Agua que no has de ver…

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Está ahí, debajo de nosotros, pero no la vemos. Corre por conductos que ella misma creó, después se estanca, se mezcla con más partes de ella misma y una parte vuelve a correr, pero otra es extraída, y emerge de las profundidades para ponerse a nuestra disposición. Es el agua de los mantos freáticos.
Es responsable de toda existencia natural, es lo que preserva la vida, es por eso –el acceso a ella– un derecho humano. Sin embargo, en Jalisco, y en muchas partes del país, la calidad del agua es crítica, aseguran los expertos. Es esta entidad una de las más abundantes del vital líquido, pero el entorno en el que se encuentra no es óptimo para preservar la pureza del agua que los ciudadanos consumen.
Las aguas subterráneas dependen de la situación en que se encuentre la superficie terrestre, y viceversa. Al respecto comenta el ingeniero Walter Ramírez Medina, del Departamento de ingeniería de proyectos de la Universidad de Guadalajara, que “la conformación del suelo permite la precolación –como un filtro– de todo tipo de sustancias líquidas… dentro de los diferentes estratos o características de los suelos, éstos permiten que se estacionen diferentes líquidos a diferentes profundidades, dando origen a los mantos superficiales, como son los ríos o lagos, y los mantos profundos”.
La situación del subsuelo influye también, determinantemente, en las características de la superficie. Así lo explica el geólogo e investigador de la UdeG, Roberto Maciel Flores: “Empiezan a aparecer algunos signos que denotan que la extracción masiva del agua de los pozos está generando serios problemas en la superficie, como son las grietas de Nextipac, y otras en la zona”.
Una ciudad en la que el aire irrita nariz y ojos a causa de las propias actividades urbanas, que cuenta con grandes cantidades de basura y un río maloliente por el que fluyen desechos tóxicos, evidencia que los mantos freáticos también están contaminados.
Comenta la doctora Raquel Gutiérrez Nájera, presidenta del Instituto de Derecho Ambiental, que “si el río Santiago, las aguas superficiales, están contaminadas, esto quiere decir que los mantos freáticos que están debajo, lo más probable es que estén contaminados también… esto es seguro, esto ya no tiene rol científico”.

¿Contaminación profunda?
La contaminación está ahí, pero no se ve. A pesar de que el agua que se extraiga de un pozo profundo se vea limpia y cristalina, es probable que contenga sustancias nocivas para la salud, y que tal vez a corto plazo no se evidencien, mas se pueden ir acumulando en el cuerpo.
A pesar de que existan algunos puntos en donde se concentre la contaminación, el problema involucra al total de la Zona Metropolitana de Guadalajara [ZMG], pues debido a la conectividad que existe entre las aguas del subsuelo, si se contamina el agua que contiene un solo pozo, fluye a través de los ríos subterráneos, llegando al total de los mantos freáticos. “Pueden migrar los contaminantes de un lado hacia otro”, comentó el investigador Walter Ramírez.
El agua que llega a los hogares de la ZMG es tratada previamente por el Sistema Intermunicipal de Agua Potable y Alcantarillado [SIAPA], sin embargo, no toda pasa por el mismo proceso.
Comenta el Gerente Técnico del SIAPA, Manuel de la Cerda, que “el agua de los pozos no está contaminada porque se filtra con los materiales naturales y se limpia. Entre más profundo más limpia”. Agrega el Ingeniero Walter que “los contaminantes de moléculas pequeñas como plaguicidas o metales pesados, tienen buena velocidad de infiltración hacia los mantos freáticos”.
Son las aguas profundas un blanco fácil para los contaminantes imperceptibles a la vista. Una parcela roseada con plaguicidas, una empresa industrial que no trate sus desechos, cúmulos de basura que dejan escurrir sus jugos sobre la tierra, o las mismas paredes subterráneas de los pozos profundos, infestadas de metales pesados; son las principales causas de que los mantos freáticos contengan sustancias nocivas para el cuerpo. Mientras más se extraiga agua de los pozos, menor capacidad tendrán de diluir los contaminantes ya albergados en las paredes subterráneas
Afirma el investigador Walter, que además de la contaminación que se puede infiltrar de la superficie, los mantos freáticos están expuestos a contaminantes que también permanecen en el subsuelo. Las fugas de hidrocarburos como gasolina que se ha llegado a escapar de las tuberías en mal estado, o el petróleo, son los principales.
Otra manera de contaminación de estas agua profundas se da debido a la creciente explotación de los pozos, pues cuando se filtra el agua entre las distintas capas del subsuelo, se van acumulando los contaminantes, y hay menos agua que los diluya. “La composición hidrológica del agua tiende a cambiar. Por razones naturales: entre más aguaroca exista, va a haber una menor concentración de minerales, y cuando el acuífero esté sobre explotado, va a haber una mayor concentración de minerales”, comentó Roberto Maciel.
El especialista ubica cinco zonas de Jalisco con mayor índice de contaminación: Arandas, Tequila, Guadalajara, Puerto Vallarta y Ciudad Guzmán. “Son las zonas conflictivas tanto por la contaminación de los acuíferos como la baja, subterránea”.

Los riesgos
Es principalmente en el municipio de Zapopan en donde el agua que llega a los hogares se extrae de los mantos freáticos, y es precisamente en la colonia Jardines del Sol, de ese municipio, en donde el menor de 14 años, ílvaro Brisuela Torres, después de un análisis de cabello obtuvo en los resultados cantidades de talio, cadmio, bario y arsénico, en un 50 por ciento arriba de los parámetros recomendado por la Organización Mundial de la Salud.
Es la segunda vez que se le practica un estudio así a ílvaro, sin embargo, a partir de que vive en dicha colonia los metales pesados en su cuerpo aumentaron. “Hace unos meses le volvimos a hacer el estudio y le detectaron los metales altos”, aseveró Teresa Torres, madre del menor.
Son principalmente talio y cadmio, los metales que fueron enterrados en el predio que durante casi 40 años ocupó la empresa Motorola, fabricando baterías y desechando esos metales. Dicho predio se ubica a seis cuadras de la casa de ílvaro; a cinco cuadras, sobre la calle Tenochtitlán se encuentran tres pozos bombeando agua de los mantos freáticos.
En cuanto a la Comisión Nacional del Agua (CONAGUA), encargada de la verificación de la calidad del vital líquido de los mantos freáticos, aún no tiene estudios actualizados que muestren la situación actual de dichos acuíferos. “No ha habido un presupuesto para darle seguimiento. Actualmente estamos en pláticas con distintas instituciones, para poder emitir un documento sobre la actual situación”, comentó el investigador Maciel, quien ha participado anteriormente en estudios de la CONAGUA.
Concluyen los investigadores en que el panorama es lamentable: “Desgraciadamente estamos en un conglomerado de industrias, casas y diferente heterogeneidad de localidades situadas en un predio que es la ZMG y que desgraciadamente impacta al subsuelo”, explicó Walter Ramírez. “La situación es crítica si no se obtiene una fuente de abasto confiable… la contaminación va ser sus grandes estragos, por eso la cuestión es apostarle un sistema permanente de abasto de agua, diferente a la extracción de freáticos”, argumentó Roberto Maciel.

El pozo de la muerte

Es el municipio de El Salto, uno de los más abatidos por los desastres ecológicos en esta zona cercana de Guadalajara. Es ahí en donde abundan las casas con paredes descarapeladas y vidrios rotos, las calles sin pavimentar o llenas de agujeros; es ahí por donde pasa uno de los ríos más contaminado del mundo, donde la piel se siente áspera solamente por exponerse al polvo, y donde la calidad del agua del subsuelo va más allá de estar contaminada, pues no hace falta ingerirla para conseguir una intoxicación; basta acercarse a uno de sus pozos profundos para encontrar la muerte.
Fue lo que ocurrió el primero de mayo de 2005 en la delegación La Huizachera con cuatro hombres que trabajaban en una ladrillera, a un costado del pozo del que extraían agua para fabricar sus ladrillos, y el mismo que les causó la muerte.
Es el caso de Humberto García Piña, Ricardo García Tavares, Baltasar Buendía Gutiérrez y Gabriel Vázquez. Comenta Enrique Enciso, director del grupo ambientalista “Un salto de vida”, que cuando Humberto García se acercó al pozo a extraer agua, arrojó accidentalmente su sombrero a la superficie líquida, pero fue su hijo Ricardo quien al bajar por los travesaños para recuperar el sombrero, se desplomó y murió inmediatamente.
Fue entonces cuando Baltasar Buendía se percató de que Ricardo, quien era su cuñado, no salía, y al meterse a auxiliarlo, le sucedió lo mismo. Posteriormente Gabriel Vásquez, compadre de Baltasar intentó auxiliar a ambos, pero tampoco pudo hacerlo, de la misma manera murió. Finalmente Humberto García quiso entrar al pozo para ayudar a los tres, pero apenas y se acercó, y corrió con la misma suerte. El resultado: Guadalupe García Tavares perdió a su padre, a su hermano y a su esposo. A ella le dijeron los médicos que “les explotó el pulmón”.

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