Un bosque de vochos

    1948

    La Bienal Internacional de Escultura, organizada por el Museo de las Artes de la Universidad de Guadalajara (MUSA), es un espacio en el que artistas mexicanos y extranjeros participan con proyectos escultóricos y tiene como objetivo re-significar los espacios urbanos a través de la ubicación de esculturas monumentales.
    La directora del MUSA, Suny Ramírez, señala que la escultura pública es un bien artístico patrimonial colectivo que se convierte en un referente de la zona donde se ubique y la comunidad le confiere la categoría de símbolo con el que se identifica. “Nuestra tarea, entonces, es propiciar y estimular la creación de obras escultóricas que logren erigirse en referentes visuales que modifiquen y enriquezcan el paisaje urbano”, señaló la directora.
    Cabe destacar que la escultura urbana es más vista que una pieza que esté dentro de un museo, atrayendo así una mejor apreciación por parte de la sociedad que se encuentre en el entorno.
    En Guadalajara la escultura urbana es escasa y abrir espacios para desarrollar este arte es importante para una ciudad contemporánea. Así, el MUSA se ha preocupado por dar apertura a las diversas expresiones artísticas de distintas épocas, la promoción y difusión del arte de los artistas locales, nacionales e internacionales y ante la necesidad de brindar apoyos y espacios a la escultura urbana, desde 2002 al 2006 se realizaron cinco simposios internacionales de escultura, para que este arte tenga un mayor auge en la ciudad.
    Después, por el éxito de los simposios se inició un proyecto más ambicioso y en el 2008 se concretó la I Bienal Internacional de Escultura, que convocó a más de 100 artistas de 25 distintas nacionalidades. Así, la Universidad de Guadalajara colocó a la ciudad en el mapa mundial de los sitios donde se efectúan bienales internacionales de escultura.
    Para participar, los autores hicieron planteamientos estéticos y técnicos para que cada una de las piezas fuera susceptible de ser emplazada en cualquier espacio público. Se exhibieron 45 proyectos en maquetas a escala, dado a que así lo establecía la convocatoria, éstas se distinguieron por su calidad conceptual y formal.
    El maestro Jorge Jurado Martínez, de nacionalidad mexicana, envió en abril del 2008 su propuesta, sin saber que ésta sería la ganadora. Justificando su escultura como una analogía obligada que invita a la reflexión del entorno y a la preservación de la naturaleza. Los jueces (seis críticos y un ingeniero calculista), de talla internacional, fallaron en favor de la obra “Bosque In–Móvil” por considerar que el proyecto es más que una escultura, es un espacio en el que el observador puede interactuar con la pieza. También, porque ese proyecto ofreció un discurso contemporáneo sobre el desperdicio que genera la sociedad y la preocupación por la ecología.
    Las dos menciones honoríficas del certamen fueron otorgadas a la escultura “Gota”, del maestro Carlos Medina, de nacionalidad venezolana, y “Sea Wind”, del maestro Tawatchai Puntusawasdi, de Tailandia.
    “Bosque In–Móvil”, según su autor Jorge Jurado, “pretende ser una metáfora física, palpable; la representación contemporánea de un bosque metálico, convertido en escultura urbana que posibilite la interacción del público. No solamente como un objeto apreciativo, sino como una pieza integral que permita el contacto directo, que facilite la comprensión, su sentido y significado”.
    Dos años han pasado y el resultado de su talento y trabajo estará a la vista de todos. El próximo miércoles 2 de junio, a las 20:00 horas se develará la escultura “Bosque In–Móvil” en el parque Juan Soriano, en la colonia Santa Cecilia. Entre los invitados se encuentra el Rector general de la Universidad de Guadalajara, Marco Antonio Cortés Guardado así como autoridades de gobierno.
    El conjunto escultórico es de 10 metros de altura y está compuesto por tres estructuras tubulares de metal (acero) de diferentes grosores; mismos que conforman los troncos y ramificaciones de los árboles. Simulando el follaje se posicionarán siete carrocerías usadas de automóviles compactos (Volkswagen), los cuales están sujetos a los troncos. Y para ofrecer un mejor anclaje a las piezas, se colocó como base de cada uno de los árboles, un vaciado de concreto a modo de banca circular, que permitirá a los espectadores sentarse a descansar. Con estos elementos se pretende la conformación de un espacio escultórico en el que se motive a la reflexión, mientras se hace uso de un lugar de tránsito.
    Y para cerrar el ciclo de actividades de la primera edición de la Bienal, se realizó un catálogo, en donde se guarda el registro de los autores y piezas participantes, que permitirá dar seguimiento histórico a un acontecimiento artístico único en la ciudad.
    Próximamente, escultores de México y extranjeros exhibirán sus obras en la II Bienal Internacional de Escultura.

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