Un concierto desde la cola

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    Arcade Fire llegó a Guadalajara el pasado sábado 16 de octubre e incendió con su música el Teatro Estudio Cavaret. El grupo encabezado por Win Butler y Régine Chassagne dejó en claro el porqué es una de las propuestas musicales más consistentes de la escena alternativa a escala mundial. Los de Montreal efectuaron un vivo recorrido por sus tres producciones discográficas y la respuesta no se hizo esperar con la cálida entrega del público que se dio cita esa noche.
    Miradas atentas, cantos eufóricos, besos y caricias entre la oscuridad, incluso algunas asistentes derramando lágrimas, propiciaron una intensa atmósfera que se vio coronada por canciones como “The Suburbs”, “Half Light I” y “Black Mirror”, está ultima se escuchó contundente y representó todo un manifiesto en las contradicciones que producen las relaciones humanas. Fue así como Arcade Fire consiguió transmitir en directo esa energía que emana de su música.
    Teatro Estudio Cavaret registró un lleno total —algo que no sucede con frecuencia en ese recinto—, una situación que debe considerarse favorable para quienes gustamos de la música, y por supuesto, para los organizadores, en este caso OCESA. No obstante y de manera desafortunada, el trato para el público y la prensa dejó mucho que desear por parte de esta compañía que es la más importante en el ramo de la producción de espectáculos.
    Estaba previsto que el Concierto de Arcade Fire iniciara a las 21:00 horas, el grupo salió a escena pocos minutos después cuando todavía una buena parte del público se encontraba en la fila de espera. Esto ocasionó que personas con boleto en mano perdieran la oportunidad de disfrutar los primeros temas que la agrupación interpretó. Una situación de ese tipo resulta extraña y no puede permitirse en una compañía que posee años de experiencia en la organización de conciertos, es sencillamente una falta de respeto para el público que —incluso con meses de anticipación— desembolsa su dinero.
    El deficiente trato hacia los medios de comunicación es otro punto a destacar. La entrega de acreditaciones fue complicada, pese a que los organizadores ya contaban con un listado previo. Así, la poca capacidad del personal que labora en Teatro Estudio Cavaret para resolver esta situación y la falta de comunicación entre el equipo de OCESA, ocasionó cierto descontrol en los asistentes, del que por lo demás, puede ser considerado como uno de los grandes conciertos del año en Guadalajara.

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