Rodrigo Arana

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No se alcanza a ver, pero detrás de esa gorra, de esa barba de candado y ese cuello gris de chamarra deportiva, cuelga una coleta de cabello ondulado. Crisis de la edad sí o no, Rodrigo Arana dice que es la última de tantas idas y venidas a la melena larga desde que a los catorce empezó a hacer de la fiesta su mundo. Eran noches legendarias, dice. Servía la barra, caían redadas policiacas, hacía pininos en la pinchada de discos y tenía bien atacada la ciudad con esténciles y aerosol. Ahora que se adentra en la tercera década, es un tipo ordenado: trabajo administrativo de tiempo completo y todo, se las arregla para dedicarle religiosamente una hora a la música. No quedan atrás el dub ni el rap ni el baile ni el ritmo impresionante de una cerveza tras otra en un café cualquiera apenas bien caído lo oscuro; al contrario: como “Bandido” toca este viernes junto a Jack’s Son y Nebula 3 en el Salón Púrpura (Juan Ruiz de Alarcón 233), en un par de semanas edita un EP para Idian Gold Records y dentro de un mes lanza la compilación de remixes Electric soul. Mientras tanto, The Copy Violators, su otro proyecto junto a Eduardo Martínez, sigue armando nuevos beats pero lejos de los escenarios.

Garage
La música que hago es mi medio de expresión. También lo que pinto o hago más en el campo del diseño. Pero mi interés nunca ha sido mucho estar publicando. En la época de Myspace así comencé. Ahora que ya no funciona y hace como dos años (o más) que no lo checo para nada, no lo extraño, la verdad. Extraño sus consecuencias, como ese año entero en que The Copy Violators tocaban cada fin de semana. Pero la verdad es que ya no aguantamos el ritmo y nos aburre dedicarnos a vendernos. Fue un buen hit local. Seis años después, seguimos produciendo música, pero sólo para nuestros oídos, o para algunas raras invitaciones.

Fiesta
Las cosas han cambiado mucho desde aquellas fiestas por Pedro Loza o por Morelos arriba de lo que era El Antillanos. La gente de mi generación las recuerda muy bien. Sin esas fiestas probablemente no me hubiera enganchado tanto a la música electrónica, el IDM, el rap, el trip y el hip hop más abstracto. Y no hubiera conocido la facilidad de adquirir y manipular el software para hacerla. Porque más allá de algunas clases de guitarra o batería, aprendí música yo sólo con esos programas, picándole. Ahora la fiesta está más segmentada. Tal vez tanta información y el hecho de que existen miles de bandas ha hecho que ya no convivan diferentes tipos de gente. Entonces te encontrabas igual a un chico con mohicana que a uno trajeado recién salido de la oficina bailando en la misma fiesta. Ahora los públicos son fragmentarios, muy especializados.

Tiempo
íšltimamente me he dedicado más al remix porque la verdad es más fácil que componer un track original. Por el tiempo, más que nada. Además, por darle gusto a la gente que le gusta tanto esta onda. Lo noto porque me va muy bien cada que cuelgo uno en el Soundcloud. La verdad la música siempre ha sido un hobby. Que me gusta mucho. Que me dejó muchas cosas buenas y algunas malas. Muchos viajes aquí cerca (a Aguascalientes, León, Lagos, San Luis…), cervezas gratis, un poquito de varo y mucha fiesta. Una triple fractura en la pierna por aventarme de un escenario bailando con los Fancy Free justo antes de tocar con los Copy (que ya no tocaron). Y de ésas hay muchas.

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