Yerbas buenas

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    Alejandra tiene el corral lleno de macetas. Es una joven ama de casa, que suele usar plantas medicinales para curar diferentes padecimientos que aquejan a su familia. En este caso, su niño trae un hematoma por los golpes de la cascarita futbolera que jugó en la calle. Le unta en la rodilla una cataplasma de hojas frescas de una planta llamada “Angélica”.

    El uso de este tipo de remedios es más que común en la región de los Altos, donde la gente cree más en la medicina herbolaria que en los médicos, cuando es algo que no consideran grave.

    El té de azahar para el insomnio y la valeriana para quitar los nervios y el mal carácter; la ruda, machacada en los oídos para curar “el dolor de aire”, los “chiquiadores”, que se untan como pomada en las sienes para aliviar los dolores de cabeza; o la manzanilla en gotas, para los ojos irritados o enrojecidos; también la albahaca, el árnica, el orégano, la hierbabuena, la salvia, la menta, la sávila, el berro, la siempreviva, el estafiate, la aceitilla, el gordolobo, la hierba santa, el romero o las hojas de limón. En distintas preparaciones y para diversos padecimientos.

    La herbolaria es una tradición arraigada en esta zona. Esto motivó a Raymundo Velasco Nuño, profesor investigador del Centro Universitario de los Altos (CUAltos) a confeccionar con la ayuda de alumnos de ingeniería agroindustrial, el Catálogo de hierbas medicinales autóctonas, además de instalar una “farmacia viviente”, que consiste en un huerto en las instalaciones del campus.

    “Las amas de casa de la región de los Altos, sobre todo las que son de las rancherías, siguen utilizando estas plantas. En todas las casas las señoras tienen sus huertitos o sus corralitos y conocen bien el uso. Esto ha sido un aprendizaje de generaciones a generaciones. Y a nivel mundial existe un boom para retomar esto de la medicina naturista. Lo vemos con las compostas, con lo orgánico. Te aseguro que las plantas medicinales van a tener mucho auge”.

    El proyecto nació hace cuatro años y hasta el momento han logrado reunir 65 plantas que están en físico en el huerto medicinal del CUAltos. Además, ya tienen duplicado de cada hierba, pues en una ocasión una inundación provocó que perdieran 15 ejemplares. Ahora están preparados para cualquier eventualidad.

    “Esto es una colecta hecha por los estudiantes. Las plantas las consiguen con sus mamás y sus abuelitas. Nosotros hacíamos primero un cuestionario para saber para qué usan la planta, cómo y en qué forma la utilizan. De esa manera formamos el catalogo identificando cada una y con la información de cada planta, cómo cocerla o cómo prepararla. También para preservarlas. Los muchachos me ayudan a hacer todas las labores y le dan todo el cuidado a las plantas y limpian el huerto”.

    Pretende publicar el próximo año el catalogo en forma de libro, el cual incluye el nombre científico de cada hierba, así como la denominación coloquial, las fotografías y una lista de los padecimientos para los cuales la gente las utiliza y algo de historia.

    Los estudiantes de agroindustrias y sistemas pecuarios reciben capacitación sobre la forma de elaborar champús, jarabes, perfumes, lociones, cremas con todas esas plantas y en sinergia con estudiantes de carreras económico administrativas, la idea es que comiencen a crear pequeñas empresas para comercializar este tipo de productos. Además, quieren sumar a los estudiantes de medicina.

    “Viene gente de Guadalajara, se hacen grupos de trabajo y nos enseñan a hacer 15 o 20 productos distintos. Esta es la parte que queremos transmitir a los estudiantes, para que hagan sus agronegocios. La parte botánica es también importante. Queremos agrandar el huerto y meter más plantas y seguir trabajando en eso”, finalizó Velasco.

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