Riesgoso entusiasmo del presidente

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    Durante su Informe presidencial, Felipe calderón Hinojosa, lanzó un speech triunfalista en contra de los integrantes de la amplia banda delincuencial del crimen organizado de México. Quienes tuvimos oportunidad de escucharlo, lo primero que percibimos fue una especie de declaración de guerra a esas bandas que, de algún modo, son fantasmas que dañan a toda la sociedad. La “elocuencia” de Calderón, a más de uno de los que veíamos y escuchábamos, nos enfrío la sangre, pues su reto a los delincuentes podría ser delicado, ya que lanzó el presidente un reto acalorado y entusiasta por el solo hecho de haber atrapado a la “Barbie”, un sicario de baja monta, pero hasta ahora nada se sabe del capo mayor: el Chapo Guzmán, quien en verdad es el líder y el “jefe de jefes”.
    Si en algún momento se sale de control el reto enviado por Calderón a los maleantes, quienes sufriremos las consecuencia —ya las sufrimos— somos todos los mexicanos, pues ya hay una guerra declarada entre el Narco y el Gobierno, pero la sociedad que permanece atónita y al margen —pues no desea más violencia en el país, en los pueblos, en las ciudades y en todo el país, como ocurre y nada se remedia. Vendrán más muertos, es verdad, pero ¿y se sale de control los restos de seguridad que existen en México? ¿Qué se hará? ¿Qué hará el presidente? ¿Deponer el gobierno en el Ejército? ¿Permitir una intervención del gobierno de Estados Unidos? ¿Ayudar a quienes les maten a sus familiares? ¿Qué hará?
    Hasta ahora Calderón no ha vislumbrado un plan. ¿Lo tiene o sólo con sangre inocente derramada se calmará este cáncer de violencia? Ojalá que pronto Felipe Calderón dé luces claras de gobernalidad. Esperemos que ya se aleje de los discursos triunfalistas, lo que hace falta es gobernar y lograr la paz social…

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