Ahí viene el tren

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Habitantes de la colonia Ferrocarril en Ocotlán, Jalisco, podrían ser desalojados por la rehabilitación de la vía férrea La Guayaba. Las obras de Ferrocarriles Mexicanos (Ferromex) e Infraestructura y Servicios del municipio, se realizan para desviar el trayecto del ferrocarril y así poder concluir el paso a desnivel Doctor Joaquín Figueroa.

La edificación de la infraestructura está inconclusa desde el año 2009. En la actual administración se retoma su construcción con un presupuesto de 14 millones de pesos para finalizar la obra y 3 millones dirigidos al movimiento de las vías.

En un comunicado, el gobierno ocotlense aclara que para continuar con la restauración se requiere el desalojo de las viviendas asentadas en predios irregulares. También promete brindar lo necesario para la reubicación de las familias.

Julio Rivera Hernández, empleado de la empresa constructora responsable de la renovación ferroviaria, afirma que harán un desvío para permitir el cruce del tren mientras se finaliza el paso a desnivel. Este cambio es sólo temporal, al terminar la construcción se regresarán los rieles a su lugar de origen. Confirma que para continuar con su trabajo será necesario invadir las casas que están más cercanas a las vías.

Salvador Álvarez, operador de Ferromex, no abunda en el tema de los desahucios. Al contrario del resto de las declaraciones, afirma que no se afectará ninguna residencia. Explica que rehabilitan las traviesas porque la madera está fatigada, el material se encuentra “agachinado” y cambiarlo es una precaución de seguridad.

Respecto a los afectados, hace casi 40 años Ferromex permitió a sus empleados construir casas en los terrenos cercanos a las carrileras. Manuela Castro Pérez, vecina de la colonia Ferrocarril y viuda de un pensionista de Ferromex, no ha sido avisada de los desalojos aunque los cambios de durmientes se efectúan a poco más de diez metros de su casa.

“Supuestamente dicen que nomás mientras se arregla el puente pero yo estoy a ciegas, no me han dicho nada. No se me hace justo, no tenemos ni dos ni tres años aquí. Somos pocos los pensionados, se puede decir que somos tres”, menciona la vecina.

Uno de los respaldos legales de Castro Pérez es el último recibo del subsidio que firmó su marido, y que señala una disminución por la renta de la propiedad.  Otro posible sustento es un croquis que le entregaron al pensionado, una hoja que marca los metros cuadrados donde podían fincar. En ese espacio, la familia Arroyo Castro levantó un refugio de madera, asbesto y lámina galvanizada.

Por otra parte, Raúl García Olmos, técnico en refrigeración y arrendatario de un inmueble edificado a un metro de un riel, no quiere dejar la colonia porque cree que podría beneficiarse del desalojo: “Nos dijeron que no nos saliéramos porque iban a ayudar a las personas que realmente viven y que nos van a ayudar con un crédito o reubicándonos en otro lado con facilidades, eso nos han dicho las personas de alrededor de aquí”.

En cuanto a lo jurídico, Nicolás Becerra Ramírez, secretario de la oficina regional de Oco-tlán, de la Comisión de Derechos Humanos de Jalisco (CDHJ) y profesor de derecho agrario en el Centro Universitario de la Ciénega, comenta que para deshabitar las viviendas debe haber una orden judicial, con la cual pueda procesar la desocupación. Indica que si se realiza, se tienen que respetar los derechos humanos y evitar cualquier tipo de maltrato. Ofreció sus servicios a los vecinos, en caso de que una dependencia pública evacue la zona sin presentar los documentos pertinentes.

Por el momento, el paso a desnivel se encuentra inundado a consecuencia del temporal de lluvia pasado y su edificación está truncada hasta terminar las obras para virar el paso del ferrocarril.

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