Abusos desde la niñez hasta la edad adulta

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Violencia doméstica, maltrato y abuso sexual por parte de los padres o personas cercanas, son factores que podrían desencadenar en el curso de la vida de las víctimas, problemas en sus relaciones con profesores y compañeros e incluso el desarrollo de una adicción.

Así lo plantea la investigación “Abuso sexual infantil en varones reincididos en centros de adicciones en la Zona Metropolitana de Guadalajara, México”, que realiza Osmar Matsui Santana, jefe del departamento de Ciencias Sociales, del Centro Universitario de Ciencias de la Salud (CUCS), en colaboración con la Fundación de Prevención del Abuso Infantil (Pas) y la Federación Mexicana de Educación Sexual y Sexología, AC (Femess).

La investigación fue presentada en el marco del XI Congreso Nacional de Educación Sexual y Sexología, realizado del 2 al 4 de noviembre, en Guadalajara.

El también Presidente de la Federación Mexicana de Educación Sexual y Sexología explicó que experiencias como el abuso sexual infantil están asociadas con una mayor frecuencia a problemas de drogadicción en la edad adulta, por lo que el objetivo del estudio fue investigar el abuso sexual infantil y las características sexuales entre hombres con abuso de drogas en centros de tratamiento residencial.

Para eso aplicó una encuesta a 379 varones de 10 centros de tratamiento para abuso de drogas en Guadalajara durante el segundo semestre de 2016.

Los resultados fueron analizados a principios de este año y revelaron que el 33 por ciento de la muestra había sido víctima de abuso sexual antes de los 12 años de edad por parte de alguno de sus familiares directos, un amigo de la familia, un vecino o maestro.

De esos, la primera vez fue cuando tenían ocho años, y en un 25 por ciento de los casos, la persona abusiva era una mujer, mientras que el 75 por ciento fue otro hombre.

“Lo que se encontró es que en realidad estas personas habían tenido una infancia difícil y que también había frecuencia de abuso infantil, pero principalmente problemas de funcionalidad en la familia, que a su vez repercutía en el ambiente escolar”.

En el caso del grupo de personas que sufrieron abuso sexual en su infancia, los regaños de los padres eran más fuertes, en comparación con aquellos que no habían sido víctimas de abuso, sin importar el nivel socioeconómico.

“Había mayor violencia física en este grupo de personas, así como en la relación con sus profesores, quienes también los agredían, y también había más problemas con sus compañeros. Son personas que desde niños vivieron con mucho maltrato”.

Esta conducta, explicó el investigador del CUCS, podría haber sido un reflejo de lo que vivían en sus hogares.

Del tercio de la muestra que tuvo abuso sexual en su infancia, el 73 por ciento informó que su vida se vio afectada por dicha experiencia.

No hubo diferencias notorias entre quienes fueron víctimas de abuso y los que no en cuanto a intercambio de pareja sexual, sexo con trabajadoras sexuales, sexo grupal, parejas sexuales ocasionales o tener relaciones sexuales por drogas. Sin embargo, aquellos que revelaron abuso sexual infantil, tuvieron 2.6 veces más sexo con menores, cometieron más delitos relacionados con la sexualidad y perpetraron más abusos sexuales con menores de 16 años.

Falta investigación
“El abuso sexual infantil es un fenómeno que ha sido ampliamente estudiado en las últimas décadas. La mayoría de las investigaciones han encontrado que entre el 15 por ciento y el 33 por ciento de las personas en la población general informan un historial de actividad sexual no deseada cuando eran niños”, explica en su investigación.

“Mientras tanto, otros científicos dicen que el impacto del abuso sexual infantil está sobreestimado y que el ambiente familiar puede confundirse con la experiencia del abuso sexual infantil para un ajuste psicológico más pobre”, agregó Matsui Santana.

La investigación fue presentada en el XI Congreso Nacional de Educación Sexual y Sexología “Entre discursos y acciones”, organizado por Femess, la semana pasada en Guadalajara.

“Hace falta mucha investigación en estas poblaciones para poder comparar los datos en poblaciones similares en edades, que no sean adictos a drogas para ver qué pasa con la conducta violenta o casos de abuso sexual”.

Matsui Santana continuará su línea de investigación sobre comportamientos sexuales desde la niñez hasta la juventud en población universitaria, como un seguimiento sobre este tema que inició hace dos décadas.

En estos estudios ha encontrado que en 1998 la frecuencia de historia de abuso sexual infantil era del 22.5 por ciento en estudiantes universitarios, mientras que una década más tarde, en 2008, el fenómeno se redujo al 13.8 por ciento de estudiantes, situación que el investigador atribuye al impacto positivo de la educación sexual.

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