Violencia cegadora

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    El caso parece escaparse de una novela negra, hasta, en ciertos momentos, con tintes sádicos: un hombre, presuntamente por haberse masturbado frente a su compañero de celda es atacado en una prisión preventiva y se queda sin ojos. Sin embargo, en torno a este suceso permanecen muchas interrogantes e incongruencias aún por aclarar. Lo que todos saben es el resultado.

    Según las versiones que manejaron los medios, cuando José Francisco Aguilar Hernández, el pasado 23 de diciembre, le sacó los ojos a Héctor Jonathan Franco Martínez, no había custodios en guardia, pues a los que les tocaba ese turno, habían salido por comida. Al parecer, Jonathan no gritó y, cuando lo encontraron, ya tenía los globos oculares de fuera, desangrándose.

    El agresor, Francisco Aguilar, apodado “El Pancho”, de origen michoacano y encarcelado por robo a casa habitación, cuando decidió atacar a su víctima porque supuestamente estaría masturbándose frente a él, estaba bajo los efectos de la mariguana.

    Para el doctor Edmundo Andrade, profesor del Centro Universitario de la Costa (CUC), este es un caso aislado y considera que a pesar de que lo ocurrido parece ser un acto de homofobia, es difícil que estos sucesos de discriminación se vean en Puerto Vallarta, pues comenta que “por ser un destino turístico internacional, es mucho más tolerante y, por ende, no hay escándalos por ver parejas del mismo sexo”.

    Andrade Romo, quien es director del Departamento de Estudios Sociales y Económicos, dice que se trata más bien de un caso de negligencia por parte de las autoridades y que tiene que ver con las condiciones de los separos.

    “Las instalaciones deben estar acorde a una sociedad amplia y diversa, digo, ahora son una o dos celdas donde puede entrar una persona calificada como criminal de alta delincuencia y alguien que está por un delito menor o por una falta”.

    Agrega: “Aquí el caso es que estaba una persona alcoholizada e incluso intoxicada con alguna otra droga, así que no estaba en su pleno juicio, y que con sus principios, sus aberraciones, su ignorancia, lo llevó a cometer un acto de violencia. Al margen, también quiero apuntar, de posibles provocaciones que se puedan dar entre unos y otros; sin embargo, ese ya es un asunto interno de que el custodio debió haber estado atento, ahí es responsabilidad de él”.

    Agregó que aún no hay una declaración contundente que indique por qué fue remitido a los separos Jonathan Franco, pues en la información que se ha manejado sobre el caso, únicamente se dice que fue una falta administrativa: “Para empezar, ahí hay un distingo, pues pudo haber sido el estar orinando en la vía pública (como lo manejan en algunos medios), pero acá en Vallarta, luego te encuentras que los turistas andan haciendo lo mismo, lo cual nos debería llamar bastante la atención: por qué no agarran a ellos y sí en este caso a Jonathan”.

    El profesor investigador concluyó que este tipo de temas son muy sonados, puesto que se está trabajando constantemente en tener una sociedad libre y responsable, con valores fuertes en tolerancia, una sociedad más incluyente: “Yo creo que este caso sí tiene impacto y servirá más a nivel estatal, sobre todo por aquellas sociedades que aún son más cerradas”.

    Por lo ocurrido con Jonathan Franco ya se presentó una queja en la Comisión Estatal de los Derechos Humanos y, de acuerdo a lo que comenta la licenciada Francisca López, Encargada de la oficina regional Costa Norte, ya se ha estado atendiendo el caso al recibir la documentación pertinente y al estar en contacto con la pareja sentimental de la víctima, además de que se está solicitando la información desde el momento de la detención.

    Según agrega, el tiempo para dictar la resolución del caso puede ser variable, y dice que en Puerto Vallarta no se han tenido casos de homofobia, por lo que, de ser así, este sería el primero.

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