-year, official data showed June 12, 2012, adding to concerns about the economy and raising the chances of an interest rate cut next week. AFP PHOTO / Sam PANTHAKY/ FILES (Photo credit should read SAM PANTHAKY/AFP/GettyImages)

Aquella Guadalajara en la que las cadenas de valor agregado estaban en manos de manufactureros locales y la proveeduría era realizada con insumos de la región, quedó atrás.  Esas compañías no supieron transformarse ni optimizar sus procesos de producción, y desaparecieron. Ahora, en los últimos años lo que se está dando es un esplendor de empresas enfocadas a la innovación y con la mira puesta en los mercados internacionales.

Esta evolución fue documentada por el investigador de la Universidad de Guadalajara, Ricardo Arechavala Vargas, en su libro Veinte años de cultura empresarial en el occidente de México. ¿Hacia dónde vamos?, resultado de las investigaciones que realizaron a lo largo de 20 años en el Instituto para la Innovación y la Tecnología en la Pequeña y Mediana Empresa, del Centro Universitario de Ciencias Económico Administrativas (CUCEA).

El proyecto nació en 1994 con la idea de analizar cómo se adaptarían las empresas locales a la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio (TLC). En aquel tiempo comenzaron con investigación exploratoria para ver qué harían las empresas para ser más competitivas ante semejante desafío.

“Lo que vimos con el tiempo y a lo largo de más de 500 casos que fuimos estudiando, es que las empresas se mantenían de forma estática, no inclinadas a desarrollar nuevas capacidades, sino con una mentalidad basada en que habían hecho lo mismo durante 30 años y no tenían por qué cambiar“, señala el fundador y director del instituto.

El también doctor por la Universidad de Stanford, utiliza en el libro una metáfora acerca de una tribu de indígenas del Amazonas, quienes al tener contacto con el hombre occidental contrajeron la gripa y pensaban que los espíritus del mal poseían su cuerpo y que morirían.

“Por lo tanto, aunque la gripa no mata, para ellos no había nada que hacer: se acostaban en sus hamacas, porque en su visión de las cosas resultaba inútil luchar. La mayoría de las empresas que estudiamos en estos 20 años tenían ese perfil. En lugar de desarrollar tecnología cuando llegaba mercancía asiática a precios más bajos, lo que hacían era castigar salarios para abaratar sus costos y tratar de competir, y no recurrir a desarrollar calidad y programar su producción o reducir costos en base a la optimización de su producción. Muchísimas cosas pudieron haber hecho”.

En los primeros 15 años de esta investigación encontraron casi de manera uniforme esa mentalidad, y muchas empresas desaparecieron o se dedicaron a importar mercancía y comercializarla, lo que destruyó buena parte de la planta productiva.

Surgimiento de una nueva mentalidad
En los últimos años hubo un resurgimiento del emprendurismo, más orientado a la tecnología y a los mercados internacionales, con perfiles capaces incluso de no esperar la ayuda del gobierno, sino de salir a encontrar herramientas de innovación para ser competitivos, hacer alianzas y sumar a investigadores para tener el conocimiento que necesitan, y que además logran desarrollar productos de mayor valor agregado.

“El mercado doméstico no paga la calidad o el nivel técnico de los productos que generan, y entonces se ven obligadas a salir al exterior, desde temprano, desde dos o tres años de existencia. Esto fue favorecido por la nueva formación que tienen estos emprendedores, que son gente que muchas veces tiene estudios en el extranjero o avanzados en tecnología, o a veces que ni siquiera terminó la prepa, pero tiene mentalidad de negocios de vanguardia, y ven las oportunidades que la tecnología ofrece para generar riqueza y no lo piensan dos veces. Dejan sus empresas tradicionales, o las utilizan para financiar sus nuevas empresas tecnológicas”.

Así los empresarios tradicionales no evolucionaron, sino más bien fueron sustituidos por esta nueva generación con mentalidad diferente.

“En el libro toco mucho la situación de México en términos de productividad a nivel internacional, cómo estamos muy atrás, prácticamente estáticos comparados con otros países con los que antes teníamos un nivel equiparable. Otros países incrementan en 60 u 80 por ciento su productividad, mientras que en México en dos años la productividad ha aumentado cuando mucho un 10 por ciento. Nuestra economía crece, pero no porque trabajemos con más inteligencia, sino porque somos más personas trabajando con las manos”, dijo el especialista.

 

Más información:

El libro es publicado por la Editorial Universitaria. Está disponible en el Instituto para la Innovación y la Tecnología en la Pequeña y Mediana Empresa o vía internet 

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