Un jurista ilustre

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La Universidad de Guadalajara rindió un sentido homenaje luctuoso al Maestro Emérito Enrique Romero González, figura destacada del Derecho jalisciense, en la docencia, la investigación y la administración pública. En la ceremonia, realizada el jueves pasado en el Paraninfo Enrique Díaz de León, y a la que asistieron académicos, notarios, abogados y autoridades gubernamentales, el Rector General de esta Alma Mater, Itzcóatl Tonatiuh Bravo Padilla, extendió sus condolencias a la familia y amigos de quien fue “un universitario íntegro, que dedicó parte de su vida al estudio, enseñanza y la puesta en práctica profesional del derecho”.

Enrique Romero González, nació en Ahualulco de Mercado el 29 de diciembre de 1923, del que ha sido nombrado Hijo Predilecto por acuerdo del Cabildo del Ayuntamiento. Dedicó su vida al ejercicio de la docencia y la investigación en la Universidad de Guadalajara. Asimismo, trabajó como funcionario del gobierno del estado, entre 1989 y 1992, fue socio fundador del Colegio de abogados Ignacio L. Vallarta y presidente fundador del Instituto Jalisciense de Investigaciones Jurídicas AC, de la que desde hace más de un año era el presidente honorario.

Por su constante promoción a la investigación y su vocación docente obtuvo numerosos reconocimientos a lo largo de su vida, entre los que destacan el nombramiento como Insigne Jurista por el Congreso del Estado de Jalisco, la Presea Enrique Díaz de León otorgada por la Universidad de Guadalajara y, por sus más de 50 años de trayectoria, el nombramiento como Maestro Emérito en 2011, la mayor distinción que esta Casa de Estudio ofrece a sus más ilustres figuras.

“Su periodo como director se distingue por ser uno de los más prolíficos de la Facultad de Derecho. Durante este tiempo se formó uno de los claustros de profesores más reconocidos en la historia de esta escuela, fundando tanto el laboratorio como la biblioteca de la Facultad de Derecho”, destacó Bravo Padilla. “Honremos la memoria de nuestro querido maestro que sólo tuvo palabras de gratitud para su Alma Mater”.

En el acto conmemorativo se montaron siete guardias para honrar la memoria del maestro Enrique Romero González, que fueron integradas por sus familiares, el Rector General de la Universidad de Guadalajara, el gobernador de Jalisco, autoridades universitarias, miembros del Colegio de Abogados y del Colegio de Notarios, así como antiguos alumnos de la Facultad de Derecho.

“El corazón de nuestra universidad no deja morir a sus grandes maestros. Llevó muy en alto el lema de esta Alma Mater, pues siempre pensó en sus estudiantes y trabajó por el prestigio del claustro de profesores. Era un hombre que llenaba con sesenta segundos de esfuerzo, cada minuto de su vida”, recordó Adalberto Ortega Solís, Presidente del Consejo Social de la UdeG, que destacó la incansable y fecunda labor del maestro que tenía fe en el Derecho, al que concebía como “un producto insigne de la cultura humana que no agotaba en la ley [sino que alcanzaba], la enseñanza del derecho impartida en la conferencia, en la expresión de la cátedra y en la obra escrita”.

Los presentes reconocieron la trascendencia de su participación en la modificación del Código Civil de Jalisco en 1995 y el paso de la actuación del notario de protocolo cerrado a protocolo abierto, transformación en la que tuvo injerencia directa.

Ramón Carrillo Ramírez, Presidente de la Federación de Abogados Enrique Romero González, colega y exalumno suyo, recalcó su carácter comprometido con la enseñanza. “Solía decir que de las aulas de la Universidad ha salido todo, así que las clases las preparaba a diario. No sólo nos enseñó el Derecho, sino la ética del Derecho. Nos enseñó que el respeto, como prioridad del hombre, puede ser el mejor legado que uno reciba de sus maestros”.

También su faceta como funcionario público recibió el reconocimiento en voz del gobernador de Jalisco, Jorge Aristóteles Sandoval, quien expresó su admiración ante una figura que en su desempeño profesional antepuso siempre “el bienestar colectivo a los intereses de facto, de grupo e incluso personales”.

Describió el legado del maestro Enrique Romero González como “invaluable, no sólo por sus aportaciones en materia de derecho para los jaliscienses, sino por su corriente de pensamiento que hizo escuela y sentó precedentes imprescindibles para el desarrollo de Jalisco, que dejó una huella profunda en sus estudiantes por su intachable calidad moral y por su ilustrado discurso”.

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