Todos somos gordos

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De continuar las mismas tendencias, en 15 años el 90 por ciento de la población nacional y de Jalisco podría padecer obesidad. “El futuro es preocupante; hace 10 años la incidencia de obesidad en el estado era de un 15 por ciento… la obesidad nos está ganando la partida. La lucha debe de ser permanente, y esto no es nada fácil”, afirmó Héctor Alfredo Gómez Vidrio, jefe del servicio de endocrinología, del antiguo Hospital Civil de Guadalajara “Fray Antonio Alcalde”.
De incrementar el número de obesos, una de las consecuencias sería el aumento en el gasto del Sector Salud para combatir esa enfermedad, agregó Omar Juan Matsui Santana, jefe del departamento de Salud pública, del CUCS.
De acuerdo con la Encuesta Nacional de Salud, la prevalencia de obesidad es de 30 por ciento. Jalisco se ubica en un 32 por ciento. En el rubro de sobrepeso, las cifras son de 39 por ciento para Jalisco y México. En una palabra, alrededor de 70 por ciento de la población de Jalisco y México tiene sobrepeso y obesidad.
A escala nacional se gastan alrededor de 3 mil 300 millones de pesos al año tan sólo para combatir las secuelas de la obesidad, lo que constituye aproximadamente el 12 por ciento del gasto en salud, informó Alberto Ocampo Cavaría, coordinador estatal del programa de diabetes mellitis, hipertensión arterial y obesidad.
Hay un 60 por ciento de probabilidades de que el paciente obeso presente diabetes. De acuerdo a datos del 2003, el gasto anual que se hace por atender a un paciente diabético que no presenta complicaciones es cercano a seis mil pesos. El galeno calcula que el desembolso por enfermo ha incrementado alrededor de un 10 y 15 por ciento.
Además de la enfermedad ya mencionada, los pacientes obesos están expuestos a trastornos cardiovasculares, infarto al miocardio, cuadros de broncoembolia (coágulos a nivel cerebral), algunos tipos de cáncer. En la mujer, predispone al cáncer de senos, de ovario, matriz y vesícula biliar. La obesidad también es causante de cirrosis hepática y complicaciones tales como trastornos respiratorios. Además trae consigo problemas psicológicos como la depresión, añadió Gómez Vidrio.
El Instituto Mexicano del Seguro Social advirtió recientemente, que quienes presentan un alto grado de obecidad tienen una esperanza de vida entre 10 y 15 años menor que el resto de la población, lo que hace que por primera vez la expectativa de vida de los hijos sea inferior a la de los padres y abuelos (La jornada/1/07/2008).

Definiendo la obesidad
Todo paciente obeso debe ser evaluado integralmente desde una perspectiva clínica que será complementada con análisis de laboratorio. Esto debido a que cada caso es único. “No hay dos pacientes obesos con las mismas características”. De acuerdo a los resultados deberá elegirse el tratamiento adecuado para cada caso, indicó Gómez Vidrio.
Para saber si una persona tiene sobrepeso u obesidad es de mucha utilidad calcular el índice de masa corporal. Para ello lo que una persona mide en metros lo tiene que elevar al cuadrado y dividirlo entre el peso. Si el resultado se ubica entre 18 y 25, el peso es normal; entre 25 y 30, se trata de sobrepeso, y cuando supera el 30 puede hablarse de obesidad. Esta última se divide en tres grados: hasta 35, grado uno; hasta 40, grado dos y posteriores, grado tres u obesidad mórbida, según Alberto Ocampo Chavarría.
Los especialistas universitarios reconocieron que el Sector Salud hace esfuerzos por frenar el problema de la obesidad. Entre las campañas destaca “Vamos por un millón de kilos“, cuyo objetivo es mejorar los hábitos alimenticios de la población e incentivarla a que pierda los kilos que tiene de más, pero —añade Héctor Alfredo Gómez Vidrio— es importante que el sector salud intensifique las campañas para atacar la obesidad a través de los medios de difusión. Además, “evitar los spots publicitarios que descontrolan al paciente con fines de mercadotecnia, de modo que en la televisión se promuevan alimentos de carácter nutritivo, lo cual es muy difícil”.
Combatir la obesidad implica la conjunción de esfuerzos del Sector Salud, gobierno y población en general. Que la gente tome conciencia y decida tomar cartas en el asunto es decisivo. Hay que romper hábitos alimenticios familiares, si no son los adecuados, y adquirir los adecuados para tratar la obesidad y el sobrepeso. La manera de comer muchas veces es trasmitida por generaciones anteriores. “La mamá le da a sus hijos lo que a ella a su vez le enseñaron a comer en casa”.
Las escuelas son un medio donde muchas veces se fomenta la obesidad. “En la legislatura anterior surgió la idea de orientar y obligar a las tienditas escolares para que expendieran comida nutritiva. La iniciativa se frenó y ahora la mayoría de esos expendios siguen ofreciendo papitas, refrescos embotellados, pizzas, cacahuates…”.
Es fundamental combatir la vida sedentaria. En esto juegan un papel importante los padres, en la motivación de los hijos para que hagan ejercicio. También las escuelas deben tener espacios adecuados para que sus alumnos tengan actividad física. Actualmente los maestros se preocupan por cultivar el intelecto de los niños, pero no los incentivan para hacer deporte. En esto deben conjuntar esfuerzos la Secretaría de Salud y la Secretaría de Educación. “En muchas escuelas se imparten clases de educación física de manera muy limitada y en otras de plano no se imparten”.
Omar Juan Matsui Santana señaló que es necesaria una ley que regule los expendios de alimentos en plazas comerciales y locales para que vendan comida balanceada, debe de promoverse aún más el consumo de verduras, frutas y cereales integrales.

Problema de salud pública
La obesidad se ha vuelto un problema de salud pública. Lamentablemente hay personas que desconocen su magnitud y consideran el sobrepeso y la obesidad como problemas estéticos, ya que conlleva una figura que no se amolda a los cánones de belleza prevalecientes. “El paciente debe reconocerla como una enfermedad que no es curable, pero que por fortuna es controlable. Una cosa es adelgazar y otra controlar la obesidad. Esto último implica bajar progresivamente de peso cada mes, hasta llegar al apropiado y mantenerse en éste de por vida”. Todo paciente obeso tiene que cambiar su sistema de vida para controlar su peso, indicó Gómez Vidrio.
La obesidad es un trastorno metabólico donde intervienen factores genéticos. Por ejemplo, el gen OB y otros que se encuentran a nivel de la célula grasosa, la cual pertenece al sistema endócrino, además intervienen factores de conducta, del medio ambiente. Este incluye el ámbito familiar y laboral, entre otros. Hay empleos donde las condiciones son propicias para favorecer la aparición de la obesidad. “Un caso concreto son los choferes de camiones foráneos, quienes muchas veces tienen que comer lo que encuentran en restaurantes ubicados al borde de las carreteras y por lo tanto no pueden llevar un control alimentario”. Además, Gómez Vidrio lamentó la influencia de Estados Unidos en nuestra alimentación. “La comida rápida o chatarra es rica sólo en nutrientes como azúcares y grasas, en cambio son pobres en proteínas, minerales y vitaminas. A eso hay que aunar las cenas mexicanas ricas en antojitos: taquitos, pozole, menudo… entonces la alimentación del pueblo mexicano no es la correcta”.

El cuerpo del consumo

Adriana Navarro

El cuerpo es el portador de las tendencias sociales.
Antes la moda era que las mujeres utilizaran un corsé amarrado entorno a las costillas, al torso, para verse más delgadas y que sus caderas aumentarán de volumen, lo cual representaba que tenía mayor capacidad de reproducción, explicó David Coronado, jefe del Departamento de sociología de la Universidad de Guadalajara.
“En este tiempo, el cuerpo absorbe las tendencias consumistas de la sociedad, lo que implica que el cuerpo aumente de volumen y se haga portador del consumo social”.
La influencia de los medios masivos de comunicación en la población es impresionante, sobretodo en la población que cuenta con menor educación. La publicidad de la alimentación chatarra que se exhibe en televisión principalmente invita a la sociedad a consumir productos que deterioran la salud.
McDonald’s es un claro ejemplo de cómo ha logrado estar en las preferencias alimentarias de niños y jóvenes, la mercadotecnia lúdica atrae más comensales.
Así, las grandes marcas de alimentos procesados que aparecen en televisión han tenido una enorme influencia en la epidemia de diabetes y obesidad infantil. “Los gustos se te calan hasta el interior del cuerpo y para estar tranquilo necesitas estar consumiendo tus papas y tu coca”.
Por cierto, mirar televisión implica horas de inmovilidad y la reducción de actividades deportivas, aunado con la posibilidad de refrescos y botanas en las escuelas y las oficinas, más el crecimiento numérico de las tiendas de comida rápida y el aumento de productos hipercalóricos que mantienen al país en segundo lugar mundial en obesidad, dijo Rubén Rodríguez, profesor del Departamento de ciencias de la salud de la UdeG.
Coronado dijo que el consumo mayéutico, es decir, el cuidado del cuerpo en aras del bienestar del mundo, es un término que viene utilizándose hace 20 años en los países de primer mundo. Sin embargo, en México las políticas sociales, económicas, educativas y de salud no apoyan a la sociedad para lograr su bienestar.

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