Thomas Calvo

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Santo Tomás de Aquino decía que somos enanos sobre hombros de gigantes. Esa idea es la que le permite a Thomas Calvo compartir sus conocimientos de historia entre la sociedad y sus colegas. Quizá sin darse cuenta, esa torre humana que propicia la metáfora de Aquino, es la que orilló al grupo de dieciocho historiadores, coordinados por Aristarco Regalado y el propio Calvo, a generar la montaña de conocimiento de la historia de la Nueva Galicia, recopilada en un libro presentado en el Paraninfo Enrique Díaz de León, misma que no se trataba desde el trabajo de Matías Ángel de la Mota Padilla.

Thomas Calvo es un historiador mexicano nacido en España que se ha especializado en reconstruir los siglos XVI y XVII del Occidente de México. Con la presentación de Historia de la Nueva Galicia, que navega por las aguas perdidas de esta región, Calvo explica que “sacar otros documentos para conocer más a fondo la historia de aquí, de Guadalajara, ya sería muy difícil”.

El libro aborda una línea del centralismo, pero concretamente una especie de rivalidad entre Guadalajara y Zacatecas, ¿cómo podría explicarlo?
Es un problema que no se resolvió y que no se ha resuelto. En 1747 muere el Rey Felipe V y sube al trono su hijo Fernando VI, y todo eso se tiene que proclamar en todo el imperio y para eso se hacen festividades en todas las capitales del imperio. Aquí en Guadalajara hubo una fiesta como capital de la Nueva Galicia y tenemos una descripción muy precisa que ha sido montada por Mota Padilla, en la que se ve ese centralismo neogallego. Había estatuas que eran las alegorías de todas las villas de la Nueva Galicia, arriba están los oficiales, está Guadalajara y en el entorno estaban todas las villas reconociendo a Guadalajara como capital, salvo Zacatecas, porque Zacatecas es otro mundo, es tan rica o más por su plata que Guadalajara y al mismo tiempo tiene conexión directa con México y se siente mejor relacionándose directo con México que pasando por el filtro de Guadalajara. Esa relación quedó marcada.

¿Cuál es la importancia de la historia para la sociedad?
La historia tiene al menos dos metas centrales; una, pienso yo, el crear un espíritu crítico: la historia es lectura y comentario de documentos, documentos gráficos, iconográficos, música, etc. El análisis de esos documentos descansa sobre una crítica de ese documento, quién lo hizo, con qué fin. Tener espíritu crítico es fundamental; un ciudadano tiene que ir por la vida con espíritu crítico y es obvio que no sólo la historia genera esto, pero la historia despierta al espíritu crítico. Por otro lado, ser buen ciudadano es identificarse con su pueblo, con la trayectoria de su comunidad y se supone también conocer su historia. Hay otras cosas que la historia contribuye en la sociedad, como la identidad, la cultura. Cumplir con estas metas es fundamental.

Desde el punto de vista del historiador, ¿qué opina sobre la cultura de la globalización, usted considera que está acabando con identidades culturales?
La globalidad existe, se ha acelerado a un ritmo exponencial desde hace veinte o treinta años con la internet y demás. Pero existe desde el imperio Romano, a su manera, es decir, hace dos mil años ya es un mundo interconectado, pero interconectado de lo que hoy en día es Alemania, hasta lo que hoy en día es Mauritania y lo que hoy en día es España, hasta lo que es Siria, era una gran conexión, donde prácticamente todo el mundo se identificaba. Hablaban las mismas lenguas, eran ciudadanos un poco como hoy en día somos ciudadanos del mundo. Entonces no debemos tener miedo en ese sentido. Esa aceleración es como una huida hacia adelante.

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