Un eclipse ni parcial

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    La expectativa que creó en todos nosotros el eclipse fue grande. Deseábamos mirar el fenómeno natural que, en el pasado cercano, había ocurrido en 1991 de manera magnífica, pero que esta vez para nada fue igual. Su parcialidad fue más que eso: no se miró una sola sombra reflejada en la tierra tapatía como en ese año de la década de los noventas. Tendremos, pues, que esperar a que llegue el año 2024 para que, de acuerdo a la ciencia astronómica, el eclipse sea total.

    Pero si creó una expectativa en cada uno de nosotros, eso fue porque creímos que en el treinta y siete por ciento que alcanzó el eclipse, al menos algo de oscuridad se reflejaría en la luz solar. Pero casi nada se mostró la sombra. Y los jóvenes, esos que nunca han presenciado un eclipse total se quedaron con el deseo, pues ya les tocará en este próximo, que no tarda.

    Quienes ya hemos tenido esa experiencia podemos decir que es un fenómeno natural que se debe vivir, pues quizás esa noche en pleno día, sea algo que nos marque como seres humanos al ver que la naturaleza es una maravilla, y sus manifestaciones nos afectan algunas veces de forma positiva e increíble.

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