Violencia sin cortes

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Por estética de la violencia en el cine se entiende el conjunto de estrategias audiovisuales que provocan un efecto específico en el espectador, donde están en juego la ética y la recepción. Directores como Quentin Tarantino, Robert Rodriguez y Oliver Stone, a lo largo de su trayectoria, han sido criticados por la violencia en sus películas.

Bastardos sin gloria o Perros de reserva de Tarantino, Machete de Robert Rodriguez, así como Asesinos por Naturaleza de Stone, se han ganado el repudio, pero sobre todo, han logrado la simpatía de espectadores de todo el mundo. ¿A qué se debe esto? A que sigue siendo un cine de palomitas, taquillero, con violencia soportable bañada casi en todos los casos de humor negro. El espectador sale de la sala con una sonrisa, no sale perturbado, como ocurriría con Funny Games, película de Michael Haneke (1997 y 2007) donde un par de chicos asesinan a una familia aparentemente sin ninguna razón. La película desquicia y a este efecto contribuyen los planos largos con cámara fija que Haneke utiliza provocando desesperación en el espectador. Un plano fijo del personaje con la pierna destrozada es más inquietante que un montaje acelerado, repleto de cortes y efectos de sonido. La violencia sin cortes engrandece el drama. Mientras menos cortes tenga una escena violenta, más sufrirá el espectador. Los cortes son un respiro, una pausa, y si no los hay, la tensión aumenta. Este es el caso del plano-secuencia utilizado cada vez más para mostrar momentos de violencia.

Un ejemplo es el efecto dramático de una escena de la película Irreversible (2002) de Gaspar Noé, basada en el uso del plano-secuencia, es decir la realización de una toma sin cortes. En el plano-secuencia cualquier movimiento de cámara, de planos, puede durar desde un minuto hasta dos horas o más, todo es válido, menos cortar. Irreversible, está compuesta por doce plano-secuencias. Se trata de una narración lineal pero del final hacia adelante. Comienza con los créditos corriendo hacia atrás.

La fotografía juega un papel importante en la estética de la violencia de esta película, pues toda la historia transcurre en una noche con una atmósfera sórdida, con poca luz y en tonos rojizos. El sonido también colabora a crear un ambiente inquietante y de incertidumbre, cada vez que termina un plano-secuencia, la cámara nos muestra el techo con un sonido subliminal de baja frecuencia que se vuelve insoportable para el oído humano. Según explica el director Gaspar Noé, fue creado para generar vértigo en el espectador.

Aunque la violencia está presente en los noventa y nueve minutos de duración de la película, el plano-secuencia que causó mayor controversia en las salas de cine es la violación al personaje de Alex, la chica que se va temprano de la fiesta y que es atacada en uno de los solitarios pasillos del subterráneo.

Este plano-secuencia tiene una duración de doce minutos desde que Alex sale de la fiesta y hasta que termina casi muerta en uno de los pasajes del metro luego de ser violada y golpeada.

Con un travelling con cámara en mano seguimos a Alex. Abandonamos junto con ella el edificio de la fiesta, salimos a la calle, vemos como intenta tomar un taxi. La escuchamos hablar con una mujer quien le asegura que será mejor que tome el metro, la seguimos, nos adentramos en uno de los pasillos solitarios del subterráneo, unos pasos adelante vemos a una pareja discutiendo, Alex parece dudar en seguir avanzando, decide hacerlo y cuando esto ocurre anticipamos que algo terrible va a ocurrir. El hombre ataca a Alex. La cámara baja hasta al suelo junto con los personajes. Desde ese ángulo el director hace sentir al espectador que está en el piso y es parte de la escena. Ahí empieza el martirio, pues estamos atrapados con ellos sin poder hacer nada. Somos testigos de la brutalidad del ataque, los nueve minutos restantes se vuelven una pesadilla.

Esta secuencia no hubiera tenido el mismo efecto si hubiera sido filmada con cortes. El plano-secuencia nos hace sentir más cerca de la realidad en gran parte por el efecto tiempo. Presenciar una violación en tiempo real dejó en shock a más de alguno. Sin embargo, Irreversible tiene un planteamiento innovador como para no quedarse sólo en la apariencia de lo violento. Su estructura narrativa, la convierten en una película original y de culto.

Nota: Extracto de la ponencia “Violencia sin cortes: el planosecuencia y su efecto dramático”. Coloquio El cine y las humanidades.

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