Una inquietante cotidianidad

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Resituación, el nuevo álbum del asturiano Nacho Vegas, rinde homenaje a lo cotidiano desde un punto de vista penetrante y lúcido, sin dejar de lado algunos elementos que juegan con la ficción, algo que enriquece este trabajo que pone de nuevo en la mira al cantautor, especialista en intentar ordenar el caos.

El volverse a posicionar en determinada situación, en darle un orden distinto, y quizá cambiar el resultado por completo de esa realidad, es una de las constantes en este disco que adquiere vida propia a través de personajes inmersos en las canciones. Nacho Vegas nos cuenta las historias de un hombre que escribe sonetos y que tiene como mejor amigo a un calcetín; nos habla de un policía que estudió, pero que termina como un torturador, además de relatarnos un pequeño episodio de una mujer que cree en Dios, aunque guarda una pistola ilegal entre sus bragas.

Nacho Vegas abandona un poco aquellas composiciones intimistas y confesionales, para entrar en el abismo de lo habitual —sin caer en innecesarias trivialidades—, ofreciendo una serie de temas que recurren al folclor y al rock. “Adolfo Suicide” y “Ciudad Vampira”, concentran esa condición de un disco que avanza cada vez que se escucha, que deja percibir a un compositor ávido por decirnos qué sucede a su alrededor de una manera ingeniosa, de una forma que incluso contiene un humor espontáneo y particular.

Con Resituación, Nacho Vegas anota un acierto en su carrera. El músico nos permite acercarnos a aquellas cosas que muchas veces apartamos por descuido o ignorancia, pero que tienen una repercusión directa en nuestro comportamiento y nuestra relación con los otros. Destaca la canción “La vida manca”, una composición que posee brillo por sí misma, una especie de sueño mórbido a ritmo de una peculiar canción ranchera.

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