Afores una ruleta donde no todos ganan

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Las afores son un jugoso negocio para las empresas administradoras, no así para los trabajadores, que son víctimas de altas comisiones en un juego donde algunas veces ganan, otras pierden y enfrentan un futuro incierto, coincidieron Aurelio Real León y José Asunción Corona Dueñas, académicos del Departamento de Finanzas del Centro Universitario de Ciencias Económico Administrativas (CUCEA).
Las comisiones y rendimientos de las afores varían de acuerdo al portafolio financiero de inversión. Actualmente la Comisión Nacional de los Sistemas de Ahorro para el retiro maneja cinco siafores básicas, en relación a la edad de los trabajadores cotizantes. Dentro de la quinta (que es para personas de 26 años o menos), la que tuvo un mayor rendimiento al nueve de febrero de 2009 fue Argos. El rendimiento neto fue de 6.21 por ciento y una comisión de 1.17 por ciento. Sin embargo, en otros casos la comisión se comió al rendimiento. Tal fue el caso de Ahorra Ahora, que tuvo un rendimiento neto de 0.87 por ciento y una comisión del 3 por ciento. En caso de Invercap la comisión fue de 2.48 por ciento y el rendimiento neto de 0.44 por ciento, indicó Aurelio Real León.
El académico explicó que el rendimiento neto se obtenía de la resta del rendimiento bruto menos la comisión. Así, en el segundo caso el rendimiento bruto fue de 3.87 por ciento y en el tercero de 2.92 por ciento.
La comisión es cobrada sobre el saldo que el trabajador tiene en su cuenta. Es decir, sobre todas las aportaciones acumuladas desde que inició hasta la actualidad, añadió Corona Dueñas.
“La desventaja no es porque se cobre sobre el saldo, sino la alta tasa de interés que cobra la administradora. Éstas oscilan desde el 1.17 hasta arriba del 3 por ciento. Debería mejor cobrarse comisión sobre el rendimiento máximo un cinco por ciento. De esta manera se obliga a que las afores que no tienen rendimiento no tienen por qué cobrar comisión”.
Lo justo sería que si el trabajador gana, también lo haga la afore, y si pierde no se cobre comisión, “pero las afores tienen el sistema de gana-gana”, añadió Aurelio Real.

Riesgo de un estallido social
Puede haber casos en que las comisiones se coman los ahorros del trabajador hasta llegar un momento en que no quede nada en su cuenta. “Si alguien pierde su empleo, la afore cobrará la comisión de los recursos acumulados en su cuenta individual. Como no va a haber aportación adicional, el dinero que haya se invertirá. Mientras tenga rendimiento y sea mayor al cobro de la comisión, el trabajador seguirá conservando su inversión con un pequeño remanente, pero si el cobro de comisión es mayor al rendimiento, la persona tendrá un rendimiento negativo. Si este trabajador no vuelve a incorporarse al mercado laboral el dinero que tiene acumulado podría consumirse si no tiene buenos rendimientos”, señaló Aurelio Real.
Reina la anarquía en las afores. “No hay una comisión definida, todas las afores se rigen por la ley de la oferta y la demanda, también la ley de los sistemas de ahorro para el retiro es parca, omisa en lo que se refiere a ese aspecto. Hay intereses económicos de los participantes en diferentes grupos financieros que no permiten su regulación, pero esto tendrá que hacerse porque el problema está generando una bomba de tiempo que nos explotará. Imagínese el problema social que generará la inconformidad de millones de trabajadores de todo México. Si al pueblo lo poco que tiene se lo quitan, lo más probable es que un problema de seguridad social se convierta en uno que podría derivar en un estallido social… y eso a nadie nos conviene”.
El objetivo inicial de las afores era que los trabajadores cotizantes en activo y los que estaban a punto de pensionarse tuvieran un retiro digno y decoroso, pero como están sujetos a los mercados financieros, a la inversión de capital, a las pérdidas y ganancias el futuro es incierto, señaló el investigador.

Un negro porvenir
Un problema adicional que empaña el porvenir del trabajador son los bajos salarios. En base a estos cotiza en el Seguro Social y será lo que aporte a su cuenta. La ley establece que el trabajador puede cotizar cuando percibe desde un salario mínimo hasta 25 veces el salario mínimo. El problema es que el 80 por ciento de la población económicamente activa asegurada en el IMSS cotiza con uno hasta cuatro salarios mínimos, que podría ser insuficiente para tener un retiro digno. “Si tienen salarios de miseria, muy seguramente cuando llegue la edad del retiro van a tener pensiones de miseria, y con eso sólo nos referimos a las aportaciones sin tomar en cuenta las comisiones”.
Hay ocasiones en que los trabajadores son inscritos al IMSS con menor sueldo del que perciben. Debería haber mayor vigilancia al respecto por parte de las autoridades. “Muchas veces el trabajador acepta por necesidad tal situación. El único que sale perjudicado es él mismo”, agregó Corona Dueñas.
“Lo que el trabajador logre ahorrar es lo que gastará en un futuro. El estado lo único que garantizará es el pago de una pensión mínima, que es un minisalario del Distrito Federal elevado al mes. En esas condiciones, por desgracia, estará un gran porcentaje de la población nacional, y esa será la afortunada, la que tendrá seguridad social; otros, ni siquiera tendrán ese beneficio”.

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