Semillas destinadas a otras tierras

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    Entre alguna de las opiniones que se tiene de nosotros, los jóvenes, es que solo servimos para responsabilidades de orden menor, a causa de nuestra inmadurez, falta de experiencia y sobre todo, porque originamos problemas.
    Los jóvenes, como cualquier otro sector, somos inquietos y curiosos por naturaleza, queremos experimentar, conocer, aprender, es decir, queremos vivir.
    Algunas veces nuestras actitudes son malinterpretadas y nos consideran rebeldes y vándalos. Otras nos creen inadaptados sociales, pero lo único que pedimos es que nos den la oportunidad de crecer.
    Somos igual que los demás. Tenemos necesidades: de un trabajo, una entrada monetaria que mengí¼e nuestras carencias, de ser comprendidos y aceptados.
    Hace tiempo me sometí a una entrevista con el fin de obtener un trabajo. Sabía e hice lo que me pidieron, pero la respuesta fue un “luego te hablamos”.
    Díganme ustedes cómo se sentirían ante tal situación. Uno pone todo su esfuerzo para estudiar alguna disciplina, para que luego de años de preparación, tenga que salir a buscar trabajo en otro país, porque en nuestra tierra natal no lo hay.
    La tierra de donde somos nos ha proporcionado los nutrientes para dar frutos en otro lugar, en otro sitio ajeno a nuestras raíces.
    En días pasados leí en Gaceta Universitaria acerca de este problema, que pronto viviré. Unos compañeros ya tienen pensado irse.
    Eso no es motivo para que me sienta decepcionado. Lo que no me agrada es que lo hacemos porque en esta tierra no encontramos trabajo.
    El problema radica en que nuestro país produce buenas semillas que podrían enriquecernos, pero los beneficiados son otros, o sea, exportamos nuestros mejores frutos, humanos y naturales.
    Somos fuente de materia prima renovable e irrenovable para los países desarrollados que nos venden sus productos de una manera coercitiva. Tal es el caso de la nación con la que tenemos un supuesto tratado sujeto a reglas imparciales.
    ¿Hasta cuándo seremos capaces de comprender que compramos aquello que antes exportamos?

    Roberto Ascencio Zaragoza,
    estudiante de ingeniería industrial, CUCEI.

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