Viven de la informalidad

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Hasta hace un par de años los vendedores ambulantes de comida en la zona metropolitana de Guadalajara eran entre cuatro y cinco por cada 10 negocios legalmente establecidos. En la actualidad, en todo Jalisco son más los informales que los formales de este sector.
Según el padrón de la Cámara Nacional de la Industria Restaurantera (Canirac), delegación Jalisco, son 15 mil negocios establecidos contra 30 mil vendedores informales.
El presidente de la Canirac en el estado, Luis David González González, expresó que su sector no se aparta de la realidad en el sentido de que pasamos por una situación económica difícil y que cualquier persona tiene el derecho de sobrevivir de una manera lícita.
“Estamos en contra del ambulantaje porque es una competencia desleal. Sin embargo, entendemos que mucha gente lo hace por necesidad, aunque reconocemos que la mayoría actúa así por comodidad”.
Aclaró que la mayoría de los ambulantes y algunos propietarios de puestos semifijos prefieren estar en esta situación que contribuir a un desarrollo ordenado. “No quieren pagar impuestos, lo hacen por no estar sujetos a una regularización sanitaria. Así tienen otros ahorros, como luz eléctrica, pues muchos se la roban. Eso los vuelve competitivos, pero dañando la economía en general”.
También evaden impuestos municipales, estatales, federales y no contribuyen con el IMSS ni con el Infonavit.
Ante la situación económica del país, Luis David González expresó que su sector no se opone a que la gente se gane la vida en forma honesta “en la informalidad, pero por un tiempo predeterminado, no para toda la vida. Hay gente con 20 años viviendo del ambulantaje”.
Informó que la Canirac propone a los gobiernos municipales de Jalisco poner en marcha un esquema en el que los vendedores ambulantes de comida ejerzan esta actividad por un periodo no mayor a un año.
“Estoy de acuerdo en que algunas personas con mucho esfuerzo ponen un pequeño negocio o que por desconocimiento están en la informalidad, pero hay gente que tiene hasta 20 años con puestos en la calle”.
Como ejemplos tangibles dijo que en el caso de Guadalajara están los “taqueros” de Mexicalzingo y Chapultepec, Manuel Cambre y Plan de San Luis, en los alrededores de los hospitales civiles. Es increíble que la autoridad esté ciega… son negocios, porque no me digas que los señores no pueden pagar un local comercial. Los invito a que vayan para que vean lo que venden”.
La mayoría de estos vendedores informales tienen ingresos superiores a los de varios restauranteros formales, lo que comprueba la teoría de la Canirac: “algunos están por necesidad y otros por la comodidad de evadir obligaciones”.
“Si queremos aminorar el problema, la autoridad municipal debe restringir los permisos, de tal forma que un informal no pueda tener más de cuatro metros cuadrados de la calle y no esté autorizado a trabajar más de un año de esa manera. Después de un año tal persona deberá abrir un establecimiento, porque el negocio le fue rentable y si no, pues se va, no le significó negocio”.
La visión municipal
En contraparte, el director de comercio en espacios abiertos del ayuntamiento de Guadalajara, Luis Manuel ílvarez, señaló que por lo menos en los últimos 10 años “no se han dado nuevos permisos en el centro histórico”.
Uno de los requisitos municipales para los giros de alimentos preparados es la constancia del manejo de alimentos que expide la Secretaría de Salud, mientras que los giros que manejan productos perecederos, como carne, pollo, pescado, lácteos y contaminantes, no se pueden vender en la vía pública, pero sí tacos, papas fritas, café y raspados, entre otros.
Una vez que el ayuntamiento expide el permiso, queda bajo el control de inspección y vigilancia municipal, así como de la Secretaría de Salud.
En términos generales es un requisito no ubicarse en avenidas, esquinas, calles de doble circulación, calzadas y ejes viales, así como quedar a una distancia mayor a los 100 metros de edificios públicos, como un templo, mercado, escuela, una clínica u oficina gubernamental.
“Además se necesita la anuencia de por lo menos cinco vecinos más próximos de donde se quieren instalar”.
Guadalajara maneja tres tipos de permisos: ambulantes, semifijos y fijos y para los tres aplica el mismo reglamento: “si no doy un permiso para un puesto fijo afuera de una escuela, tampoco para un ambulante”.
–¿En la realidad es así?
–Le voy a explicar, porque ya sé la duda que tiene. Los reglamentos son modificados cada año, a causa del crecimiento de la ciudad. Quizá lo que en este momento no es permitido, hace cinco, 10, 15 o 20 años sí lo era, pero los reglamentos y las leyes no son retroactivas cuando aplican en perjuicio de alguien, por eso a quien obtuvo su permiso entonces, nosotros ahora no se lo quitamos.
Con relación a la propuesta de la Canirac, Jalisco por motivos económicos debería permitir el ambulantaje de vendedores de comida por un periodo que no rebase los 12 meses, dijo el funcionario municipal.
“Habría que reglamentar, platicar con quienes hacen los reglamentos. Considero que hay que tomar en cuenta situaciones como derechos humanos, porque no podemos obligarlos, sobre todo por la no retroactividad de las leyes”.
¿Cuánto cuesta un permiso en el ayuntamiento de Guadalajara en los tres niveles (ambulantes, semifijos y fijos)?
–La solicitud vale 14 pesos en cualquiera de las tres modalidades. Una vez que sale aprobado, se cobra por metro cuadrado por día. Actualmente da entre 10 y 11 pesos por metro cuadrado.
–¿Es lo único que hay que pagar?
–Sí.

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