Rotunda prosa de poeta

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    Rainer Maria Rilke, el poeta de Elegías de Duino y las Cartas a un joven poeta, mantuvo durante su corta vida una extensa correspondencia con distintas personas, sobre todo con su amante Lou Andreas-Salomé. Las cartas escritas por el rapsoda dan cuenta de una singularidad poco frecuente, y nos ofrecen la oportunidad de observar a un ser inspirado, ejemplo de una constante iluminación verbal. En verso y en prosa, Rilke siempre mantuvo una intensidad sostenida y sorprendente. Parecería que su lirismo estuvo en todos los instantes de su existencia como si se tratara de un vértigo disfrutable. Leerlo otorga la sensación de saber que Rilke, en su escritura, nunca tocó la tierra: su andar fue a través de las nubes. La escritura de sus obras son una delicada y frágil brisa de viento de un día de verano.
    Octavio Paz, con poca frecuencia —como guardando el elogio de su diamante para la mejor ocasión—, expresó de la prosa de algunos narradores que tenían “prosa de poetas”. El dicho es de tomarse a consideración, pues es grande proviniendo del autor de uno de los más bellos libros escritos en castellano, ¿íguila o sol?, del cual después de su lectura podría devolverse el enaltecimiento al propio Paz. Hacerlo podría parecer insignificante tratándose de uno de los más altos poetas de nuestra lengua; sin embargo no es así. El breve libro no está escrito en verso, como todos saben, sino que su contenido en tres estancias está hecho de una hermosa prosa lírica acorde a la altura de los libros de Rilke, Nerval o Baudelaire, de quienes es seguro el poeta de Mixcoac habría hecho la aclamación de su prosa.
    A la breve lista se podrían agregar los nombres de Ramón López Velarde, José Lezama Lima, Anaí¯s Nin y José Martí. Textualmente, Paz envió su quizás última aprobación en un artículo escrito en 1984, publicado en la revista Vuelta: “La prosa de Gimferrer —dijo— es prosa de poeta”.
    Se refería a la novela Fortuny.
    Publicado en 1951, ¿íguila o sol? es uno de los dos libros de poemas de Octavio Paz escritos en prosa. El otro es El mono gramático, que linda entre el poema y el ensayo, entre la prosa reflexiva y el encanto del lirismo. Se podrían agregar a la lista La hija de Rappaccini y El arco y la lira, pero sería injusto: el primero es una obra dramática y el segundo un libro teórico sobre el arte de la poesía… el único libro en prosa poética y de poemas en prosa es ¿íguila o sol?
    La escritura del poeta y ensayista siempre lindó entre la reflexión y el concreto lirismo. Una gran parte de sus ensayos podríamos considerarlos, sin lugar a dudas, poemas. Sólo en ¿íguila o sol? Paz es un poeta que narra y escribe poemas en prosa y, en su primera estancia “Trabajos del poeta”, canta y reflexiona a la vez. En la segunda parte “Arenas movedizas”, narra y canta. Y la última parte, que da el nombre al libro, lo que hace es cantar y con su voz de enorme poeta, celebrar motivos autobiográficos que van de la infancia y hasta la madurez.
    Poco frecuentado en México, el poema en prosa deriva de las creaciones de Charles Baudelaire, a quien se le atribuye el invento de la modalidad y es uno de los más elevados exponentes. No hay cercanía a Baudelaire en ¿íguila o sol?; encuentro un mayor acercamiento a los textos en prosa de López Velarde que a los del francés. Cercanía y alejamiento. Distancia y asimilación. Homenaje y reto.
    Alguna vez Paz se quejó de que los antologadores de cuentos nunca hubieran considerado a los textos de “Arenas movedizas” entre las narraciones breves de nuestro país. Su queja tuvo respuesta hasta pasados los años, cuando en una colección de Alianza Cien, aparecida en los años noventa se publicaron con temor los relatos de “Arenas movedizas” en una edición que los declaraba como cuentos. No obstante, los temerosos editores se sintieron obligados en colocar allí mismo a La hija de Rappaccini como complemento.
    ¿íguila o sol? contiene la mejor prosa de un poeta que siempre cantó y reflexionó. Una línea de uno de los relatos nos dice: “Quizá la dicha es como la espuma de la dolorosa marea de la vida”.
    La frase nos revela el ascenso y descenso de una moneda en el aire: ¿Qué caerá? ¿íguila o sol?

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