Sergio Humberto Graf Montero

1599

Por sus contribuciones a la protección del capital natural de México durante varias décadas y desde diferentes ámbitos profesionales, lo cual implicó el impulso de procesos de conservación de áreas naturales protegidas, Sergio Humberto Graf Montero, actual director del Instituto de Energías Renovables, del Centro Universitario de Tonalá (CUTonalá), fue acreedor al Premio al Mérito Ecológico en la categoría Individual.

Un reconocimiento nacional que el Gobierno de la República entrega anualmente desde 1993 a mujeres, hombres, instituciones y organizaciones públicas y privadas que han realizado programas, proyectos o acciones en materia ambiental con impacto en el país.

Para la convocatoria de la presente edición se registraron 256 candidaturas en siete categorías. El jurado fue integrado por especialistas y expertos en materia ambiental, ajenos a la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat).

Para Graf Montero, impulsor de procesos de conservación de la naturaleza y desarrollo rural sostenible en diferentes niveles de responsabilidad, que incluye la promoción de desarrollo comunitario y directivo de dependencias públicas federales, este premio es el más importante en medio ambiente en México.

Egresó de la Facultad de Agronomía, con especialidad en Bosques (1987); obtuvo una maestría en Desarrollo Rural en Montpellier, Francia (1993); un diplomado en Desarrollo Sustentable del programa LEAD-COLMEX (1998) e inició el doctorado Ciudad, Territorio y Sustentabilidad, del Centro Universitario de Arte, Arquitectura y Diseño (CUAAD).

¿Cuáles considera sus principales logros?
Como director de la Reserva de la Biósfera de la Sierra de Manantlán, entre 1993 y 2002, contribuí a la construcción de un programa de manejo de la reserva elaborado en la UdeG. La reserva incluye a 32 ejidos y comunidades indígenas, además de propiedad privada. Sólo uno por ciento es propiedad estatal. Administrar un área como ésta requiere que todos los actores participen, por lo que fue impulsado un modelo de consejo asesor, integrado por todos los ejidos y comunidades del área natural protegida, siendo uno de mis logros más importantes. También contribuí a la creación de un modelo para la gestión ambiental, con base en la asociación de 10 municipios en 2002 (Unión de Tula, Autlán, Ejutla, El Grullo, Tuxcacuesco, Tonaya, San Gabriel, Zapotitlán de Vadillo, Tolimán y El Limón), enfocado a la solución del problema de contaminación del Río Ayuquila.

¿Qué beneficios se obtuvieron para el río Ayuquila?
Con base en esta estrategia se logró una disminución de la contaminación del río, ya que a raíz de la instalación del ingenio Melchor Ocampo en Autlán, en 1983, durante cerca de 20 años en un tramo de 30 kilómetros (en el valle de El Grullo-Autlán) el río no tenía peces por la carga de contaminación orgánica y química.

¿Cómo impactó el modelo de asociación?
De ese modelo de asociación derivaron las Juntas Intermunicipales del Medio Ambiente, organismos públicos descentralizados integrados por los municipios de una cuenca hidrológica como la del Río Ayuquila, en cuya Junta de Gobierno tienen participación los gobiernos federal, estatal, los municipios asociados, la UdeG y sociedad civil. Las juntas dotan de capacidad a los diferentes municipios para resolver problemas ambientales comunes. El modelo fue replicado en Jalisco. Actualmente más de 80 por ciento de sus municipios están asociados bajo esta figura de junta intermunicipal en diferentes cuencas.

Actualmente ¿en qué está trabajando?
Colaboro en la implementación del Programa Universitario Integral de Transición Energética (PUITE), que tiene entre sus objetivos establecer una política de gestión energética en todas las instalaciones de la UdeG para reducir el consumo de energía y disminuir la huella de carbono, que es el conjunto de emisiones de gases de efecto invernadero producidas, directa o indirectamente, por personas u organizaciones.

Artículo anteriorPeriodismo en Ocotlán desde la academia
Artículo siguienteDictámen de admisión de la UdeG