Una ciudad agrietada

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    Los problemas de grietas en la región Sur de Jalisco no son un tema nuevo, ya que este fenómeno se ha presentado en la zona desde hace algunas décadas. En el caso del municipio de Zapotlán el Grande (Ciudad Guzmán), al estar situado en un relleno volcánico, este proceso se ha manifestado en diferentes ocasiones, la última de ellas hace unas semanas en los límites de dicho municipio y Gómez Farías.

    En el surgimiento de estas grietas han influido diversos factores, como la actividad económica y el crecimiento de las ciudades, que han generado que la zona se rellene. A esto hay que sumar que anteriormente la laguna de Zapotlán era cuatro veces más grande de su tamaño actual, según explicó el coordinador de la carrera de Ingeniería en Geofísica del Centro Universitario del Sur (CUSur), Ricardo García de Alba García.

    “Todas esas zonas han sido urbanizadas, lo que a la par de la extracción de agua ha generado que existan contracciones del terreno y se manifiesten con las grietas. Estamos hablando de que se pueden estar acelerando los agrietamientos por una excesiva extracción del acuífero, que es un problema que también se presentó en Nextipac”.

    Recordó que hace 10 años existía en la zona un superávit de 132 millones de metros cúbicos en el acuífero y actualmente, después de la llegada de la agricultura protegida y de la producción de aguacates y berries, aunado al crecimiento de las ciudades y la actividad de riego, tienen un déficit de cerca de 21 millones de metros cúbicos, de acuerdo al Diario Oficial de la Federación de abril del 2015.

    “Esto significa que estamos abatiéndolo, y al ir abatiéndolo la humedad se está retirando de la superficie y tenemos una contracción de los materiales que son arenas,  arcillas. Seguramente tendremos en la parte más profunda a más de 300 o 400 metros de materiales de carácter sedimentario que contribuyen a que la contracción sea mucho más fuerte”.

    Explicó que estas grietas se podrían presentar en cualquier zona, sobre todo en áreas de contacto entre el valle con la montaña y en las cercanías de la laguna.

    “Tenemos en Ciudad Guzmán una fractura que se manifestó desde 1973 en un temblor, la cual corre de suroeste al noreste y atraviesa toda la ciudad, que es la línea de destrucción que se generó en 1985 en todas las zonas habitacionales y que ahorita con estos movimientos internos ha generado daños en las viviendas y zonas por donde pasa”.

    Ante estas situaciones, señaló que la Universidad de Guadalajara ha promovido estrategias de identificación de riesgos y la zona ha sido estudiada incluso desde mucho antes de la llegada del CUSur. Se han trabajado estudios concretos respecto al ordenamiento del territorio, a la conservación y preservación del lago y un atlas de riesgo.

    “Creo que es necesario realizar estudios de geología estructural, geofísicos, de subsuelo y que la autoridad esté al pendiente de evitar al máximo que en esos lugares que se están fracturando permitan la construcción de viviendas o servicios para evitar desgracias, y si se hace, que se realice con una recomendación de tener estructuras más fuertes, sólidas y con otro tipo de técnicas de construcción”.

    El académico puntualizó que existen lugares de riesgo y zonas donde es necesario reubicar a la población, si bien el problema es a dónde se van a ir, ya que implicaría un programa de reubicación y acondicionamiento de lugares, aunado a la creación de políticas de extracción de agua para saber hasta dónde es factible extraer el líquido sin perjudicar al lago.

    “Estamos hablando de sustentabilidad que evite riesgos a la población, perdidas de vida y económicas. Para ello es necesario que se apoye la investigación y estrategias que permitan crear políticas públicas. Es indispensable que la autoridad vigile y vele por la seguridad de las personas y llevar estos estudios a concretarlos como norma”.

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