Sobrevivir en tierra de nadie

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José Manuel Mireles Valverde es franco. No responde a su teléfono celular, y quien lo hace por él ya tiene un discurso bien memorizado, que hasta suena a refrán: “El doctor no quiere dar más entrevistas vía telefónica”. Después de un pequeño argumento y unos minutos de espera, la voz de Mireles se atreve a contestar. Suena en el auricular. Es serena, con un tono de incertidumbre, incluso de hartazgo.

José Manuel Mireles es médico cirujano egresado de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, funcionario del sector salud de Tepalcatepec y ahora parte del Consejo Ciudadano de Autodefensa de ese municipio, ubicado en la zona de Tierra Caliente.

La entrevista es breve. Responde unas cuantas preguntas. Son contadas sus palabras. Abre su opinión y la cierra con la misma petición: “invito a la prensa a que venga a Tepalcatepec, esté un día con nosotros y lo viva…”

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Tierra Caliente es una zona geográfica que cubre parte de Michoacán y el ala norte de Guerrero. Ya no es desconocida. Es el lugar donde los grupos delictivos del narcotráfico cobraban “plaza” por vender productos, por transitar, por vivir. Donde el narcotráfico se roba a las mujeres y las regresa hasta que estén embarazadas. Es uno de los sitios donde hubo levantamiento de grupos de autodefensa y donde el pasado mes de mayo llegó personal del ejército a desarmar a los civiles, que buscaban cubrir la seguridad que el Estado no les brinda.

El nombre parece una analogía, no sólo en referencia al clima cálido, sino al de la violencia que priva en la zona. En Michoacán abarca el valle de Apatzingán-Tepalcatepec y el valle Huetamo. La violencia “tiene que ver con una profunda raíz histórica, que viene desde el cultivo de enervantes que ha existido en la región”, comentó Martín Sánchez Rodríguez, presidente del Colegio de Michoacán.

“Lo que afirman algunos estudiosos es que los Caballeros Templarios o cualquiera de los grupos que en algún momento dominen o dominaron la región, tienen una base social. Es cierto, pero también es cierto que esa base social ha sido alimentada por la crisis del campo mexicano, por la falta de desarrollo en términos generales, y estoy seguro que también en otras partes del país se produce la misma situación, es decir, zonas pauperizadas que no tienen opción de salir adelante, o que la opción que tenían, que era la de emigrar a Estados Unidos, ya se clausuró o se complicó mucho, y es lo que le queda a la gente”.

“Entonces esa es la otra parte que nosotros como sociedad. Tenemos que estar viendo, como gobierno, estar atendiendo y como académicos tenemos que estar estudiando cuáles son las bases sociales de este fenómeno”.

Hirineo Martínez Barragán, perteneciente al Departamento de Geografía y Ordenación Territorial, del Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades (CUCSH), coincidió en la falta de desarrollo del campo mexicano y subrayó la condición fronteriza de la zona, pues está asentada entre dos estados.

Indicó que en término de límites territoriales, en todo el país la mayoría están indefinidos, lo que genera problemas de gobernabilidad y de gobernanza. El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) tiene definido sus franjas fronterizas entre los estados y la población cuenta con otras diferentes, lo que propicia “una ausencia de jurisdicción explícita, por lo que son nichos o paraísos de actividades ilícitas”.
Continúa: “Estos casos son un problema de índole geográfico y de competencia federal y estatal, porque ahí se abren áreas de indefinición jurisdiccional, en donde o es tierra de nadie o puede ser tierra de todos”, concluyó Martínez Barragán.

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No hubo mucha insistencia. José Manuel Mireles comenzó hablando sobre el ataque que recibió la población de Tepalcatepec el mismo día de la entrevista, durante la velada, exactamente a las tres de la madrugada. Comenta que el ejército sigue patrullando, pero que cuando llegan los ataques, ellos son quienes los repelen, pues cuando los militares arriban, ya pasó todo.

Sobre el número de enfrentamientos en la zona, aún no hay una cifra específica. La llamada “semana negra” fue en julio de este año e impactó a distintos municipios, cuando por siete días continuos hubo enfrentamientos entre integrantes de grupos de autodefensa contra los Caballeros Templarios, y éstos a su vez con personal de la policía federal.

Respecto a los hechos suscitados, Mireles despotrica contra la prensa: “Es algo que los medios no llevan en sus páginas… Nosotros buscamos el apoyo de la opinión pública, nacional e internacional”. Dice que sólo gracias al alcalde de Jilotlán (Jalisco), que les ha facilitado los servicios médicos, pueden curar a sus heridos, porque “a Apatzingán no llegan vivos los nuestros, porque la carretera está bloqueada”, y, para concluir, repite de nuevo su invitación: “En verdad los invito a que vivan un día acá…”

Ganancias a medias

En Tepalcatepec las carreteras están cerradas, pero su actividad económica continúa. Producen quesos y se dedican a la ganadería, sin embargo, Mireles Valverde, líder y vocero de la policía comunitaria de Tepalcatepec, aclara que no pueden vender de forma regular. “Andamos malbaratando el producto en el sur de Jalisco, porque aquí no podemos distribuirlo”.

En Tierra Caliente se sigue produciendo queso “tepeque”, tipo “la ruana”, “tierra caliente”, “añejo”, “guacana” y “arteaga” o las adoberas de Parácuaro, y cultivando limón, aguacate, melón y mango.

Xóchitl Flores Estrada, presidenta de la Fundación Produce en Michoacán, afirma que “la productividad no ha mermado. El volumen se ha visto afectado no por nosotros los productores, sino por las cuotas de venta, pero la productividad se ha elevado. En limón andamos en 40 o 50 toneladas por hectárea en el valle, y se ha duplicado la productividad del mango. El problema radica en que en los mercados, por ejemplo en la venta de los quesos, baja a la mitad el precio, porque no podemos vender en ciertos lugares, que es donde hay una prohibición de salir o de comprar. La salida de los camiones con el fruto hacia los mercados nacionales se ha visto estropeada por los problemas del secuestro de unidades o los bloqueos de carreteras”.

Flores Estrada agregó que la gente de la zona no sale de sus regiones y decide seguir produciendo, lo que genera que en todo el país haya cinturones de miseria y una “desruralización tremenda”, ya que el campo se está quedando solo y los ranchos son abandonados.

“Necesitamos un programa para que volvamos al campo. Buscar cómo restauramos el capital social”, y argumenta que explotar los conocimientos que tiene la gente del lugar puede ser la salida a esta situación, “cosa que no están propiciando, ya que esta población vive en el abandono. Cuando más necesita no estar sola la gente, cuando más apoyo requiere, hay abandono moral, institucional y de solidaridad. Debemos buscar mercados solidarios, donde compremos lo que está produciendo una zona en conflicto, para generar empleos”.
Para agravar la situación, el paso del huracán “Manuel” también impactó la zona de Tierra Caliente, por encontrarse en los límites de Michoacán y Guerrero (que es el estado más golpeado por el meteoro, con afectaciones a 56 municipios). En las comunidades de la región purépecha hubo desbordamiento de ocho ríos, que aquejaron a Tepalcatepec, Aguililla, Arteaga, Coalcomán, La Huacana y Turicato. En Tepalcatepec, la crecida del río Los Otates provocó que el agua arrastrara un puente y dejara incomunicadas a varias comunidades.

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