Solo pero en mi tierra

972

Me quedo con mis hijos para vivir mis últimos días o me voy a mi tierra, con mis bienes, a mi casa, donde puedo salir libremente, aunque esté solo? Es el dilema que enfrentan los adultos mayores que salieron de México para estar con sus hijos y familia que radican en la Unión Americana, pero que desean retornar a su lugar de origen.
Esta disyuntiva es revelada en el estudio “Trabajo y salud en adultos mayores en contextos de migración internacional”, realizado por la doctora Angélica Navarro Ochoa, del Departamento de Ciencias Económico Administrativas, del Centro Universitario de los Valles. La investigación además da cuenta del estilo de vida de quienes en algún momento apostaron por ir más allá de la frontera norte para encontrarse con la familia.
El trabajo desnuda los motivos por los que los adultos mayores dan ese paso en el ocaso de su existencia, sus expectativas, condiciones de vida, su momento anímico, etcétera.
“En esta última fase de su vida, muchas veces el anciano o anciana quiere reunificar a la familia y como es más fácil que ellos migren a que los hijos regresen a México, pues se van, aunque lo hacen de forma temporal porque sus bienes y su sentido de pertenencia a la comunidad de origen hace que retornen”, explicó la investigadora.
En Estados Unidos, la forma de vida gira alrededor del trabajo: sus hijos tienen que salir a desempeñar sus labores y los nietos a estudiar. La mayoría del tiempo lo pasan sin compañía; se quedan en casa sin salir, porque el idioma es una barrera y no terminan por acostumbrarse a ese estilo de vida.
En un principio, cuando se marchan, se encuentran optimistas por saberse próximos a ver y convivir con sus familiares, “pero una vez estando allá, la problemática familiar es otra. ‘¿Si hoy estoy con un hijo o con otro, o quien se queda con el abuelo?’”.
Se empiezan a generar problemas, agregó la doctora, porque el anciano se siente una carga y un estorbo para la familia, aunque sabe que puede ayudar y apoyar a sus hijos estando allá, no le gusta saber que genera molestias.
Los adultos mayores migrantes son personas que toda su vida trabajaron por dinero y no están acostumbrados a depender de nadie, entonces procuran una actividad en qué ocuparse, que les remunere económicamente y no les quite mucho tiempo. Se emplean en trabajos informales; principalmente cuidando niños, preparando comidas y cuidando enfermos, refiere Navarro Ochoa.
Sin embargo, contrario a que estas actividades le estimulen, resultan contraproducentes, sobre todo cuando se trata de cuidar niños o enfermos, “esto último no les hace nada bien”.
“Por su edad, muchas veces lo que ven en el otro, lo sienten en sí mismos, y en ocasiones les genera problemas de salud, además de que son trabajos pesados que contravienen sus capacidades físicas”.
La investigadora señaló que desde cualquier ángulo, el adulto mayor sale afectado en el tema de la salud. Si permanece en México, padece la angustia y preocupación por no estar cerca de sus hijos, pero lo mismo ocurre si están allá porque no se adaptan al estilo de vida.

La migración no se detendrá
Navarro Ochoa aseveró que se podría pensar que debido a la situación legal y el número de leyes antiinmigrantes que se están generando a imitación de la de Arizona en otros estados de la Unión Americana, la tendencia sería a disminuir la marea migratoria, pero la historia dice algo diferente.
“Desde que comenzó el flujo migratorio de mexicanos a Estados Unidos, ha habido diferentes etapas en las que leyes y programas han tratado de impedir que los mexicanos emigren y ha sido todo lo contrario. Cuando estas leyes se han tratado de implementar, parece que los aumentan”.
La doctora concluyó que “mientras los mexicanos no tengan las condiciones adecuadas de supervivencia para desarrollarse en México, seguramente la migración no va a parar”.

Artículo anteriorGenaro Solórzano
Artículo siguienteLa búsqueda de oportunidades