Una gala de jazz y amor

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    Ahora que las películas infantiles —e incluso algunos niños— dejan de lado con cierto desdén la animación clásica de papel y lápiz, enamorados de las lustrosas maravillas de la animación digital y la “tercera dimensión”, Fernando Trueba se encuentra con el ilustrador Javier Mariscal para contar una historia de amor y música interrumpidos por una revolución hoy astrosa pero aún reciente.
    Chico es un pianista de La Habana que se enamora de Rita, cuya excepcional voz y hermosura convierten en una celebridad, luego alejada e inalcanzable para Chico. De la vecindad a las marquesinas de Broadway, Rita finalmente vuelve a los brazos de Chico, hasta que la situación política lo lleva deportado de vuelta a la isla y ella queda en una encrucijada.
    Seguramente son el componente histórico y político, los desnudos completos y la seriedad dramática del idilio desafortunado lo que le valen a este filme la clasificación B15, muy lejos de la AA y la A, acostumbradas para las “caricaturas”. Por si quedaba alguna duda a estas alturas, Chico y Rita es otro ejemplo de que la forma nunca debería importar más que el fondo, y de que, por lo tanto, la animación no se limita al kinder garden.
    Otro de los motivos principales del filme es el jazz cubano en su momento cúspide de intercambio con la escena de Nueva York: los buenos tiempos del Buena Vista Social Club, que también Wim Wenders rescató a modo de documental en 1999. Es así que la música se convierte también en un protagonista de Chico y Rita. Desde la nostalgia de esa época, el score se compone de piezas de Dizzy Gillespie, Thelonious Monk y Cole Perter, por ejemplo. Pero el homenaje se sublima enteramente con la colaboración y dedicatoria a Bebo Valdés, legendario pianista, arreglista y uno de los protagonistas de la época dorada del son cubano que aún vive, compone y toca, querido amigo, además, de Trueba y Mariscal
    “Esta película es como una canción”, ha dicho Trueba en una entrevista para el Festival de Toronto. “Desde antes de comenzar a escribir el guión, Javier me dijo que quería que fuera como un bolero”, y quizás por esto no podía faltar una versión más de “Bésame mucho”.
    La banda visual también tiene por su parte otro tanto de homenaje: la moda del medio siglo XX, los escenarios coloridos y un tanto barrocos, los besos épicos, los salones de baile, las tomas desde el parabrisas mientras Chico conduce un auto “ballenita”, la vista de Manhattan desde un vapor, la gente fumando en la barra, los planos de suave movimiento: el cine de los años 50 también cobra vida nueva en los dibujos de Mariscal, que por instantes recuerdan al Rick’s Café Americain de Casablanca.
    La gala tendrá lugar en el Teatro Diana este sábado 26 de marzo a las 21:00 horas. El boleto tiene un costo de 200 pesos, y los fondos recaudados por la taquilla se donarán a la Cruz Roja Mexicana Delegación Jalisco y a la asociación Nosotros por los Niños con Cáncer.

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