La fundación de la Real Universidad de Guadalajara el 3 de noviembre de 1792 fue fundamental para la historia de la entonces Nueva Galicia, no sólo por ser un espacio para el conocimiento, sino por la semilla que sembró en su egresados, afirma el académico de esta Casa de Estudio, Juan Real Ledezma.
“Indudablemente es un parteaguas en la historia de Guadalajara y en todo el Occidente del país, basta evocar los grandes egresados que se dieron en esos primeros treinta años de nuestra historia universitaria”.
Real Ledezma se refiere a nombres que marcaron incuso la lucha de Independencia en México: Juan Antonio Montenegro, José María Mercado, Pedro Moreno y Francisco Lorenzo de Velasco, así como los presidentes de la república Valentín Gómez Farías, Melchor Múzquiz, Anastasio Bustamante, Pedro Vélez y Justo Corro “y un largo etcétera”.
Estos egresados de la UdeG “fueron determinantes en el nacimiento de la nación mexicana y no se diga en el incipiente estado de Jalisco”, asegura.
Gracias a la decisiva intervención de Fray Antonio Alcalde, obispo de Guadalajara, fue posible la inauguración de la Real Universidad de Guadalajara, que se convirtió en la segunda de la Nueva España y “que nació en abierta rivalidad con la Real y Pontificia Universidad de México”.
La institución adoptó el modelo de la Universidad de Salamanca e inició con las cátedras de Medicina, Derecho, Teología y Filosofía.
El profesor de la Escuela Preparatoria 5, refiere que Fray Antonio Alcalde visualizó que la institución era necesaria en esa época “por el adelantamiento de la juventud de Guadalajara, que por falta de universidad se atrasa en sus estudios, según dijo en una carta al rey Carlos III en 1775”.
En Guadalajara se formaron los abogados litigantes y los oidores de la Real Audiencia, los canónigos del Cabildo catedralicio, el magisterio de colegios, seminarios y de la propia Universidad. Además de los médicos del incipiente Hospital Real de San Miguel de Belén.
“Incluso se formó a los primeros políticos que van a dar realce a la región en la Corte de Cádiz y en los primeros congresos constituyentes de México y de Jalisco”, añadió.
Real Ledezma considera que la fundación de la UdeG “fue determinante en la proyección cultural y en la formación de la conciencia regional del entonces Reino de la Nueva Galicia”.
En ese entonces, el reino tenía alrededor de medio millón de habitantes, de los cuales 25 mil vivían en Guadalajara.
“Fue tal la importancia de la fundación universitaria, que en plena guerra de Independencia las autoridades novogalaicas le pidieron al rey Fernando VII que estableciera en Guadalajara una capitanía general y que elevara el obispado tapatío al rango de Arzobispado, para así borrar toda dependencia de México”, recuerda Real Ledezma.
De haber sucedido así, “muy probablemente” la Nueva Galicia se hubiera convertido en un país independiente. “De hecho el actual México es la suma de los territorios de las Reales Audiencias de México y de Guadalajara”.
