Sillas recicladas

1159

En una de sus usuales visitas al Hospital General de Occidente, al ver que varios familiares llevaban a sus pacientes en deterioradas sillas de ruedas, a un grupo de investigadores del Centro Universitario de Arte, Arquitectura y Diseño (CUAAD), se le ocurrió una idea innovadora: crear un prototipo con plástico reciclado que sería más económica y flexible que las comerciales y soportaría hasta 100 kilogramos de peso.

“Percibimos que las sillas particulares también presentan mucho deterioro, así como una serie de adaptaciones y remiendos que los pacientes y familiares les van haciendo para prolongar su vida útil. Nos decían que el costo de una silla es alto para su ingreso y que se hacen grandes esfuerzos para adquirir alguna, o bien, recibirla en donación. De ahí que empezamos a indagar un poco más y ver que esto que apreciábamos en el HGO se replicaba en el Hospital Civil, en el DIF y en innumerables instituciones de salud, especialmente, las que atienden a la población mas desfavorecida”, relata Alberto Rosa Sierra, quien realiza el proyecto con Francisco Javier González Madariaga y  Jaime Francisco Gómez Gómez, todos doctores por la Universidad de Cataluña y miembros del Cuerpo Académico de Innovación Tecnológica para el Diseño del CUAAD.

“La primera etapa del proyecto consistió en la detección de la necesidad y el análisis del usuario, y la propuesta de un primer modelo o propuesta de diseño. El financiamiento hasta ahí no lo teníamos. Como resultado de la primera etapa, llegamos a la conclusión que un diseño en plástico podía abatir costos”.

Jaime Francisco Gómez, se sumó al proyecto y con el apoyo de una beca PRODEP que recibió, iniciaron la segunda etapa del proyecto, la que consistiría en la fabricación de un prototipo utilizando el proceso de moldeo del plástico por compresión. Desde inicios de 2015 comenzaron con el diseño y fabricación de la prensa que permitirá producir una pre-serie de las sillas.

“Uno de nuestros objetivos es fabricar algunas de ellas, donarlas al HGO y darles un seguimiento para ver cómo se comportan en la vida real, cómo los usuarios las adaptan, modifican, o bien, qué partes son las que reciben mayor desgaste y serían factibles de mejorar.

Artículo anteriorGobierno de Jalisco UdeG y empresas crearán fideicomiso para Campus Party
Artículo siguienteSegundo informe trimestral de 2015 de la Universidad de Guadalajara que se reporta en el portal Aplicativo de la Secretaria de Hacienda y Crédito Público