Un esfuerzo que sobresale

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Ser estudiante no es sencillo. Y hacerlo entre carencias económicas, o siendo padre o madre de familia al mismo tiempo que se trabaja, es todavía más complicado. Sin embargo, hay quienes aun con esas dificultades logran culminar su bachillerato o su licenciatura con promedios que rayan en la perfección y que, por ello, son reconocidos por la Universidad de Guadalajara.

Irma Natalia Ramos Salazar es madre de familia. Tiene dos hijos. Con el apoyo de su esposo y de sus padres que le cuidaban a los niños, logró estudiar en el  Centro Universitario de Tonalá  de la Universidad de Guadalajara (UdeG) la licenciatura en Historia del Arte, que culminó con un promedio de 99.66.

“Para mí fue una bendición que abrieran esta carrera. Yo soy de Tonalá y siempre quise estudiarla. Mi esposo tenía que cuidar a mi niña que estaba muy chiquitita. Mi mamá venía a hacer de comer. Siempre recibí el apoyo de todos”, señaló en entrevista.

Esta es la segunda carrera de Ramos Salazar, también estudió música en la UdeG. Es soprano y además tomó clases de pintura y muralismo con el artista plástico Jesús Carrillo Tornero. Actualmente está en proceso de titularse y para ello decidió hacerlo con una tesis sobre el rescate de una artesanía tonalteca que se da en Santa Cruz de las Huertas, y que se llama Barro Betus.

Como Irma Natalia, 230 estudiantes de la UdeG fueron reconocidos el viernes pasado por su desempeño académico, en una ceremonia realizada en la explanada del Edificio de Rectoría, y quienes recibieron un reconocimiento y una medalla.

La ceremonia, que se realiza desde hace 25 años, fue dirigida por el Vicerrector Ejecutivo Miguel Ángel Navarro Navarro, en representación del Rector General, Itzcóatl Tonatiuh Bravo Padilla, congregó a directivos de la Casa de Estudio, rectores de los Centros Universitarios temáticos y regionales, representantes sindicales y estudiantiles así como autoridades gubernamentales.

La generación número 51 de egresados sobresalientes de esta Casa de Estudio está integrada por 131 estudiantes mujeres y 99 hombres, dijo Navarro Navarro. Además, 68 pertenecen a las diversas escuelas preparatorias y 162 egresaron de los programas de licenciatura y técnico superior universitario que se imparten en los centros universitarios y el Sistema de Universidad Virtual.

Luis Donaldo García Mejía, egresado del CUCS, en representación de todos los alumnos dijo: “Las cosas no acaban aquí, este debe ser el comienzo de una serie de reconocimientos que nos lleven a mejorar día a día”.

El Vicerrector Ejecutivo recordó que los jóvenes de esta generación deben caracterizarse por una serie de atributos específicos, entre los que destacan: la innovación, el liderazgo, la creatividad, el emprendimiento y el dominio de la tecnología; todo ello, bajo principios de mayor libertad, independencia, iniciativa y movilidad.

Reconocer a la excelencia
La Universidad de Guadalajara reconoce públicamente, con la presencia de las máximas autoridades del estado y de la Casa de Estudio, a los estudiantes que durante su bachillerato o licenciatura lograron mostrar el mejor desempeño académico.

La Ceremonia de Reconocimiento a Estudiantes Sobresalientes se realiza dos veces al año, es un evento en el que la Universidad de Guadalajara distingue a sus alumnos más destacados. Desde 1991 se han reconocido aproximadamente a más de 500 alumnos por año.

Entre los requisitos para que los estudiantes puedan obtenerlo, está el concluir completamente los estudios de Nivel Medio Superior, Técnico Superior o Nivel Superior, ser el mejor promedio de la preparatoria o carrera, tener un promedio general de por lo menos 90 puntos y haber sido alumno regular a lo largo de todos los semestres de su plan de estudios.

En el marco de esta ceremonia, como ya es tradición, se ofreció un homenaje a un distinguido universitario. En esta ocasión fue el maestro Adalberto Ortega Solís, por haber dedicado más de cuatro décadas a la docencia, investigación y difusión del conocimiento en esta Casa de Estudio,  particularmente en las áreas de Derecho Laboral y Derecho Civil.


El esfuerzo para estudiar
Patricia Anguiano Sánchez también es madre de familia, trabaja y en su hogar se sortean dificultades económicas, como en  la mayoría de las familias mexicanas. Aun así, ella culminó sus estudios de Bachillerato General por Áreas Interdisciplinarias en la Preparatoria Número 8 de la UdeG, con un promedio de 100.

“Me costó mucho trabajo, porque soy madre de familia, porque trabajo y además tengo una hija de 19 años.  La situación económica no siempre es la mejor, pero puse todo mi esfuerzo. Yo quiero agradecerle a la Universidad de Guadalajara la oportunidad que me dio de tener mis estudios”, explica en una breve entrevista.

Por lo pronto no realizó trámites para inscribirse a una carrera. La situación económica no se lo ha permitido, pero está en sus planes hacerlo algún día. Su esfuerzo, dice, ha valido la pena, ya que su hija de 19 años la admira, y ya está estudiando ella también la prepa. “Ve en mi un ejemplo a seguir”, señala orgullosa.

Para llegar a la Preparatoria 2, Jorge Luis Hernández Vargas tenía que recorrer una hora en camión desde su hogar ubicado en la colonia Los Cántaros. Sacrificó horas de su tiempo libre y de actividades que les gustan a los chicos de su edad, como los videojuegos y las series de televisión, sobre todo porque formó parte del Centro de Alto Rendimiento de la Escuela.

“Sinceramente sí fue difícil, pero con el esfuerzo se puede. Sé que hay dificultades en el camino pero todo es sorteable. Me siento muy contento y agradecido con los que me apoyaron, y el hecho de que se me reconozca por este logro me hace sentir una gran satisfacción conmigo mismo”, indica Hernández.

Durante su paso en la preparatoria, las materias que más le gustaron al joven Jorge Luis fueron las matemáticas y las ciencias biológicas. Ahora estudia Medicina en el Centro Universitario de Ciencias de la Salud y sueña con especializarse como internista.

Al igual que estos estudiantes, Irma Leticia,  egresada de la carrera de Historia del Arte en el  CUTonalá, se dice feliz. Ya tiene su primer empleo, pues luego de participar como ponente en un congreso académico organizado por la coordinación de la Licenciatura en Historia del Arte,  fue recomendada con el empresario sayulense Jesús Lugo para trabajar con investigaciones sobre patrimonio cultural para la compañía “Cajetas Lugo”. Ahora tiene planes de estudiar una maestría en Historia de México o en Musicología. “También en mi Alma Mater, la UdeG, que me ha dado tanto”, señala.

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